Psicología y miedos

Noemí Álvarez Boyero y Lorena García Boyero

Al final se trata de enseñarle a esa persona que existen ciertas habilidades o estrategias que le van a ayudar a ella misma a cuidarse y a resolverse. Nosotras lo que hacemos es capacitarlas para que sepan poner en marcha estos recursos cuando se encuentren con cualquier dificultad.

Péndulo: Estamos aquí con Noemí Álvarez Boyero y Lorena García Boyero, dos psicólogas del gabinete malagueño ITIPA (Instituto de psicología integral y traumaterapia). Ambas psicólogas con amplia experiencia, Noemí dirige el gabinete desde que lo abrió hace más de una década, y Lorena es la responsable del Área Infanto-Juvenil de la consulta. Este mes El Péndulo habla con ellas para conseguir una buena visión del ámbito de la Psicología y la naturaleza de los miedos y las fobias. Buenas tardes a las dos y muchas gracias por estar aquí. ¿Podríais presentaros y hablarnos un poco sobre vuestro centro, ITIPA?

Lorena: ¡Hola buenas! Vamos a presentarnos un poco. Nosotras somos seis compañeras, que trabajamos en el gabinete que fue abierto por Noe en 2011, al que se han ido incorporando todas hasta las que estamos ahora. Cuatro nos centramos en adultos y el resto en infantojuvenil. En cuanto a nuestro día a día, yo por la mañana me dedico a trabajar con padres y adultos y por la tarde con adolescentes y niños. Además estoy en una asociación de altas capacidades, ASA Málaga, en el que realizamos talleres para niños y formación para padres.

Noemí: En la consulta, así en general, lo que hacemos es atender de forma tanto individual como grupal. Otra cosa importante de nuestro trabajo son las revisiones; nos juntamos todo el equipo y nos apoyamos entre nosotras, si tenemos dudas o dificultades en algún caso o cuando tenemos que coordinarnos porque llevamos por separado cada parte de una pareja o familia.

P: Ambas, además del gabinete, formáis parte de distintas asociaciones y contribuís en eventos...

N: Sí, nosotras recibimos formación a través de la asociación EMDR. En mi caso yo también colaboro con el Máster de la Universidad de Fisioterapia, en relación con el dolor crónico de suelo pélvico; además colaboro puntualmente con ASA Málaga. Soy vocal en el Colegio de Psicólogos en el área de clínica sanitaria. A veces también somos tutores en prácticas de alumnos de másteres. Algo importante que hacemos es formación propia, en ITIPA queremos ir adaptándonos a los tiempos; las cosas van cambiando y hay que saber lo que está ocurriendo, ir leyendo... Y saber de actualidad, porque muchas de las leyes que salen pueden afectarnos en nuestro día a día.

L: Eso de la formación es importante; tanto recibimos como damos. Hemos participado también en congresos, como en el que irá Noe de Argentina sobre AACC. Nuestro día a día al final es estar en el gabinete y en su rutina y de forma puntual supervisar y formar. Yo colaboro activamente en ASA Málaga.

N: Bueno, y a ti Lore te llama de vez en cuando la radio...

L: Ya me estoy haciendo experta con los 10 minutos que me dan. La última era de adaptación de los niños a la escuela infantil. Y bueno ya tenemos Instagram y todo, estamos hechas unas todoterreno [risas].

P: Hablemos de vuestro día a día. ¿Tenéis que lidiar a menudo con ideas preconcebidas sobre el mundo de la Psicología?

N: Nuestro campo es en el que existe un mayor tipo de intrusismo, porque la gente piensa que esto es simplemente acompañar y charlar; son muchos los que dicen “psicólogos somos todos”. La formación que nosotras hacemos suele ser con profesionales, así que no pasa tanto, pero en AACCII (Altas Capacidades Intelectuales) se suelen tener ideas que no son reales.

L: Se cree en algunas familias que la intervención es solo con el niño/a. Cuando lo traen no entienden que ellos también tienen que hacer un trabajo personal, no simplemente ver una charla TED y listo. Es importante distinguir que la labor de un psicólogo no es simplemente escuchar, y que tampoco es dar los consejos y soluciones a nuestros problemas, como si fuésemos el oráculo de Delfos, con la verdad absoluta [risas].

N: También se ponen de moda los trastornos o conductas. Hubo un tiempo en el que había una serie de televisión muy famosa en la que había una chica con bipolaridad, y se puso de moda el decir “soy muy bipolar”, como si simplemente fuese tener cambios de opinión o ser emocionalmente intensos. Ahora también con las emociones negativas está Mr. Wonderful, ¡parece que tenemos que estar súper contentos todo el rato!

Hay que tener en cuenta que las emociones negativas bien gestionadas nos sirven hasta para ayudarnos a prevenir patologías. Ante un duelo, por ejemplo, hay quienes nos dicen “ahora no te vayas a venir abajo”, cuando es completamente normal pasar por un momento en el que se pasa por una sintomatología parecida a la depresión, hasta que tu cabeza se vaya adaptando y se cure. En la calle es normal que la gente bienintencionada continuamente repita al doliente que se tiene que animar y salir. Parte de lo que hacemos se trata de esto, de psicoayudar, a comprender cómo funciona realmente el cerebro y qué esperar de él según el estado en el que nos encontremos.

P: Trabajar con personas que tienen serias patologías o han pasado por situaciones traumáticas debe de ser agotador mental y emocionalmente. ¿Cómo hacéis para que no os sobrepase?

N: Nosotras trabajamos en un campo en el que muchas de las personas tratan con temas complejos, entonces cuando tenemos que intervenir aquí, en temas traumáticos incluso, de abusos y agresiones, lo ideal es que se haga en equipo. Son importantes las supervisiones externas con otros profesionales, y un trabajo personal de terapia para estar estables. Aún así, nuestro trabajo es chulo, porque aunque escuchamos cosas malas, también vemos todos los días a gente que sale para delante y personas que empiezan a permitirse a sí mismas asumir riesgos. En general, aunque es un trabajo que requiera cuidado y soporte, es muy chulo, ¿tú cómo te cuidas Lore?

L: Pues a mi me parece genial lo que has dicho. Todo esto al final es un proceso, algo importante es que para poder ayudar a los demás hay que conocerse bien a uno mismo y saber tus límites. Hay casos que no podemos coger porque toca temas muy personales y derivamos a otros profesionales.

Al final algo importante es creer mucho en la resiliencia, en la capacidad que tenemos las personas de salir adelante a pesar de la adversidad con sus propios recursos.

Eso es lo que hacemos, dar recursos y confiar, entendiendo que somos una parte de esto, que no podemos salvar a la gente, algo que me pasaba al principio. Somos parte del engranaje y es un proceso bonito.

N: Al final se trata de enseñarle a esa persona que existen ciertas habilidades o estrategias que le van a ayudar a ella misma a cuidarse y a resolverse. Nosotras lo que hacemos es capacitarlas para que sepan poner en marcha estos recursos cuando se encuentren con cualquier dificultad. Es importante el factor emocional, el servirles de apoyo y vincularse con ellos, pero no podemos perder de vista que no somos nosotros los que podemos hacerles el trabajo.

P: Ya que nos encontramos en octubre y la temática de este número de la revista es Halloween, contadnos cómo surgen los miedos en las personas.

L: Yo trabajo en infantojuvenil, así que tengo muchos casos de niños con miedos que no saben gestionar, y que se pueden transformar en fobias. Es una emoción difícil de controlar sobre todo cuando somos más pequeños y no la conocemos. El miedo es una reacción primaria, muy instintiva.

N: Como adultos también hay personas que no les gusta esta emoción y les genera rechazo.

L: Exacto, cuando yo escucho a algunos adultos pienso que todo tiene que ver con no haber aprendido ciertas cosas cuando somos pequeños, pues si nuestra relación con ciertas emociones hubiera sido mejor por entonces, ahora contaríamos con esos recursos. La cuestión; el miedo es una emoción, y como todas, cuenta con una función adaptativa, sobre todo de avisarnos del peligro y protegernos. Hay miedos que cambian con el tiempo; los niños pequeños cuentan con los evolutivos, que son aquellos que desaparecen con los años. Por ejemplo, el miedo a los desconocidos se desarrolla con nueve meses, a los tres años el miedo a la oscuridad, fantasmas o serpientes.

N: Al fin y al cabo es totalmente adaptativa; si no sentimos miedo, imagina la de cosas terribles que podrían pasarnos. Hay personas que no saben lo que es sentir miedo, y es muy complicado conseguir que sobreviva alguien sin esa emoción. Recuerdo una señora con la que trabajé a la que le habían robado varias veces en el mismo sitio, y yo le preguntaba cómo era posible que siguiera pasando por ahí. “Es el camino más corto”, me decía. El miedo no es solo algo incómodo, sino muy importante para la supervivencia.

L: Normalmente empezamos a sentir miedo porque no hay un buen acompañamiento por parte de quienes nos cuidan. Si vemos como adultos que unos miedos no afectan realmente al niño, muchas veces no le damos la importancia que tienen para ellos. Los cuidadores a veces no saben cómo ayudar y pueden agravar el problema, produciéndoles a los niños la respuesta de dejar de pedir ayuda; el origen de que nos caiga mal el miedo.

N: Claro, como no saben cómo calmarlos, es incluso peor, porque les meten en la cabeza que no deberían estar sintiendo esa emoción, lo que contribuye a que asocien el miedo como algo negativo.

P: ¿Y cuál es la razón de que haya gente a la que le guste enfrentarse a situaciones que provocan miedo, como por ejemplo, casas del terror o montañas rusas?

L: Bueno yo creo que aquí hay muchas interpretaciones. Hay personas que sienten mucha atracción hacia el riesgo, y el miedo lo tratan como algo divertido, como una sorpresa hacia lo desconocido. Después hay personas más sensibles que tienden hacia un perfil más fóbico. El rechazo y la evitación es la base de las fobias.

N: Al final es el efecto rebote de las endorfinas, que surgen cuando sabes que estás seguro, y somos un poco adictos a esos chutes, esos subidones.

P: ¿Se generan las fobias a partir de los miedos?

L: Si en su momento no se gestiona bien el miedo, se genera un mal recuerdo y la persona tiende a partir de ese momento a anticipar lo que va a pasar, generando conductas de evitación, que es lo que define a una fobia. Existen las fobias específicas, que son reacciones intensas de rechazo por profundo malestar, con un componente fisiológico como dolores, taquicardia, sudores, además de una parte cognitiva, ya que el cerebro empieza a distorsionar ideas, lo que hace que cada vez sea más difícil enfrentarse a ese peligro. Estas son las más comunes, y podemos enfrentarnos a ellas poco a poco. Muchas de las personas reconocen que no tiene sentido sentir miedo en esas situaciones, pero se tratan de respuestas involuntarias que necesitan tratamiento.

P: Entonces, la diferencia entre fobia y miedo es el modo en el que se externaliza, ¿no?

N: La diferencia es el grado de afectación en la vida de la persona, sumado al componente activo de evitación. El intentar predecir dónde puede estar aquello que me genere malestar, y el tener una respuesta emocional desproporcionada. Son componentes que interfieren en tu vida cotidiana.

L: Eso es una constante en nuestro mundo, cuando una persona tiene un problema que le impide tener una vida funcional, es entonces cuando sospechamos que ahí hay una base en la que tenemos que trabajar, que no se trata de simplemente un miedo. Es algo que te limita.

P: Habéis comentado que muchas de las fobias se generan debido a que no se trabajan correctamente unos miedos iniciales pero, ¿pueden existir fobias heredadas, de las que desconozcamos su inicio?

L: Estos pueden tratarse de miedos copiados, si tus progenitores por ejemplo tenían ese miedo, es normal que actuemos como ellos lo hacían.

N: En efecto, ese es un tema interesante, porque también puede ser un miedo antropológico. El que le tengamos miedo a las cucarachas o a los gusanos puede estar relacionado con una huella que mantenemos. Porque los prehistóricos, como no podían distinguir de primera mano si algo era insalubre, instintivamente se desarrolló ese asco para alejarnos de la podredumbre.

P: ¡Qué curioso! Ya por último, ¿podríais darnos consejos prácticos de como afrontar estos miedos y fobias?

L: Pues de cara a los lectores, decir que si alguien se siente identificado, es importante hablar con profesionales, no solo Google. Es importante para gestionar cualquier emoción intensa el conocer cómo funcionan las emociones en el cuerpo. Aprender a tener algún recurso de calma, como la respiración, para poder parar la cabeza y no irse a lo peor.

Entender que las emociones son avisos que nos da nuestro cuerpo que llegan, nos informan y al rato se van; solo hay que esperar.

L: Hay que aprender a hablar con ellos, para entender que es normal sentir como lo hacemos. El darle sentido a lo que nos pasa, el darle importancia a cómo nos encontramos y darnos tiempo para comprendernos. En parte hay que normalizarlo, porque todos sentimos igual, y compartimos experiencias comunes de las que todos podemos aprender.