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Filosofía en presente
Reflexiones sobre nuestro tiempo |
Vivimos una época de cambios agitados. Un lánguido declinar se cierne sobre todo lo que conocemos y el advenir se torna inquietante. Pero el lenguaje nos salva de un naufragio.
Nos concentra para irradiar, al tiempo que logra extraernos excéntricamente de nosotros mismos. Pensar el ocaso de nuestro mundo requiere este ocaso personal en favor de la palabra y de las luces de aurora que ella quisiera congregar. |
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¿Qué son las patologías de civilización? El nuevo malestar en la cultura |
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Stultifera Navis. Grabado en madera de 1549
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En
este lugar, querido lector, se ha propuesto más
de una vez pensar nuestra crisis actual más allá
de la mera crisis económica y política.
Se trata (apostamos por ello) de una crisis del espíritu
cultural de Occidente, entendiendo por "espíritu
cultural" el subsuelo sobre el que reposa toda
política y, en general, toda praxis de una colectividad,
a saber, el conjunto de fuerzas entrelazadas que portan
una visión del mundo, un modo de hacer (modus
operandi), una forma de vida (modus vivendi) y
una orientación valorativa o vivencia de lo éticamente
deseable (ethos), elementos entretejidos e invisibles,
es decir, no directamente observables.
En la medida en que el espíritu cultural porta
también un plexo de actitudes emocionales (pathos)
trans-individual, puede decirse que la crisis de Occidente,
su ocaso presente, implica un malestar. Tal
malestar es clandestino, se nos oculta y vibra como
un sordo rumor de fondo. Es experiencia de vacío
y de las múltiples y variadas formas en que esa
experiencia se encarna, dando lugar -como hemos propuesto en El ocaso de Occidente, a patologías
de civilización. Pero ¿se puede hablar
de "patologías" de un colectivo entero?
La nave de los locos. El Bosco (1503-1504) |
Hay, en efecto, patologías de civilización; y nuestro presente es la época en la que, alcanzada una globalización o mundialización, tales patologías emergen y se expanden. Una afirmación así hay que tomarla con
cierta precaución. La enfermedad cursa temporalmente
y puede llegar a desaparecer tras un periodo de convalecencia,
lo que quiere decir que sería inadecuado atribuirle
a su diagnóstico un espíritu catastrofista
y, peor aún, adivinatorio o hechiceramente ocultista.
Muy al contrario, tal diagnóstico pretende ser riguroso, lo consiga
o no, al enjuiciar nuestro presente occidental.
Pero ¿qué significado posee este tipo de enfermedad, la civilizacional?
¿Acaso pueden sufrir dolencias las culturas o
las sociedades como en el caso de los individuos? La
respuesta es que sí, por sospechoso que parezca.
Y esto se ha subrayado, tanto desde la filosofía,
como en el campo de la psicopatología y de la
sociología. |
El sueño de la razón produce monstruos, Francisco de Goya, 1799 |
La mayor parte de las corrientes filosóficas
del siglo XX se han movido en este juego de lenguaje
cuando han diagnosticado nuestra actualidad. He aquí
algunos ejemplos:
1) Los potentes estudios de Th. W. Adorno, M. Horkheimer,
H. Marcuse o Walter Benjamin, todos ellos pertenecientes
a la Escuela de Francfort, convergen en encomendar a
la Teoría Crítica la tarea de
desenmascarar patologías. En esta línea
ilustrada, la enfermedad está referida a la racionalidad
que subyace a la totalidad de lo social contemporáneo,
como sistema de lo que llamaron sociedad administrada.
Sus aspectos morbosos fueron considerados desde ese
punto de partida como formas de depauperación
de la razón autónoma, devenida estratégico-instrumental
bajo el yugo de mecanismos pre-conscientes y supraindividuales
que, amparados en su invisibilidad inmediata, se convierten
en mecanismos capaces de dirigir ciegamente la praxis
colectiva. El campo social en su totalidad estaría, según esta óptica, atravesado por una racionalidad instrumental o racionalidad de medios, de acuerdo con la cual no hay fines humanos que valgan en sí mismos, sino solo fines pragmáticos de utilidad o eficacia. La razón abandona el ideal ilustrado de proporicionar al hombre libertad y autonomía, de manera que se entiende, restrictivamente, como la inteligencia que descubre los medios más adecuados para metas asumidas socialmente sin reflexión. Las valoraciones de los frankfurtianos sobre el estado de salud
de nuestro presente occidental fueron tan pesimistas
que se sintieron incluso tentados a concluir que ni
siquiera sus propios descubrimientos terapéuticos
podrían lograr algún avance, por lo que
se mantuvieron en la trágica tensión de
una esperanza desesperanzada o desesperanza
esperanzada.
Sus seguidores no abandonaron este lenguaje. Para J.
Habermas, la colonización del mundo de la
vida por la racionalidad estratégico - instrumental
constituye el drama que penetra hoy el completo espectro
de la base social, alimentando patologías intersubjetivas.
K.-O. Apel, que forma con él una yunta filosófica,
no duda en poner la teoría de la acción
comunicativa al servicio de una "autoterapia de
la humanidad". Y el que parece hoy erigirse en
adalid de una tercera generación francfortiana,
Axel Honneth, toma actualmente el relevo en esta misma
orientación, hablando de "patologlas de
la razón". |
El grito (1893), Edvard Munch . |
2) Más dificil se antoja imaginar dictámenes
paralelos en las filosofías no ilustradas o de
ascendencia contra-ilustrada. Sin embargo, los dos grandes
maestros en el examen del nihilismo, F. Nietzsche y M. Heidegger,
lo han hecho de forma tal que sus reverberaciones llegan
hasta hoy.
El nihilismo es para ambos, si generalizamos, el fenómeno
fundamental de nuestra época al nivel globalizado
del mundo de la vida. Se trata de una decadente
negación de la vida (según el primero)
que contrarresta la voluntad de crecimiento y expansión
de los pueblos mediante fuerzas reactivas, fuerzas generadas
por la impotencia y creadoras de valores al servicio
de la temerosa huída del mundo. En el caso del
segundo, el fenómeno se refiere a lo que denomino "olvido del ser", una reducción
del ser al carácter de una nada vacía,
lacra que se extiende en el presente bajo la forma de
una comprensión técnica del mundo tendente
a convertir todo lo que existe en objeto al servicio
del arbitrario dominio del hombre, que anda, así,
desarraigado como un ser-sin-mundo. Pues bien,
ambos han relacionado el nihilismo con la enfermedad
de Occidente. Nietzsche llamó a esta decadencia
nadificante expresamente "enfermedad". No
extraña que se considerase a sí mismo
un filósofo-psicólogo y que identificase
los efectos del nihilismo como fenómenos mórbidos.
No en vano se lo ha llamado médico de la
civilización y se ha enaltecido su obra,
junto a la de Freud y la de Marx, como un magnífico
arte de terapéutica y de curación que
en el siglo XIX reemplaza a las técnicas de salvación.
Por su parte, Heidegger ha entendido nuestra época
como consumación del nihilismo y a este último
como agente patógeno que genera multitud
de enfermedades en superficie.
Así, pues, este tema no es nuevo en el ámbito
de la reflexión filosófica ni se expresa
en un lenguaje inusual. Occidente está enfermo,
sí.
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Adolf Wölfli. Saint-Mary-Castle-Giant-Grape, 1915.
Las obras de Adolf Wölfi son geométricas,
cercanas al arte tribal y recargadas de detalles hasta el horror vacui («miedo al vacío») |
Cuando utilizamos esta expresión, la de patologías
de civilización, no nos estamos refiriendo,
hay que advertirlo desde el principio, a fenómenos
de origen individual y propagados o repetidos en el
entramado social. Tales patologías poseen, más
bien, un carácter ontológico-cultural,
es decir, describen modos de enfermedad que se extienden
al ámbito trans-individual de la cultura occidental
y actual, considerada esta -como se ha dicho-
en cuanto substrato de su modo de vida en conjunto.
La acepción ontológica añade la
significación según la cual tales formas
enfermizas de existencia son presupuestos inmanentes,
responsables de comprensiones o visiones del mundo en
su globalidad y, por ello, de estilos subyacentes en
nuestras valoraciones y prácticas colectivas.
Habría que tomarlas también al modo de patrones, cuya expresión en la realidad
cultural es siempre gradual, mayor o menor. Apuntan
a tendencias generalizadas, a fuerzas ciegas que impulsan
nuestro presente occidental desde la trastienda de su
autocomprensión explícita. Tales tendencias orientan,
por tanto, las figuras conscientes conforme a las cuales
se emiten juicios, evaluaciones o justificaciones, aparentemente
exentas de motivaciones poco nobles.
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Pintura de Juan Torres para El spleen de París de Baudelaire |
La filosofia no emprende esta tarea en solitario. El
problema implica, de suyo, una relación interdisciplinar
con otros ámbitos del saber, como la sociología,
las ciencias políticas o la psicopatología.
La psicopatología se ha ocupado hasta ahora,
ante todo, del estudio de patologías individuales.
Pero no está en su horizonte reducirse a ellas.
Freud mismo anticipaba ya la ampliación del trabajo
analítico a la cultura en general, tomando precauciones
comprensibles que afectan a la problematicidad de proyectar
categorías de lo singular al terreno de lo colectivo: "Pese a todas estas dificultades, podemos esperar
que algún día alguien se atreva a emprender
semejante patología de las comunidades culturales" (El malestar en la cultura).
Y, ciertamente, en esa dirección parten actualmente
líneas desde la psiquiatría transcultural
y la psicología social de la actualidad, así
como desde la obra de pensadores concretos cuya investigación
se mueve en el quicio de la filosofía, la psicopatología
y la sociología.
Referencias
para los autores mencionados:
- Adorno, Th.W./Horkheimer, M., Dialéctica
de la Ilustración, Madrid, Trotta, 1994
(ed. orig.: 1947).
- Habermas, J., Teoría de la acción
comunicativa, Madrid, Taurus, 1987 (ed. orig.:
1981).
- Apel, K-O., La transformación de la filosofía,
Madrid, Taurus, 1985 (ed. orig.: 1973), tomo II.
- Honneth, A., Patologías de la razón,
Buenos Aires, Katz editores, 2009 (ed. orig.: 2007).
- Nietzsche, F., "El nihilismo europeo",
en Fragmentos póstumos, Madrid, Tecnos,
2006, vol. IV.
- Deleuze, G./Guattari, F, ¿Qué es
la filosofía?, Barcelona, Anagrama, 1993
(ed. orig. : 1991).
- Foucault, M., Nietzsche, Freud, Marx, Barcelona,
Anagrama, 1970 (ed. orig. : 1967).
- Heidegger, M., “En torno a la cuestión
del ser” (1955), en Hitos, Madrid, Alianza,
2000.
Principales libros y artículos de Luis Sáez sobre patologías de civilización:
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— (Con Jorge de los Santos) «La concepción errática del ser y la crisis del presente. Conversación abierta», en Villamil Pineda, M./Sáez Rueda, L. (eds.), Pensar la erraticidad. Perspectivas al otro lado del ocaso, Madrid, ed. Guillermo Escolar, 2021, pp. 289-331.
— «Figuras del malestar como
génesis autófaga»,
en Utopía y Praxis Latinoamericana,
vol. 23, nº 80 (2018), pp.
17-41.
— El malestar de Occidente. Perspectivas de una civilización enferma (coautor y editor), Hamburg, Anchor Academic Publishing - Diplomica Verlag GmbH, 2017
— «Totalitarismo y agenesia
cultural», en Cardona Suárez,
L. F. (ed.), Totalitarismo y
paranoia. Lecturas de nuestra situación
cultural, P. U. Javeriana,
Bogotá, 2016, pp. 227-248.
—El ocaso de Occidente, Barcelona, Herder, 2015.
— «El malestar del siglo»,
en García Casanova, J.F./Vallejo,
A. (eds.), Crítica y
meditación. Homenaje al profesor
Pedro Cerezo Galán,
Granada, Editorial Universidad de
Granada, 2013, pp. 435-455.
— «Nihilismo
y barroco en la experiencia actual
del espacio. Arte y filosofía
en lo otro de la salud existencial»,
en Barroso, O./De la Higuera, J./Sáez
Rueda, L. (eds.), La filosofía
y su otro. Para pensar el presente,
Granada, Editorial Universidad de
Granada, 2013, pp. 291-321.
— «Thanatología
del neoliberalismo en el siglo XXI»,
en Otros Logos. Revista de Estudios
Críticos del CEAPEDI,
Universidad Nacional del Comahue,
n° 3 (2012), pp. 12-33.
— «Bioexistencia.
Ontopolítica del vacío
en occidente enfermo», en
Mayrink Neiva, J.S. (ed.), Direito
Constitucional e Biopolítica,
Brasilia, Publicações
da Escola da Agu, Escola da
Advocacia-General da União,
2012, pp. 7-24.
— «Enfermedades
de Occidente. Patologías
actuales del vacío desde
el nexo entre filosofía y
psicopatología», en
Sáez, L./Pérez, P./Hoyos,
I. (eds.), Occidente enfermo.
Filosofía y patologías
de civilización, GRIN
Verlag GmbH, 2011 [ISBN: 978-3-656-08529-4],
cap. 2 (pp. 71-92).
— «Patologías
de civilización inherentes
a la concepción habermasiana
del derecho», en Alfa.
Revista de la Asociación
Andaluza de Filosofía,
Año XIV, nº 28-29, 2011,
pp. 119-137.
— «La vida del
pensar como acción pública
creadora y como salud existencial.
Reflexiones sobre el sentido del
pensamiento en H. Arendt», Repositorio Institucional de
la Universidad de Granada, 2011.
— «Ontología
política como terapia de la
cultura estacionaria y llamada al
ser-cenital», Otros Logos. Revista de
Estudios Críticos, nº
1 (2010), pp. 125-146.
— «La experiencia de lo trágico
y la crisis del presente», en
Peñalver, P./Villacañas,
J.L. (eds.), Razón de Occidente.
Textos reunidos para un homenaje al
profesor Pedro Cerezo Galán,
Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, pp.
361-383.
— «Hospedar
la locura. Reto del pensar en tiempos
de nihilismo»,
en Ávila, R./Estrada, J.A./Ruiz,
E. (eds.), Itinerarios del nihilismo.
La nada como horizonte, Madrid,
Arena Libros, 2009, pp. 245-264.
— «Micropolítica
para una sociedad nihilista»,
en Sáez Rueda, L./De la Higuera,
J./Zúñiga, J.F. (eds.), Nihilismo y mundo actual,
Granada, ed. Universidad de Granada,
2009, cap. 12 (pp. 255-263).
—«Ficcionalización
del mundo. Aportaciones para una
crítica de patologías sociales», Revista de Filosofía
Universidad de Costa Rica, XLV (115/116),
57-69, Mayo-Diciembre 2007.
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