ALTERACIÓN HIDROTERMAL

 

 

La presencia de rocas hidrotermalmente alteradas es una característica sin la cual no existen yacimientos de tipo pórfido. La búsqueda y correcta identificación de estas alteraciones constituye un criterio fundamental en la exploración de este tipo de depósitos. En el estudio de estas alteraciones, además del reconocimiento de campo, es básico el estudio microscópico y de difracción de rayos X.

Lowell y Gilbert (1970) usaron su estudio del sistema San Manuel-Kalamazoo (Arizona, EEUU), junto con una compilación de datos y trabajos previos de otros 27 pórfidos cupríferos para establecer un modelo de zonación de la alteración hidrotermal (Figura 8). Este trabajo constituyó un hito para la industria minera ya que condujo a un modelo predictivo para exploración que fue, en parte, responsable del éxito en el descubrimiento de pórfidos a partir de los años setenta. Además, al establecerse las relaciones directas existentes entre ciertas respuestas geofísicas y partes del sistema zonado contribuyó a la aplicación exitosa de este modelo a la exploración (eg. anomalías magnéticas causadas por magnetita en la zona potásica; Sillitoe, 1993). Las zonas alteradas se diferencian por su contenido en minerales secundarios (Figura 9A, B, C, D), que pueden ser iguales o diferentes de los minerales de origen primario – magmáticos-):

* Zona potásica: La zona más interna de la alteración. Las ortoclasas, plagioclasas y minerales máficos primarios se transforma por procesos hidrotermales a ortoclasa ± biotita ± clorita. Además acompaña algunas veces sericita, anhidrita, cuarzo en venas (en ocasiones en “stockwork”). El núcleo de esta zona puede ser pobre en sulfuros. Este tipo de alteración es el de mayor temperatura (>400ºC), siendo los procesos químicos de intercambio de álcalis significativos.

* Zona fílica (o sericítica): El límite entre la zona potásica y la zona fílica no está bien definida, soliendo existir una zona de transición entre 2 y 30 metros. La biotita y los feldespatos se descomponen a sericita (“mica blanca” de composición ilítico-fengítica a moscovítica y tamaño de grano alrededor de varias micras) y rutilo. Es típica de esta zona la paragénesis de cuarzo-sericita-pirita con un poco de clorita. Carbonatos y anhidrita son muy escasos.

* Zona argílica: Zona no siempre bien desarrollada. Principalmente corresponde a la formación de minerales arcillosos, como caolinita, montmorillonita junto con pirita en pequeñas venillas. Los feldespatos no muestran fuertes alteraciones, transformándose parcialmente la biotita en clorita.

El origen de las alteraciones fílica y argílica se relaciona con reacciones de hidrólisis.

* Zona propilítica: Es la zona más externa del sistema sin límite definido con la roca de caja, así el grado de alteración disminuye paulatinamente hacia fulera, hasta desaparecer completamente. Los minerales de alteración son clorita, pirita, calcita y epidota. Las plagioclasas magmáticas no siempre muestran alteraciones. Biotita y hornblenda se transforman total o parcialmente a clorita y carbonatos. Su origen está relacionado con reacción con volátiles.

Sillitoe (1973) también hizo un aporte importante al analizar las partes más altas y más bajas (techo y base) de los pórfidos cupríferos. El planteó que los depósitos de tipo pórfido se forman típicamente en un ambiente subvolcánico con un estratovolcán sobre ellos, mientras que el magmatismo post-mineralización podría formar domos (Figura 10, Sillitoe, 1993). La aparición de un estratovolcán sobre los pórfidos cupríferos fue cuestionada por vulcanólogos ya que la composición félsica de los magmas asociados a estos depósitos sería más compatible con el desarrollo de complejos de domos o volcanismo explosivo, pero independientemente de la naturaleza del edificio volcánico, considerando el tamaño de la intrusión fuente (Cline y Bondnar, 1991; Dilles y Proffett, 1995)y la cantidad de fluido hidrotermal requerido para formar un depósito (Hedenquist et al. 1998) parece obvio que debe haber tanto una expresión volcánica como hidrotermal en la superficie sobre un pórfido cuprífero en formación.

Ya Sillitoe (1983, 1985) basándose en una asociación geológica común, postuló una relación íntima entre cuerpos de pórfidos cupríferos y los depósitos epitermales de alta sulfurización, como serían denominados posteriormente. Además, puso de manifiesto, en yacimientos de tipo pórfido, la existencia de una gran variedad de de brechas hidrotermales muchas de ellas relacionadas a múltiples fases de intrusión durante la alteración hidrotermal y mineralización. Esta multiplicidad típicamente produce una serie muy compleja de eventos. Además, Sillitoe (1975, 1991, 1993) reconoció la presencia de un “lithocap” o cubierta con alteración argílica avanzada (caracterizada por dickita, caolinita y/o pirofilita, pudiendo incluir cuarzo, alunita, sericita, topacio y zunyita) en muchos pórfidos cupríferos de las regiones sureste y suroeste del Pacífico. Esta alteración argílica avanzada actualmente se considera como un atributo esencial de sistemas de pórfido de cobre, y que se forma a poca profundidad en condiciones de alta acidez, a veces asociada con la alteración potásica en profundidad (Hedenquist et al. 1998). Además, la alteración argílica avanzada, de carácter muy penetrativo, puede sobreimponerse a las asociaciones de minerales de alteración más profundas, tal vez en respuesta al colapso de un sector de un edificio volcánico (Sillitoe, 1994).

Otro tipo de alteración que actualmente se considera es la sódico-cálcica (Dilles y Einaudi, 1992) que se caracteriza por la asociación albita, actinolita, clorita, epidota y titanita producida por fluidos de carácter salino de hasta más de 350ºC. Se sitúa en los márgenes externos y profundos de los pórfidos

La secuencia temporal de las alteraciones generalmente va desde la alteración potásica y fílica de más alta temperatura a las argílicas y argílicas avanzadas de relativa baja temperatura. La alteración argílica avanzada puede ser tardía a las demás (cuando está sobreimpuesta a las demás), pero también puede ser simultánea a la potásica cuando esta se sitúa encima de la zona mineralizada, generalmente extendiéndose hasta la paleosuperficie.

Los conocimientos actuales sobre la distribución de alteraciones hidrotermales en sistemas porfídicos indican que no existe un patrón único válido para todos los depósitos, y aunque el trabajo de Lowell y Guilbert (1970) fue muy importante en su labor sistematizadora, resulta actualmente insuficiente. En la figura 11 aparecen distintos patrones de distribución de alteraciones hidrotermales que tratan de recoger las variaciones encontradas en los depósitos de tipo pórfido (Seedorff et al. 2005).

Finalmente hay que hacer constar que la tipología de las alteraciones está relacionada con las condiciones fisico-químicas (e.g. temperatura y la razón álcalis/H+) que se originan durante la alteración hidrotermal. Siendo pues su caracterización e interpretación (con gráficos como el de la figura 12) muy importantes para establecer la génesis de los pórfidos.

 

Pregunta: ¿Qué métodos de laboratorio utilizarías para caracterizar la alteración hidrotermal? Di al menos 2 pero si puedes, añada un tercero.

Pregunta: ¿Pueden las técnicas geofísicas ayudar a descubrir pórfidos cupríferos no aflorantes? Menciona un ejemplo.

Pregunta: ¿Qué minerales podrían ser útiles para distinguir entre una alteración argílica y una argílica avanzada (la primera, para evitar confusiones se suele llamar argílica “intermedia” o “moderada”)?

Pregunta: ¿Es cierto: en los afloramientos de pórfidos se observa muy claramente el contacto entre la zona de alteración potásica y la fílica?

 

Bibliografía fuente:

Hedenquist y Richards (1998)

Lowell y Guilbert (1970)

Masterman et al. 2005

Seedorff et al. (2005)

Selby y Nesbitt  (2000)

Watenable y Hedenquist (2001)