HERENCIA Y ACTUALIZACIÓN DEL BARROCO

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Lo trágico barroco (Luis Sáez)

 


[Extraído de Sáez Rueda, L., "Crisis y tragedia en el Barroco. A propósito de Gracián, Cervantes y el Neobarroco hispanoamericano", Res Pública, 2022]


El Barroco experimenta la nueva unidad del mundo como una huida nihilista del orden orgánico y cualitativo, procedente de la cultura teológico-cristiana. Puesto que todo es subsumido en fuerzas heterónomas y anónimas, el mundo en su totalidad es considerado una nada: es falso o sueño, un teatro sin realidad. Al mismo tiempo, se experimenta que el verdadero todo se ha refugiado en lo trascendente, y ello en dos sentidos convergentes: como unidad de la rica diferencia mundanal, que ha sido sojuzgada, y como infinito que se opone a una finitud vaciada. Este todo infinito sigue siendo comprendido como el dios cristiano, pero ahora en la forma de un deus absconditus, un dios escondido que se ausenta en el mundo.


Este carácter de lo divino y su relación con el mundo hacen compleja la tragicidad del Barroco. Lo trágico, en su sentido más manifiesto, es un conflicto entre dos fuerzas, potencias o valores que aparece, simultáneamente, como necesario e irresoluble. El barroco hace suyo el conflicto en la experiencia del ser humano como un mixto entregado, por un lado, a la necesidad de liberar al mundo de su vacuidad y, por otro, al anhelo del todo, que coincide con lo infinito eterno. La tesitura, en este punto, no es la de la disyunción excluyente (todo o nada), sino la tensión inclusiva: todo y nada. Y es que lo trágico, como matiza Scheler, no es tan solo el conflicto oposicional, sino, más profundamente, un único acontecimiento que anuda los dos polos enfrentados. Nos percatamos, entonces, de que “una y la misma fuerza, que es necesitada por una cosa para realizar un valor superior positivo (…) se convierte, durante el proceso de esta actuación, en la causa de la destrucción de justamente esta cosa, de cuyo valor es el portador”.

Todo y nada se entretejen en el Barroco en un único dinamismo: la voluntad de afirmar el todo en el mundo está condenada al desengaño, lo que revela con intensidad la vanidad de los esfuerzos. De modo inverso, acontece en ese mismo desengaño un simultáneo triunfo-en-el-fracaso, consistente en testimoniar al todo como una presencia despresente o ausencia presente que reabre el mundo hacia su infinita riqueza interior.

Cabe Distinguir, en tal dirección, dos modelos hispanos: el de la tragedia moral, representada por Gracián, y el de la tragedia de la libertad, expresada prototípicamente en El Quijote cervantino. Y en el barroco latinoamericano hay una dimensión trágica implícita, cuyo modelo es el de la libertad.




Proyecto de I+D+i PID2019-108248GB-I00. Financiado por MICIN / AEI /10.13039/501100011033
Vinculado al Grupo de Investigación La imagen barroca del mundo. Hum188 Junta de andalucía

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