"ReDCE núm. 27. Enero-Junio de 2017"
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I. Es importante comenzar recordando las jornadas de Lisboa, en el 2014, cuando celebramos el ochenta cumpleaños del Profesor Häberle, y de las que en cierta medida ya habíamos tenido un preludio en 2013 con la invitación de P. Ridola a Roma (DVBl. 2013, p. 1167 y ss.). Hemos establecido una buena tradición, en la que aprovechamos los cumpleaños de Peter Häberle, para organizar un acto científico de carácter internacional, en la que nos reunimos amigos, principalmente extranjeros, pero también, alemanes, compañeros y discípulos (está fue la idea que expuso el profesor Francisco Balaguer en la introducción de las jornadas que se comentan).
Los temas escogidos, así como los lugares, están estrechamente ligados a la obra y a la forma de pensar del homenajeado. Inspirados por la lógica comparatista –no olvidemos que Häberle hace tiempo que con éxito estableció el quinto método interpretativo- y la apertura metodológica, J.A. Montilla, E. Guillén y Miguel Azpitarte, recordaron en sus intervenciones de apertura la sociedad abierta de los intérpretes constitucionales. Una tesis que dio germen “a la teoría constitucional como ciencia de la cultura” (1ª ed., 1982; 2ª ed. 1998) y que se concretó en una dimensión europea (Europäischen Verfassungslehre, 8. ed. 2016) y universal (“Vorstudien zu einer universalen Verfassungslehre”, 2013).
Como es sabido, Häberle es profesor visitante desde hace muchos años en Roma, sea en la Sapienza o en la Tor Vergata (recordemos las jornadas del 2013 y 2015), y su obra ha merecido una recepción excepcional, así como la de su maestro Konrad Hesse, a los que allí conectan con los pensadores de entreguerras. A su vez, el congreso de Lisboa (2014) fue un magnífico puente con Latinoamérica, donde el pensamiento constitucional de Häberle, precisamente por su apertura cultural ha creado un excelente poso para la acogida de sus tesis. Sin el “input intelectual” del “maestro de Bayreuth” y su “influencia” la tímida integración latinoamericana hoy sería impensable, tal y como afirmó G. Belaunde. Por otro lado, no está de más recordar que Häberle pasó un tiempo en Montpellier cuando era un joven estudiante (1957). Se entiende así que el diálogo jurídico con Francia resida en su corazón, más aún cuando concibe la amistad franco-alemana como el fundamento irrenunciable de la integración europea –en términos científicos y políticos-, de la que se ha de esperar, incluso en tiempos de crisis, la fuerza necesaria para dotar de densidad constitucional a la comunidad constitucional europea. Finalmente, Granada (2017): Häberle es doctor honoris causa de esta Universidad y sostiene a una Fundación bajo su nombre, que busca el ideal del jurista europeo, sin olvidar que el profesor Balaguer, titular de una Cátedra Jean Monnet, junto a sus discípulos, investigan sobre los fundamentos del edificio teórico levantado por Häberle en torno al constitucionalismo global y europeo.
II. El programa del congreso del 11 de mayo de 2017 en Granada recoge estas ideas. El primer panel, presidido por S. Gambino (Italia), versó sobre los derechos fundamentales, reuniendo la dimensión nacional, europea y universal. Cada una de las intervenciones reflejo la diversidad temática: J.M. Porras Ramírez habló de los límites a la libertad de expresión; Markus Kotzur sobre la incidencia del mundo digital sobre los derechos fundamentales; A. Schillaci, intervino para exponer los típicos conflictos ante el TEDH en la defensa de la libertad religiosa y la orientación sexual; y, finalmente, A. Viala expuso la conexión entre derechos fundamentales y soberanía, con especial referencia al artículo 6 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.
III. Las mesas redondas segunda y tercera giraron en torno a la integración supranacional, siempre bajo una doble perspectiva, típica de los profesores Häberle y Balaguer: la perspectiva de la supranacionalidad europea (la mesa segunda, moderada por M. Troper) y otra orientada hacia Latinoamérica (la tercera, moderada por J. Estorninho). Sin duda, el eurocentrismo se supera cuando sometemos nuestra mirada interna a la mirada constructiva que viene del exterior. Respecto a Europa, F. Vecchio, F. Scuto y A. Aguilar analizaron el proceso de integración a la luz de su crisis actual (basta con pensar en la crisis de deuda, del Estado de derecho o la crisis de los refugiados), pero también desde una perspectiva de futuro (en atención al libro blanco de la Comisión sobre la “integración diferenciada”). En el caso de Latinoamérica, D.G. Belaunde y J.F. Palomino Manchego buscaron referencias en el modelo europeo, sobre todo a la luz de la crisis en Venezuela, si bien, dadas las diferencias culturales, tampoco se asume de manera totalmente acrítica, sino que requiere un desarrollo específico para la realidad latinoamericana. Belaunde reconoció que esta metodología tiene su raíz en la idea de Häberle sobre “la recepción cultural”, y afirmó que él se siente especialmente vinculado a esta propuesta. También Palomino Manchego siguió las huellas de Häberle y su metáfora de Estado en construcción, al describir Latinoamérica como un experimento político (centrado en la superación del analfabetismo) y reclamó que la economía sea instrumental al ser humano antes que un fin en sí mismo.
IV. La cuarta y última mesa, moderada por V. Pereira da Silva versó sobre el Derecho constitucional y la globalización, pero no para caer de modo apresurado en la defensa de un “global constitutionalism”, sino para buscar los elementos de calidad constitucional más allá del Estado y la comunidades políticas de integración regional como la Unión. S. Pinon, M. Rodrigues Canotilho y J.F. Sánchez Barrilao nos ofrecieron miradas muy instructivas.
V. La conferencia de cierre estuvo reservada a. D’Atena, que la aprovechó para realizar un homenaje personal de Peter Häberle. Desarrolló la idea del “punto culminante de la identidad cultural”, yendo desde el origen del constitucionalismo en los Estados Unidos hasta llegar a los procesos de integración europea y latinoamericana, destacando el valor del concepto de “Constituciones parciales” elaborado por Peter Häberle. Mostró su preocupación por una deconstitucionalización de Europa –con el Brexit como referente-, tal y como hizo Häberle en su intervención final. No obstante, primó el optimismo científico. Todavía es posible profundizar en la integración europea más allá del “patriotismo europeo” de Sternberger, sobre todo si se busca la compañía de la ciencia, tomamos la política en serio, y recuperamos la emoción europea en el día a día de los ciudadanos. De este modo se cerraría el círculo postulado por F. Lanchester: un intercambio científico, guiado por la amistad, que permite la recepción de los más variados impulsos. En este sentido, las jornadas de Granada fueron un ejemplo excepcional.