Este debe
partir de la recogida de información exhaustiva para su profundo análisis. La
valoración específica del déficit visual la deben hacer los especialistas
médicos que explorarán, entre otras variables, las siguientes:
La agudeza visual.
Campo visual.
Cromatismo.
Fondo
de ojos.
En
el campo educativo nos interesa la valoración psicopedagógica, que debe partir
del conocimiento de las causas de la deficiencia visual y, en todo caso, del
momento del desarrollo. Las áreas a explorar son:
1.
Afectividad:
Especialmente, las áreas emocional (control e inteligencia emocional) y motivacional (autoconcepto,
autoestima, autoeficacia y control de la ansiedad).
2.
Aptitud cognitiva y verbal:
Sobre todo, el desarrollo intelectual general y factorial, la memoria, la
atención y el desarrollo del lenguaje, en sus vertientes comprensivas y
expresivas.
3.
Actitudes socio-relacionales: Partiendo del ámbito
familiar, escolar, amigos y juegos.
4.
Personalidad:
Diferenciando y respetando sus rasgos distintivos: control – no control
emocional, introversión – extraversión y neuroticismo
– paranoidismo.
5.
Psicomotricidad:
Lateralidad, esquema corporal, estructuración espacial
y temporal, etc.
6.
Rendimiento académico:
Especialmente, el área del lenguaje.
7.
Sentidos:
Sobre todo, tacto, olfato y oído.