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Filosofía en presente
Reflexiones sobre nuestro tiempo
Vivimos una época de cambios agitados. Un lánguido declinar se cierne sobre todo lo que conocemos y el advenir se torna inquietante. Pero el lenguaje nos salva de un naufragio. Nos concentra para irradiar, al tiempo que logra extraernos excéntricamente de nosotros mismos. Pensar el ocaso de nuestro mundo requiere este ocaso personal en favor de la palabra y de las luces de aurora que ella quisiera congregar.
 

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¿Qué son las patologías de civilización? El nuevo malestar en la cultura
02 / 03 /2017


Stultifera Navis. Grabado en madera de 1549

En este lugar, querido lector, se ha propuesto más de una vez pensar nuestra crisis actual más allá de la mera crisis económica y política. Se trata (apostamos por ello) de una crisis del espíritu cultural de Occidente, entendiendo por "espíritu cultural" el subsuelo sobre el que reposa toda política y, en general, toda praxis de una colectividad, a saber, el conjunto de fuerzas entrelazadas que portan una visión del mundo, un modo de hacer (modus operandi), una forma de vida (modus vivendi) y una orientación valorativa o vivencia de lo éticamente deseable (ethos), elementos entretejidos e invisibles, es decir, no directamente observables.

En la medida en que el espíritu cultural porta también un plexo de actitudes emocionales (pathos) trans-individual, puede decirse que la crisis de Occidente, su ocaso presente, implica un malestar. Tal malestar es clandestino, se nos oculta y vibra como un sordo rumor de fondo. Es experiencia de vacío y de las múltiples y variadas formas en que esa experiencia se encarna, dando lugar -como hemos propuesto en El ocaso de Occidente, a patologías de civilización. Pero ¿se puede hablar de "patologías" de un colectivo entero?

La nave de los locos. El Bosco (1503-1504)
Hay, en efecto, patologías de civilización; y nuestro presente es la época en la que, alcanzada una globalización o mundialización, tales patologías emergen y se expanden. Una afirmación así hay que tomarla con cierta precaución. La enfermedad cursa temporalmente y puede llegar a desaparecer tras un periodo de convalecencia, lo que quiere decir que sería inadecuado atribuirle a su diagnóstico un espíritu catastrofista y, peor aún, adivinatorio o hechiceramente ocultista. Muy al contrario, tal diagnóstico pretende ser riguroso, lo consiga o no, al enjuiciar nuestro presente occidental.

Pero ¿qué significado posee este tipo de enfermedad, la civilizacional? ¿Acaso pueden sufrir dolencias las culturas o las sociedades como en el caso de los individuos? La respuesta es que sí, por sospechoso que parezca. Y esto se ha subrayado, tanto desde la filosofía, como en el campo de la psicopatología y de la sociología.
El sueño de la razón produce monstruos, Francisco de Goya, 1799


La mayor parte de las corrientes filosóficas del siglo XX se han movido en este juego de lenguaje cuando han diagnosticado nuestra actualidad. He aquí algunos ejemplos:

1) Los potentes estudios de Th. W. Adorno, M. Horkheimer, H. Marcuse o Walter Benjamin, todos ellos pertenecientes a la Escuela de Francfort, convergen en encomendar a la Teoría Crítica la tarea de desenmascarar patologías. En esta línea ilustrada, la enfermedad está referida a la racionalidad que subyace a la totalidad de lo social contemporáneo, como sistema de lo que llamaron sociedad administrada. Sus aspectos morbosos fueron considerados desde ese punto de partida como formas de depauperación de la razón autónoma, devenida estratégico-instrumental bajo el yugo de mecanismos pre-conscientes y supraindividuales que, amparados en su invisibilidad inmediata, se convierten en mecanismos capaces de dirigir ciegamente la praxis colectiva. El campo social en su totalidad estaría, según esta óptica, atravesado por una racionalidad instrumental o racionalidad de medios, de acuerdo con la cual no hay fines humanos que valgan en sí mismos, sino solo fines pragmáticos de utilidad o eficacia. La razón abandona el ideal ilustrado de proporicionar al hombre libertad y autonomía, de manera que se entiende, restrictivamente, como la inteligencia que descubre los medios más adecuados para metas asumidas socialmente sin reflexión. Las valoraciones de los frankfurtianos sobre el estado de salud de nuestro presente occidental fueron tan pesimistas que se sintieron incluso tentados a concluir que ni siquiera sus propios descubrimientos terapéuticos podrían lograr algún avance, por lo que se mantuvieron en la trágica tensión de una esperanza desesperanzada o desesperanza esperanzada.

Sus seguidores no abandonaron este lenguaje. Para J. Habermas, la colonización del mundo de la vida por la racionalidad estratégico - instrumental constituye el drama que penetra hoy el completo espectro de la base social, alimentando patologías intersubjetivas. K.-O. Apel, que forma con él una yunta filosófica, no duda en poner la teoría de la acción comunicativa al servicio de una "autoterapia de la humanidad". Y el que parece hoy erigirse en adalid de una tercera generación francfortiana, Axel Honneth, toma actualmente el relevo en esta misma orientación, hablando de "patologlas de la razón". 

 El grito (1893), Edvard Munch .
2) Más dificil se antoja imaginar dictámenes paralelos en las filosofías no ilustradas o de ascendencia contra-ilustrada. Sin embargo, los dos grandes maestros en el examen del nihilismo, F. Nietzsche y M. Heidegger, lo han hecho de forma tal que sus reverberaciones llegan hasta hoy.

El nihilismo es para ambos, si generalizamos, el fenómeno fundamental de nuestra época al nivel globalizado del mundo de la vida. Se trata de una decadente negación de la vida (según el primero) que contrarresta la voluntad de crecimiento y expansión de los pueblos mediante fuerzas reactivas, fuerzas generadas por la impotencia y creadoras de valores al servicio de la temerosa huída del mundo. En el caso del segundo, el fenómeno se refiere a lo que denomino "olvido del ser", una reducción del ser al carácter de una nada vacía, lacra que se extiende en el presente bajo la forma de una comprensión técnica del mundo tendente a convertir todo lo que existe en objeto al servicio del arbitrario dominio del hombre, que anda, así, desarraigado como un ser-sin-mundo. Pues bien, ambos han relacionado el nihilismo con la enfermedad de Occidente. Nietzsche llamó a esta decadencia nadificante expresamente "enfermedad". No extraña que se considerase a sí mismo un filósofo-psicólogo y que identificase los efectos del nihilismo como fenómenos mórbidos. No en vano se lo ha llamado médico de la civilización y se ha enaltecido su obra, junto a la de Freud y la de Marx, como un magnífico arte de terapéutica y de curación que en el siglo XIX reemplaza a las técnicas de salvación. Por su parte, Heidegger ha entendido nuestra época como consumación del nihilismo y a este último como agente patógeno que genera multitud de enfermedades en superficie.

Así, pues, este tema no es nuevo en el ámbito de la reflexión filosófica ni se expresa en un lenguaje inusual. Occidente está enfermo, sí.
 

Adolf Wölfli. Saint-Mary-Castle-Giant-Grape, 1915.
Las obras de Adolf Wölfi son geométricas,
cercanas al arte tribal y recargadas de detalles hasta el horror vacui («miedo al vacío»)




Cuando utilizamos esta expresión, la de patologías de civilización, no nos estamos refiriendo, hay que advertirlo desde el principio, a fenómenos de origen individual y propagados o repetidos en el entramado social. Tales patologías poseen, más bien, un carácter ontológico-cultural, es decir, describen modos de enfermedad que se extienden al ámbito trans-individual de la cultura occidental y actual, considerada esta -como se ha dicho- en cuanto substrato de su modo de vida en conjunto. La acepción ontológica añade la significación según la cual tales formas enfermizas de existencia son presupuestos inmanentes, responsables de comprensiones o visiones del mundo en su globalidad y, por ello, de estilos subyacentes en nuestras valoraciones y prácticas colectivas. Habría que tomarlas también al modo de patrones, cuya expresión en la realidad cultural es siempre gradual, mayor o menor. Apuntan a tendencias generalizadas, a fuerzas ciegas que impulsan nuestro presente occidental desde la trastienda de su autocomprensión explícita. Tales tendencias orientan, por tanto, las figuras conscientes conforme a las cuales se emiten juicios, evaluaciones o justificaciones, aparentemente exentas de motivaciones poco nobles.

Pintura de Juan Torres para El spleen de París de Baudelaire
La filosofia no emprende esta tarea en solitario. El problema implica, de suyo, una relación interdisciplinar con otros ámbitos del saber, como la sociología, las ciencias políticas o la psicopatología. La psicopatología se ha ocupado hasta ahora, ante todo, del estudio de patologías individuales. Pero no está en su horizonte reducirse a ellas. Freud mismo anticipaba ya la ampliación del trabajo analítico a la cultura en general, tomando precauciones comprensibles que afectan a la problematicidad de proyectar categorías de lo singular al terreno de lo colectivo: "Pese a todas estas dificultades, podemos esperar que algún día alguien se atreva a emprender semejante patología de las comunidades culturales" (El malestar en la cultura). Y, ciertamente, en esa dirección parten actualmente líneas desde la psiquiatría transcultural y la psicología social de la actualidad, así como desde la obra de pensadores concretos cuya investigación se mueve en el quicio de la filosofía, la psicopatología y la sociología.

Referencias para los autores mencionados:

- Adorno, Th.W./Horkheimer, M., Dialéctica de la Ilustración, Madrid, Trotta, 1994 (ed. orig.: 1947).
- Habermas, J., Teoría de la acción comunicativa, Madrid, Taurus, 1987 (ed. orig.: 1981).
- Apel, K-O., La transformación de la filosofía, Madrid, Taurus, 1985 (ed. orig.: 1973), tomo II.
- Honneth, A., Patologías de la razón, Buenos Aires, Katz editores, 2009 (ed. orig.: 2007).
- Nietzsche, F., "El nihilismo europeo", en Fragmentos póstumos, Madrid, Tecnos, 2006, vol. IV.
- Deleuze, G./Guattari, F, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama, 1993 (ed. orig. : 1991).
- Foucault, M., Nietzsche, Freud, Marx, Barcelona, Anagrama, 1970 (ed. orig. : 1967).
- Heidegger, M., “En torno a la cuestión del ser” (1955), en Hitos, Madrid, Alianza, 2000
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Principales libros y artículos de Luis Sáez sobre patologías de civilización:

— (Con Jorge de los Santos) «La concepción errática del ser y la crisis del presente. Conversación abierta», en Villamil Pineda, M./Sáez Rueda, L. (eds.), Pensar la erraticidad. Perspectivas al otro lado del ocaso, Madrid, ed. Guillermo Escolar, 2021, pp. 289-331.

«Figuras del malestar como génesis autófaga», en Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 23, nº 80 (2018), pp. 17-41.

El malestar de Occidente. Perspectivas de una civilización enferma (coautor y editor), Hamburg, Anchor Academic Publishing - Diplomica Verlag GmbH, 2017

«Totalitarismo y agenesia cultural», en Cardona Suárez, L. F. (ed.), Totalitarismo y paranoia. Lecturas de nuestra situación cultural, P. U. Javeriana, Bogotá, 2016, pp. 227-248.

El ocaso de Occidente, Barcelona, Herder, 2015.

«El malestar del siglo», en García Casanova, J.F./Vallejo, A. (eds.), Crítica y meditación. Homenaje al profesor Pedro Cerezo Galán, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2013, pp. 435-455.

«Nihilismo y barroco en la experiencia actual del espacio. Arte y filosofía en lo otro de la salud existencial», en Barroso, O./De la Higuera, J./Sáez Rueda, L. (eds.), La filosofía y su otro. Para pensar el presente, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2013, pp. 291-321.

«Thanatología del neoliberalismo en el siglo XXI», en Otros Logos. Revista de Estudios Críticos del CEAPEDI, Universidad Nacional del Comahue, n° 3 (2012), pp. 12-33.

«Bioexistencia. Ontopolítica del vacío en occidente enfermo», en Mayrink Neiva, J.S. (ed.), Direito Constitucional e Biopolítica, Brasilia, Publicações da Escola da Agu, Escola da Advocacia-General da União, 2012, pp. 7-24.

«Enfermedades de Occidente. Patologías actuales del vacío desde el nexo entre filosofía y psicopatología», en Sáez, L./Pérez, P./Hoyos, I. (eds.), Occidente enfermo. Filosofía y patologías de civilización, GRIN Verlag GmbH, 2011 [ISBN: 978-3-656-08529-4], cap. 2 (pp. 71-92).

«Patologías de civilización inherentes a la concepción habermasiana del derecho», en Alfa. Revista de la Asociación Andaluza de Filosofía, Año XIV, nº 28-29, 2011, pp. 119-137.

«La vida del pensar como acción pública creadora y como salud existencial. Reflexiones sobre el sentido del pensamiento en H. Arendt», Repositorio Institucional de la Universidad de Granada, 2011.

«Ontología política como terapia de la cultura estacionaria y llamada al ser-cenital», Otros Logos. Revista de Estudios Críticos, nº 1 (2010), pp. 125-146.

«La experiencia de lo trágico y la crisis del presente», en Peñalver, P./Villacañas, J.L. (eds.), Razón de Occidente. Textos reunidos para un homenaje al profesor Pedro Cerezo Galán, Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, pp. 361-383.

«Hospedar la locura. Reto del pensar en tiempos de nihilismo», en Ávila, R./Estrada, J.A./Ruiz, E. (eds.), Itinerarios del nihilismo. La nada como horizonte, Madrid, Arena Libros, 2009, pp. 245-264.

«Micropolítica para una sociedad nihilista», en Sáez Rueda, L./De la Higuera, J./Zúñiga, J.F. (eds.), Nihilismo y mundo actual, Granada, ed. Universidad de Granada, 2009, cap. 12 (pp. 255-263).
       
«Ficcionalización del mundo. Aportaciones para una crítica de patologías sociales», Revista de Filosofía Universidad de Costa Rica, XLV (115/116), 57-69, Mayo-Diciembre 2007.