LÍQUENES
La liquenización es una entre las varias formas de obtención de alimento que han desarrollado los hongos, esta forma de vida requiere la asociación íntima del hongo (micobionte) con un alga o una cianobacteria (fotobionte) que gracias a su capacidad fotosintética suministran los nutrientes necesarios. Los líquenes están presentes en la mayoría de los ecosistemas terrestres, lo que indica que la liquenización es un proceso muy eficiente que ha permitido a muchas especies de hongos y algas colonizar ambientes que les estaban vedados de forma independiente. En la actualidad se conocen unas 17.000 especies de hongos liquenizados que en su mayoría pertenecen a los Ascomicetes, el grupo mas numeroso entre los hongos, donde un 50% de las especies ha optado por esta forma de vida.
Como consecuencia de la simbiosis los fotobiontes sufren modificaciones, lo que obliga a establecer cultivos puros si queremos identificarlos con precisión, por eso carecemos de datos precisos sobre su diversidad aunque sabemos que es mucho menor que la de los hongos, sólo unos 40 géneros entre algas verdes y Cianobacterias se encuentran en los líquenes. Por tanto muchos líquenes comparten la misma alga que en casi un 90% de los casos pertenece a los géneros Trebouxia, Trentepohlia (Clorófitas) o Nostoc (Cianobacterias). Debemos entender por tanto que la sistemática de los líquenes es en realidad la de los hongos liquenizados.
La relación que debe establecerse entre los dos partícipes es tan estrecha que el complejo entre ambos, en muchos aspectos se comporta como un sólo individuo, de manera que un talo liquénico solo puede desarrollarse apropiadamente cuando hay un contacto directo entre un micobionte y su ficobionte adecuado. Para el micobionte la simbiosis es obligatoria ya que en la naturaleza la mayoría de los hongos liquenizados son incapaces de sobrevivir de forma libre. En el caso de los fotobiontes la obligatoriedad no está muy clara. Por su carácter autótrofo cabe pensar que para ellos la simbiosis es un proceso facultativo y por tanto, pueden desarrollarse de forma libre. De hecho la mayoría de los 40 géneros de algas y cianobacterias liquenizadas se conocen también en estado libre. Sin embargo, Trebouxia, el más común de los fotobiontes (se encuentra en un 50% de los líquenes) prácticamente no se conoce fuera de la simbiosis.
El hongo cultiva y envuelve con sus hifas las algas obteniendo de ellas azucares con los que se nutre. Como estrategia nutricional la liquenización libera al hongo de la obligación de crecer en un medio en el que exista materia orgánica Para que el equilibrio entre los simbiontes funcione correctamente es necesario que el medio no sea excesivamente rico ni excesivamente húmedo. Los medios que cumplen estas dos condiciones (superficies de roca desnuda, cortezas de árboles, suelos desérticos, etc.) son ambientes muy hostiles muy poco apetecibles para otras especies.
Naturaleza
de la simbiosis
No es fácil
encontrar una definición precisa de liquenización, de hecho a
lo largo del tiempo varios grupos de hongos filogenéticamente distantes
han “descubierto” de forma independiente la capacidad para obtener
su alimento asociándose con algas y cianobacterias. Hay por tanto muchos
grados distintos de relación entre los simbiontes, y aunque con frecuencia
se considera a los líquenes como el ejemplo más notable de simbiosis
mutualista, muchos autores, en realidad, consideran la relación más
próxima a un parasitismo moderado, en el que casi siempre el micobionte
es el organismo dominante.
Como estrategia nutricional la liquenización libera al hongo de la obligación de crecer en un medio en el que exista materia orgánica y le permite establecerse en ambientes muy hostiles, superficies de roca desnuda, cortezas de árboles o suelos desérticos. Casi las únicas condiciones necesarias para que un medio sea colonizado por los líquenes son una cierta estabilidad del substrato y la falta de competencia, en ambos casos estas condiciones vienen impuestas por la lenta velocidad de crecimiento de la mayoría de las especies, que para los líquenes de zonas áridas puede estimarse en valores que rondan 1mm de diámetro al año. A cambio la longevidad suele ser muy grande, del orden del millar de años en algunos casos.
No obstante, los líquenes necesitan un mínimo de humedad para establecerse, por eso en los sustratos más áridos en muchas ocasiones no se llega a desarrollar una cubierta liquénica bien definida, sino solo una costra microfítica constituida esencialmente por algas, hongos y bacterias solo visibles al microscopio y que a simple vista se detecta por el distinto color y consistencia de la superficie del suelo.
Utilidades de los liquenes
El
delicado metabolismo de los líquenes es muy sensible a los pequeños
cambios medioambientales por lo que la presencia o ausencia de determinadas
especies puede emplearse como indicador de las características del medio
como composición química, pH, presencia de contaminantes, niveles
de radioactividad, etc.
Algunas especies de se han empleado para fabricar colorantes, en la industria
perfumera y en la industria farmacéutica como productores de antibióticos
-ácido usneíco- pero su escasa capacidad de regeneración
no suele permitir una explotación industrial duradera.
La presencia de determinadas especies y su grado de desarrollo pueden utilizarse como indicadores de la calidad del aire. El cuadro de arriba publicado por el British Museum (Natural History) y BP (educational Service) muestra algunas especies comunes de líquenes en las Islas Británicas, ordenadas según su resistencia a la contaminación ambiental. Las más resistentes y por tanto frecuentes en los lugares contaminados se sitúan a la izquierda, las más sensibles y por tanto típicas de zonas puras se disponen a la derecha.