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VÍCTOR, EL NIÑO SALVAJE DE AVEYRON

La idea de que un niño necesita exposición a la sociedad para aprender lenguaje ya fue expresada por Itard en 1894, y domina la literatura sobre patología del lenguaje desde los años 30.

En 1801, se encontró en unos bosques de Francia a un niño desnudo y errante, que había vivido sin cultura, solo en el mundo, arreglándoselas como podía. El hallazgo de este niño, al que llamaron Víctor, fue bienvenido por la ciencia y la filosofía, ya que podía responder a muchas preguntas a cerca de cómo somos realmente, si es cierto que tenemos ideas innatas, y si en verdad el hombre es social por naturaleza. Para intentar responder a estas preguntas muchos médicos, filósofos y gente de la cultura se interesaron por el caso, pero quien en verdad llevó todo el proceso fue Jean-Marc-Gaspard Itard, un médico de 26 años, interesado en la naciente ciencia de la “medicina mental” o psiquiatría.

El joven Itard fue el encargado de llevar todo el proceso de estudio y educación de Víctor, un joven de unos 11 o 12 años, que según los estudios de muchos grandes pensadores, era un autentico animal y además presentaba signos de una discapacidad psicológica y que por tanto no cabía la posibilidad de ser educado. Itard no compartió esta opinión desfavorable, afirmando que no era posible determinar el grado de inteligencia y la naturaleza de las ideas de un adolescente que, privado desde su infancia de toda educación, había vivido completamente separado de los individuos de su especie. El muchacho era, escribió Itard, “un niño desagradablemente sucio (...) que mordía y arañaba a los que se le oponían, que no demostraba ningún género de afecto por quienes lo cuidaban, y que se mostraba indiferente a todo y atento a nada” (Lane, 1976, p. 4)

 Para intentar mejorar estas aptitudes, elaboro un plan de trabajo, en el que intentaría:

• Vincularlo a la vida social  

Hasta el momento su vida se reducía a cuatro cosas, dormir, comer, no hacer nada y correr por el campo. Itard lo acompaña de paseo, y le da todo aquello que él necesita para ser feliz, pero se dio cuenta que tenia que dar un paso más, no podía seguir así, ya que Víctor no avanzaba casi en su educación.

• Despertar la sensibilidad de sus sentidos

Refiriéndose al tacto, sentía indiferencia entre el frío y el calor, lo mismo salía desnudo a la nieve que cogía un brasa hirviendo sin el mínimo indicio de dolor. Podía dormir tranquilamente en sus excrementos sin ninguna reacción. El oído era lo que más insensible parecía, ya que después de disparar un arma cerca de él, ni se inmutó, aunque si reaccionaba al oír el sonido de romper una nuez, ya que estas le gustaban. Su vista parecía más la de un animal, ya que no era capaz de fijarla en nada.

Para intentar desarrollar estos sentidos, usó técnicas, como darle baños en agua caliente para así despertar su sentido del tacto, con lo que logro grandes resultados. También se las arreglo para mejorar su olfato, consiguiendo así la sensibilidad necesaria para llegar a estornudar, cosa que nunca había hecho. El gusto lo desarrollo hasta tal punto que ya no comía nada que estuviese sucio ni poco hecho. Itard se dio cuenta de que le podía desarrollar el tacto, gusto y olfato, pero no el oído y la vista, ya que eran mucho más complejos.

Lo hacia sufrir con estas pruebas, pero también se ocupaba de que fuese feliz, jugando y dándole cosas que le gustaban.

• Ampliar su mundo dándole nuevas necesidades y relaciones

Éste fue un objetivo muy difícil, ya que Itard tuvo que encontrarle un placer y hacer de él una necesidad. Esto lo consiguió con las comidas, y a partir de ahí, empezó a estudiar sus reacciones. Cada vez que iban comer fuera, Itard se vestía elegante, y a partir de detalles como éste, Víctor ya lo notaba. Aunque parezca una tontería, ya que incluso un perro es capaz de eso, fue un avance muy importante, ya que al inicio nadie podía negar que su inteligencia era inferior a la de un animal de compañía. Demostró afecto, especialmente hacia el ama de casa de Itard, la señora Guérin, al igual que emociones de orgullo, vergüenza, remordimiento y deseo de complacer.

• Provocar el uso de la palabra mediante la necesidad

Este apartado fue un autentico fracaso, ya que se lograron muy pocos avances. Se sabía que Víctor no era sordo, ya que era capaz de oír el más mínimo sonido de algo que necesitase o que le gustase, aunque hacia lo demás mostraba indiferencia. Pero para hablar no solo hay que escuchar, sino también articular sonidos, cosa que consiguió tras muchos esfuerzos. El primer sonido que emitió fue lait, leche en francés, pero no la pronunciaba por necesidad como Itard quería, sino por relación; para haber tenido éxito, tenía que haber pronunciado antes de recibir, y así mantener una comunicación. De esta manera consiguió algunos avances, aunque insignificantes, y una de las razones por las que quizás no aprendía era porque no lo necesitaba, todas sus necesidades se resolvían de forma fácil mediante gestos, así que no necesitaba aprender a hablar para hacer lo que quisiera. Aparte de algunos sonidos vocálicos y consonánticos, nunca aprendió a hablar. Además, se mantenía totalmente centrado en sus necesidades y deseos y, como lo admitió Itard en su informe final, nunca pareció perder su vivo anhelo “por la libertad del campo abierto y su indiferencia a la mayoría de los placeres de la vida social” (Lane, 1976, p.160).

• Ejercitar las operaciones más simples del espíritu sobre los objetos

Itard intentó por todos los medios mejorar las capacidades comunicativas de su paciente, y para ello ideó multitud de juegos y ejercicios que le obligaban a pensar. Estos ejercicios consiguieron grandes avances y demostraron la capacidad de pensar de Víctor.

Los métodos que Itard utilizó, con base a los principios de imitación, condicionamiento y modificación del comportamiento, lo posicionaron a la vanguardia de su época y lo llevaron a inventar muchos mecanismos de enseñanza que aún se utilizan. De hecho, Itard depuró las técnicas que había usado con Víctor, convirtiéndose en un pionero de la educación especial.

Aunque Itard trabajó sin cesar durante 5 años con el niño, éste adquirió muy pocas habilidades e Itard concluyó que sus esfuerzos habían sido sumamente infructuosos. Al concluir el estudio, Víctor  -que ya no fue capaz de valerse por sí mismo, como lo había hecho en la selva- se fue a vivir con la señora Guérin, recibiendo una remuneración del gobierno francés por cuidarlo, hasta su muerte en 1828 cuando tenía alrededor de 40 años.

Los escritos de Itard sobre el caso fueron utilizados por el cineasta francés François Truffaut para hacer la película L'enfant sauvage. La figura de Víctor, en el filme de Truffaut, refleja exactamente la fascinación que los “salvajes” ejercen sobre los "civilizados" y plantea el debate sobre cómo educarlos.

                                

Dr. Itard          La película: El Pequeño Salvaje

Keywords: niño salvaje, Itard, educación