Población infantil en situación de desplazamiento forzado en Colombia y sus manifestaciones de ciudadanía
*. Universidad de Los LLanos, Colombia.
**. Universidad de Granada
Resumen
El artículo presenta resultados preliminares de una investigación en curso sobre el desplazamiento forzado y su incidencia en las manifestaciones de ciudadanía con población infantil desplazada en Colombia.
Con el propósito de develar las manifestaciones de ciudadanía en el tránsito del mundo rural al mundo de la ciudad, proponemos como acción educativa otorgarles la palabra a los niños y niñas en situación de desplazamiento forzado a través de narrativas expresadas en pequeños relatos. Los participantes de este estudio son hombres, mujeres, niños y niñas, quienes se refugian en asentamientos marginales de las ciudades y manifiestan una ciudadanía deficitaria. La narrativa da cuenta de la dimensión personal y colectiva de quienes han sufrido el impacto de la violencia, por ello la presentamos como forma de reconstruir la historia de estos grupos humanos.
Palabras clave: Desplazamiento forzado, población infantil, narrativa, ciudadanía deficitaria.
Abstract
The article presents the preliminary findings of an ongoing research on the forced displacement and its incidence in manifestations of citizenship of the displaced children in Colombia.
In order to make explicit the manifestations of citizenship in the transit from rural world to the city, we propose give to the displaced children the opportunity of “have one's say” as an educational action through narratives expressed in brief accounts. The participants of this study are men, women and children, who take refuge in marginal suburbs in the cities and show a citizenship deficient. The narrative provides an account of the personal and collective dimension of those who have endured the impact of violence, for this reason we present this methodology as a form of reconstruction the history of this people.
Key words: Forced displacement; displaced children; narrative methodology, violence.
1. Introducción
Colombia es un país de conflicto social marcado por la violencia, que ha persistido por más de cinco décadas, afectando a la población civil. Esta población está compuesta por: los grupos étnicos (indígenas, afrocolombianos), mujeres, hombres, niños y niñas. Como consecuencia de la violencia se tiene el desplazamiento forzado, tema central del presente trabajo de investigación. El fenómeno del desplazamiento en Colombia, y su incidencia en el ser humano como ciudadano, es una circunstancia que demanda conocimiento para su comprensión y acciones tendientes a resolver y minimizar sus efectos personales y sociales. Aunque la producción académica sobre la población desplazada en Colombia ha tenido significativos desarrollos, aún se requiere explorar nuevos caminos investigativos con niños, niñas y jóvenes que generen en este grupo poblacional acciones educativas a su vez ofrezcan medidas tendientes a trascender cognitivamente de la condición de víctima a la de ciudadano.
De acuerdo con estudios anteriores, datos estadísticos recientes y el presente estudio, se confirma una vez más que el problema del desplazamiento forzado vincula directamente a la población infantil y juvenil, desestabiliza la unidad familiar, genera desarraigo, traumas, deterioro de la identidad y bajo sentido de pertenencia. El silencio aparece como la primera manifestación de ciudadanía, que en este estudio hemos llamado ciudadanía deficitaria. Este silencio como ausencia de la palabra o como expresión de miedo es el primer obstáculo que encuentra el investigador al iniciar sus interacciones con la población infantil desplazada.
Una vez el grupo familiar, o parte de éste, huye de su lugar de origen, el nuevo lugar de asentamiento es la ciudad. Allí les queda como opción de vida afiliarse a la condición de desplazado dentro de las ofertas del Estado o de las Organizaciones no Gubernamentales. En los dos casos se les ofrece un mínimo para la subsistencia básica y otras ayudas bajo la condición de víctimas, acciones que se desencadenan llevándolos a sentirse objeto de minusvalía. En este sentido, el Comité Internacional de la Cruz Roja confirma que miles de personas, después de haber salido de sus regiones, continúan viviendo en precarias condiciones, en las zonas más vulnerables de las ciudades. “Esto los convierte en los más pobres de los pobres” (CICR, 2009:46).
Aunque se reconoce en Colombia el avance de programas y proyectos en torno al desplazamiento forzado y la formulación de una estrategia integral de intervención, la presencia de niños y niñas en este escenario sobrepasa la capacidad de respuesta del Estado. Podría pensarse entonces, que no es la ausencia de políticas públicas sino carencia de estudios que orienten con acciones y propuestas educativas el desarrollo social de estas personas, especialmente la población infantil desplazada, otorgándoles la palabra para reconocerse como sujetos de derecho, facilitar aprendizajes ciudadanos y proyectarse como artífices de su propio destino.
En coherencia con el pensamiento de (Bruner, 1991) esta investigación responde a un estudio narrativo cuyo método de verificación son las interpretaciones de relatos de vida y acontecimientos de los sujetos inmersos en el espacio del desplazamiento forzado con discursos que incluyen historias particulares, actores, intenciones, deseos y acciones. Se vincula al proceso investigativo el relato autobiográfico, en tanto se da por hecho contar la historia, reconstruir representaciones de los acontecimientos en diferentes períodos del desplazamiento forzado y crear una terminología que le otorgue sentido al fenómeno.
Dentro del mismo fenómeno se invita al sujeto a develar lo indecible, a reflexionar y a resolver los miedos, llevando al conocimiento las experiencias con fines de comprensión de las circunstancias o acontecimientos (Lara, 2009)
2. Objetivos y Metodología de la investigación
El objetivo general de esta investigación giró en torno a la comprensión de las manifestaciones de ciudadanía inmersas en relatos autobiográficos de niños y niñas de Villavicencio, Meta – Colombia, en circunstancias del desplazamiento forzado.
Como objetivos específicos se plantearon los siguientes:
- Sistematizar los relatos de los niños y analizar el acontecimiento del desplazamiento desde las acciones y los significados de los actores involucrados.
- Proponer categorías emergentes que permitan argumentar sobre las manifestaciones de ciudadanía en el contexto del desplazamiento forzado.
- Interpretar el desplazamiento forzado en la dinámica del tiempo narrado, relacionada con la incidencia en la ciudadanía para reconstruir la historia en contraste con la indiferencia y el olvido.
- Vincular al campo de la Pedagogía un discurso de Educación Social utilizando la narrativa como eje de articulación.
El contexto geográfico donde se instalan los objetos de conocimiento que integran este estudio se ubica la región oriental de Colombia. Corresponde a una fracción de territorio caracterizada por los contrastes topográficos de montaña y llanura, de selva y pastos, de pequeñas fuentes de agua que se unen entre sí para dar origen a caudalosos ríos que vierten sus aguas en el río Orinoco, región que en el concierto universal se conoce como la Orinoquía [1]. Se trata de un extenso territorio escasamente poblado por grupos aborígenes y colonos de tradición agraria y ganadera. La misma de la explotación de la quina y el caucho de épocas pasadas, de la coca y el petróleo de tiempos presentes.
Villavicencio es la capital del departamento del Meta en Colombia, reconocida como una de las principales ciudades con mayor recepción de población en situación de desplazamiento forzado (CICR y PMA, 2007). En esta ciudad se encuentran diversos sectores marginados en los que se ha instalado la población desplazada. El 13 de Mayo y Villasuárez son los lugares donde se realizó la investigación, corresponde a zonas de invasión [2] habitadas por personas que han sido desterradas por los distintos grupos irregulares.
El diseño metodológico se enmarca dentro del enfoque cualitativo, de corte hermenéutico, responde a un modo de estudio biográfico-narrativo cuyo método de verificación son las comprensiones, interpretaciones de relatos y acontecimientos de los sujetos inmersos en los espacios del desplazamiento forzado. Se extiende hacia el relato auto-biográfico en coherencia al interés subjetivo que prima en el estudio y a la ruptura del tiempo que se da en la biografía de los agentes protagonistas de la acción, por efectos del desplazamiento forzado.
El deseo de anonimato, como mecanismo para salvaguardar la identidad, el silencio característico en esta población, hizo acudir a un procedimiento educativo para llegar al relato y fue el siguiente:
1. Un primer momento de evocación buscando en todos los casos movilizar la interioridad del sujeto, para provocar el recuerdo. La evocación por sí sola no se logra, más aún cuando de niños y niñas violentados se trata; evocar es traer algo a la memoria, o a la imaginación y en ese sentido para reconstruir el pasado se requiere de encuentros con dispositivos cuyo poder contribuya a desbloquear los recuerdos que de otro modo habrían permanecido ocultos (Bárcena, 2001). Se requiere por tanto de un pretexto, en nuestro caso, utilizamos recursos literarios como: poemas, cuentos, poesía y relatos.
2. El segundo momento: la configuración del recuerdo, a través de la imaginación y la memoria, los recuerdos permiten hacer presente lo ausente. “la memoria es del pasado, y este pasado es el de mis impresiones; en este sentido, este pasado es mi pasado” (Ricoeur, 2008:128). En esta misma vía, Lara plantea la imaginación como medio para transformar las experiencias en contextos de tragedia humana “…por eso la iluminación que nos aportan las historias sobre el mal se convierte en el material precioso de una teoría del juicio…” (Lara, 2009:115). Aquí tomó especial importancia el relato sobre las experiencias del desplazamiento forzado como iniciativa educativa en la construcción de sujetos y ciudadanos.
3. Y el último momento llamado de recolección y consenso. El recurso fundamental fue el lenguaje oral, escrito y otros códigos no lingüísticos como el dibujo para reconstruir temporalmente la historia mediada por la interacción y la reflexión “las narrativas recopiladas y reelaboradas a partir de códigos lingüísticos y no lingüísticos se constituyen en fuentes de aprendizajes” (Guillar, 2009).
Los relatos de los niños se construyeron a partir de un proceso investigativo-educativo que tuvo en cuenta los diferentes tiempos del desplazamiento: el antes del desplazamiento, el hecho trágico, la huída y la llegada a un nuevo espacio. Dadas las dificultades de lectura y escritura que presentaron los niños objetos del estudio, fue necesario realizar sesiones en profundidad que permitieron la construcción paulatina de los relatos. Seguidamente se realizó un ejercicio que denominamos “habeas data” [3] entendido éste, no como instrumento jurídico, sino como proceso educativo para respetar la historia del sujeto.
El consenso es nuestra premisa de validez. Para Habermas, “todo consenso que haya sido generado argumentativamente en las condiciones de una situación ideal de habla, puede considerarse criterio de desempeño de pretensión de validez…” (1987:154) mientras tanto Bolívar, Domingo y Fernández, afirman: “la investigación biográfico-narrativa está dada por la credibilidad y coherencia interna de las historias…” (2001:135).
La representatividad de la muestra en la investigación biográfico-narrativa se aleja de la tradición investigativa para tomar la singularidad de los relatos dentro de una lógica de “plausibilidad y credibilidad” (Bolívar, Domingo y Fernández, 2001:131). Desde esta perspectiva, la muestra estuvo representada por 34 niños y niñas con edades entre 7 y 12 años, situados en las comunidades marginales del 13 de Mayo y Villasuárez del municipio de Villavicencio. El criterio para la selección de los sujetos participantes en el estudio estuvo mediado por la edad y que el tiempo del desplazamiento hubiese ocurrido en un período de tiempo no mayor a 3 años.
Una vez construidos los relatos se procedió, a través de una matriz, a la sistematización, con el fin de reducir los datos, para pasar luego a un proceso de categorización y análisis. Los resultados se expresan en compresiones, interpretaciones y significaciones del contexto a través del lenguaje. La comprensión ha hecho parte de un componente epistemológico y metodológico de las Ciencias Humanas en las concepciones fenomenológicas, hermenéuticas, dialécticas y lingüísticas. Responde a captar el significado profundo que las personas y grupos le adjudican a sus acciones y alcanza sentido interior del lenguaje, posibilita la interpretación en la que juega la interacción del actor social con el contexto de significados que encierra el mundo de la vida de las personas en situación de desplazamiento forzado (Habermas, 2008).
3. El contexto del Desplazamiento Forzado en Colombia
3.1. Algunas definiciones del Desplazamiento Forzado
A luz de definiciones manejadas por organismos humanitarios como: ACNUR [4](2007), CODHES(2009) [5], la secretaría de las Naciones Unidas, coinciden en afirmar el carácter de desplazado se le da a aquellas personas o grupos de personas que se han visto obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o situaciones provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida.
Así mismo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR, 2009) define el desplazamiento interno como: “personas o grupos de personas que han sido forzadas u obligadas a huir de sus hogares o lugares de residencia habitual, o a abandonarlos, en particular, a causa de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de desastres naturales o causados por el hombre y que aún no han cruzado una frontera entre Estados reconocidos Internacionalmente…”. El desplazamiento interno y el desplazamiento forzado guardan características similares, por lo tanto podría decirse que se trata de un mismo fenómeno. Tanto el desplazamiento forzado como las migraciones forzadas: “…se utilizan indistintamente para hacer referencia a los movimientos que realizan las personas de forma involuntaria como consecuencia o respuesta a determinados acontecimientos naturales (hambrunas, sequias, inundaciones, terremotos) y actuaciones humanas (guerras, conflictos civiles, persecuciones, degradaciones medioambientales, proyectos de desarrollo)” (Egea y Soledad, 2008:210).
Mientras tanto, la ley colombiana 387 expedida en el año 1997, define al desplazado como: “Toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertades personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los Derechos Humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el orden público”.
El carácter de desplazado que establecen los organismos internacionales con relación al definido en la le ley 387/97 no son del todo coincidentes, en tanto que, ésta última, deja de lado el desplazamiento ocasionado por catástrofes naturales al igual que aquellos que se desplazan en busca de recursos económicos. Mientras tanto, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ubica los desplazamientos internos en Colombia como “una estrategia militar deliberada…” (Soledad, 2007:177)
3.2. El Desplazamiento forzado en Colombia, un fenómeno que permanece
En Colombia el desplazamiento interno forzado de población civil es un acontecimiento de larga duración, se inscribe en una confrontación armada miltipolar y diferencial en las regiones rurales del país; “… las víctimas son diversas: no pertenecen a una etnia, a una religión, a una clase o grupo social específico. La fragilidad de la Nación, unida a la virtualidad de los derechos y la profunda debilidad tiene efectos que producen cambios y reestructuraciones en las culturas locales y nacionales. Al tiempo, se intensifican las situaciones de exclusión e intolerancia que padecen los nuevos desplazados expulsados a las ciudades…” (Naranjo, 2001:1).
El desplazamiento forzado trastorna el desarrollo de los niños, niñas y jóvenes porque la mayoría de ellos han vivenciado experiencias de homicidios, delitos, despojos, violaciones que generan traumas psicológicos y físicos, han vivido situaciones de miedo, rabia, rechazo, desarraigo, hostilidad y su consecuente pérdida de la confianza, cambios drásticos en su estructura familiar, pérdida del entorno cotidiano, deterioro de las condiciones económicas, culturales y sociales y finalmente agudización de la marginación y la pobreza (ACNUR y ICBF [6], 2010).
En todos los relatos de los niños se aprecian evidencias claras sobre el acontecimiento del desplazamiento forzado y las acciones que persisten, así cuentan sus vivencias:
A nosotros nos sacó la guerrilla porque a mi mamá la estaban amenazando que si no se iba la mataban. R01, 11 años.
Cuando a nosotros nos amenazó la guerrilla, tuvimos que salir a escondidas porque a mi papá lo iban a matar porque decían que era paraco [7] y él no era paraco, entonces nos tocó salir de noche por detrás de la casa donde había un caminito que nos llevaba a la carretera, entonces esperamos hasta que pasó el bus y nos vinimos para Villavicencio con lo que llevábamos, menos con las gallinas… R02, 9 años.
Estas expresiones de los niños, sumado a los estudios que anteceden esta investigación permiten confirmar que el desplazamiento de la población civil en Colombia continúa siendo un problema recurrente de conflicto armado con trascendencia en las últimas cuatro décadas. Es un acontecimiento que obedece, entre otros aspectos, a la estructura de un país con un modelo de estado capitalista, que ha generado a lo largo del tiempo desigualdades sociales. Esta desigualdad en la distribución de los recursos ha marcado la brecha entre ricos y pobres, generando a su vez grupos de excluidos, explotados y oprimidos; adicionalmente la ausencia de conciencia ciudadana expresada en los deseos de poder de unos grupos y la aceptación acrítica de otros, lo hacen carecer de garantías mínimas de protección de vida y la de sus familias (Forero, 2003).
El desplazamiento forzado ocasionado por actos bélicos se incluye dentro de los fenómenos más alarmantes del mundo actual. Las personas que viven el desplazamiento se ven forzadas a buscar nuevos lugares de refugio donde puedan salvarse y reconstruir sus vidas lejos del fragor de las batallas de grupos armados que intentan la exclusividad del poder en sus territorios a costa de perder a sus ciudadanos, antes de hacer posible la convivencia y las diferencias culturales, políticas y sociales. “Es una estrategia de terror empleada de manera indiferenciada por parte de los actores armados para expulsar a la población y controlar territorios estratégicos” (Villa, 2006:16).
4. Consideraciones del desplazamiento de niños y niñas por el conflicto armado.
4.1. La persona desplazada es también un excluido social que migra en busca de mejores opciones de vida.
El desplazamiento, además de ser motivado por la confrontación entre actores armados también se sucede al tenor de mejores opciones de vida, la economía cocalera surgió como una alternativa de subsistencia rentable y propicia para territorios de bajo desarrollo. El departamento del Meta y otros lugares de colonización son escenarios privilegiados para esta economía, al igual que ha favorecido la militancia y ocultamiento de los grupos armados generadores del conflicto colombiano. Molano (1989:300) señala: “los beneficios eran extraordinarios (...) La marihuana les permitía coronar en una sola cosecha lo que no habían podido hacer durante toda su vida con el maíz, el arroz, el plátano, los cerdos”.
Relatos de los niños como el que se muestra a continuación, confirma que una de las actividades principales de sus padres era el cultivo de la coca; si bien, el desplazamiento no estuvo ocasionado por la ambición del cultivo, si se constituía en medio de sustento:
… mi papá trabajaba sembrando comida: maíz, yuca y tenía un tajo de coca. Mi papá hacía la mercancía [8], el dueño era un médico que le hacía los trabajos a las FARC [9] y cuando lo cogió la policía él le dejó la finca a mi papá. Luego la tuvimos que dejar porque la guerrilla se llevó a mi hermano de 19 años…R18, 10años.
Mientras que para algunos pobladores, la opción cocalera se constituye en medio de subsistencia como se evidencia en el relato anterior, para otros, esta actividad permite la supervivencia familiar:
Mi papá trabajaba raspando coca [10] y mi mamá cocinaba para los trabajadores, pero resulta que de repente comenzó a haber muchos conflictos por las fuerzas armadas con la guerrilla, mi madre estaba embarazada de mi hermano pues como dos veces le dijeron a mi papá que nos fuéramos y como mi papá era una persona terca y no hizo caso de esas amenazas sino que hasta que un día enseguida de la casa mataron a un amigo cercano. Entonces mi papá ahí sí sintió temor, entonces nos vinimos toda la familia de Vistahermosa dejando todos nuestros animales… R19, 12 años.
Estas acciones se explican desde Bruner como aquellas historias en las que los niños “… pueden no saber mucho acerca de la cultura, pero saben lo que es canónico y están dispuestos a proporcionar una historia que puede explicar aquello que no lo es” (Bruner, 1991:94).
4.2. La palabra silenciada como expresión del miedo
El silencio es el primer obstáculo con que se encuentra el investigador en el campo práctico. Es un silencio asociado al miedo colectivo, se mantiene como forma de ocultar la identidad del desplazado y todas sus experiencias. Durante el trabajo práctico se evidenció que en reiteradas ocasiones algunos niños asistían al lugar de convocatoria pero no participaban de las actividades, es el caso de María, que siempre se ubicaba en una esquina y no pronunciaba palabra alguna. Basta con entender cómo las personas han vivido el desplazamiento y cómo este fenómeno ha tocado las subjetividades para comprender que toda manifestación de silencio no siempre es la ausencia de la palabra sino que es una actuación que tiene lenguaje propio. Es aquí donde lo educativo adquiere valor propio. Así lo confirma Bárcena cuando expresa: “El silencio es un estado, un modo de ser, un modo de estar. Y si entonces, en ese estado de silencio no hay palabras o no hay lenguaje es porque no se necesitan” (Bárcena, 2001:183).
Experiencias como la de María traen a este escenario las narraciones de Primo Levi (2008:552) para describir a Hurbinek como la figura infantil “… que nacido clandestinamente en el Lager, a quien nadie había enseñado a hablar y que experimentaba una imperiosa necesidad de hablar, expresada por todo su cuerpecillo.” y que Bárcena ha llamado la “esfinge muda” refiriéndose al silencio como negación de nuestra condición de seres hablantes. Pero también Bárcena (2001) hace alusión al silencio no como un simple callar, un no pronunciar palabras, sino un escuchar y una apertura al otro. El silencio para este autor es estar dispuesto a ir a lo más profundo de su ser, es sacar de adentro lo que se tiene, es estar dispuesto a abrirse al otro sin poner obstáculos. El siguiente relato muestra la posibilidad del encuentro con otros en circunstancias similares:
Cuando vivíamos allá la pasábamos muy asustados porque la guerrilla decía que los paracos podían meterse al pueblo y matarnos, también nos vinimos porque empezaron a reclutar los niños y a mis hermanos se los iban a llevar para la guerrilla por eso mi mamá nos sacó de ese pueblo y contrató un camión y echamos lo que pudimos, lo demás lo dejamos votado, llegamos donde una señora que nos dio posada y al otro día fue a la UAO [11] y a la Cruz Roja y nos ayudaron con un mercado, después nos vinimos para acá al barrio 13 de Mayo. R14, 12 años.
Otra expresión del silencio está marcada por el miedo. Las personas que viven en las zonas rurales en virtud de salvaguardar sus vidas, se acostumbran a ver, oír y callar. “El miedo a la palabra, a expresar lo que se siente, lo que se oye, lo que se ve, lo que se recuerda, lo que se piensa, es una de las implicaciones subjetivas y sociales más profundas y la que de mejor manera expresa la existencia de un ambiente de miedo que encuentra en el acto de comunicar y comunicarse con otros una amenaza directa a la vida” (Villa, 2006: 27).
En el largo peregrinaje que vive el desplazado del campo a la ciudad experimenta una nueva sensación de miedo a lo nuevo. Es un miedo cargado de dolor, de incertidumbre y de desesperanzas porque además de tornarse un lugar desconocido para ellos, a este sentimiento se le suman las formas de subsistencia; en la mayoría de los casos se carece de recursos para satisfacer sus necesidades básicas, asunto que lesiona el derecho al sano desarrollo y crecimiento personal. Y en otros, se consigue la ayuda de familiares y amigos cuyas circunstancias son similares. En este sentido, son diversos los relatos que narran los niños del cómo sucedió el arribo a la ciudad, quienes participaron de la acogida, sus sentimientos y emociones. La siguiente narración da cuenta de ello:
Cuando nos vinimos de allá nos sentimos muy bien porque todo se sentía muy tranquilo porque llegué a donde estaba mi tía y primas y nos reencontramos con mi hermana y ya no había tanto conflicto, estábamos muy contentos pero también me sentía solo, sin amigos pero con mucha más tranquilidad. De ahí nos buscamos una pieza [12] en el barrio la Reliquia duramos como dos o tres semanas, también buscamos ayuda en la UAO [13] nos dieron mercado y colchonetas… después nos mudamos al 13 de Mayo, pues un señor nos dijo que nos vendía un lote, nos fuimos mi hermana, mi mamá, mi sobrino y el hermano de mi padrastro... R13, 12
Aunque para unos la sensación de estar fuera del peligro está ligado a la felicidad así las condiciones no sean las mejores, para otros lo que prevalece es el recuerdo y la solidaridad de quienes, aun en condiciones precarias, les ofrecieron ayuda, que van desde la orientación para buscar ayuda institucional hasta los mínimos necesarios para sobrevivir.
4.3. Ciudadanía deficitaria
El concepto de ciudadanía para este estudio lo hemos tomado desde los planteamientos de Peña (2000) quien ubica en los contextos actuales de la sociedad, la noción de ciudadanía a partir de tres dimensiones: la pertenencia, el gozo de derechos y la participación. Cada una de estas dimensiones funda sus raíces en tres corrientes de pensamiento en la filosofía política; así, los Comunitaristas acentúan el arraigo emocional con la comunidad, los Liberales centran su atención en la defensa de los derechos y los Republicanos en la participación como elemento fundamental para construir comunidad. Pero también se acoge a una ciudadanía expresada en la garantía de los derechos fundamentales en la Constitución Política de Colombia (1991). Desde esta perspectiva planteamos para la reflexión que la población en situación de desplazamiento forzado se inscribe en una ciudadanía deficitaria o mejor una “ausencia de ciudadanía.” En adelante se esbozan de manera incipiente algunas reflexiones a partir de los relatos de los niños.
Se ha dicho en párrafos anteriores que el desplazamiento corresponde a la “huida” también a una forma de proteger la vida, bien sea porque los grupos irregulares los han obligado a salir de su territorio o porque ellos decidieron marcharse a otro lugar por miedo o temor de que sus hijos vayan a la guerra. En estas circunstancias, plantea (Villa, 2006), “ni derecho a quedarse, ni derecho a marcharse” y se pregunta ¿de qué derechos estamos hablando? Si los niños y niñas en condiciones de desplazamiento forzado no pertenecen, no están, sus derechos han sido vulnerados y la participación en el nuevo contexto es un asunto de reconocimiento. A este respecto, Naranjo plantea como punto de referencia a este tema, la necesidad de reflexionar alrededor del tipo de ciudadano que se está formando por vía de la guerra irregular, más aún cuando al campesino desplazado no se le están ofreciendo posibilidades económicas y de progreso que garanticen una digna convivencia. La oferta está alrededor de refugios como espacios “para defender lo último que les queda: la vida” (Naranjo, 2004:138), el siguiente es el relato de un niño que manifiesta alegría a pesar de las circunstancias vividas:
Cuando llegamos a la ciudad me sentí extraña porque había dejado mi casa pero a la vez feliz porque no había más peligro, llegamos a la Reliquia y una amiga de mi mamá nos dijo que tomáramos una casa en arriendo, también nos ayudaron en una oficina con comida y nos dieron colchonetas para dormir. Un día nos llamó un señor y nos dijo que si queríamos cuidarle un lote en el 13 de Mayo y cuando llegamos a este barrio todas las casas eran de lona, el techo era de plástico y nos tocaba dormir en el piso en colchoneta R18, 10 años.
El niño desplazado al igual que a los adultos se les fractura repentinamente el mundo de sus vidas – la cotidianidad rural- se le destierra, “nos desterraron”, “nos dieron tres días para salir”, “lo dejamos todo”. Estas manifestaciones que los niños narran tienen profundas significaciones para afirmar que su ciudadanía es impotente. “Las víctimas de la violencia no sólo pueden ser entendidas como sujetos cuyos derechos han sido violados, sino como el “otro” a quién se le ha quitado la voz por causa de las injusticias que provienen de la guerra” (Quintero y Ramírez 2009:31).
El derecho a circular libremente por el territorio se acabó, la huida es la expresión habitual en todos los relatos como manera de proteger la vida, es el único derecho al que tienen lugar, sólo se puede estar donde se está fuera del peligro “en otro lugar” y ese lugar ha sido la marginalidad de la ciudad.
4.4. La narrativa como una forma de reconstruir la historia
Las distintas expresiones de terror en el contexto del desplazamiento forzado se han constituido en una fuente de riqueza para la narración. En tanto que la narrativa se reconoce como discurso propio de la experiencia humana y se expresa a través de relatos; es una forma de construir sentido, a partir de acciones temporales personales, por medio de la descripción y análisis de los datos biográficos. “Es una particular reconstrucción de la experiencia, por la que –mediante un proceso reflexivo- se da significado a lo sucedido o vivido” (Bolívar, et al 2001:20).
Dejar huella histórica en oposición al olvido, como punto de partida de la transformación humana, es hacer historia y en este estudio es sencillamente construir conocimiento desde pequeños relatos, “porque quien hace historia, sabio o lego también es ciudadano” (Ricoeur, 2008:392). La educación mediada por la narrativa, en consonancia con el tiempo, es recoger las causas del pasado para reflexionarlas, es escuchar las voces del presente, es tomar iniciativa y establecer un horizonte futuro para la Pedagogía.
Acudimos al modo narrativo de elementos literario-históricos propuesto por (Bolívar y Domingo, 2006) y a las deducciones de (Ricoeur, 2007) para caracterizar lo narrativo a manera de representar mediante el lenguaje experiencias de las acciones humanas concretas en las voces de los actores, dando lugar a un entramado de relaciones entre circunstancias, intenciones de los agentes como la nobleza y la bajeza, manifestadas en la ambición, la intriga, el sufrimiento, la huida y la indiferencia; todo, dentro de un tiempo de ruptura de la vida y con lo que se espera obtener un conocimiento práctico. Pero con la narrativa también se recrea la imaginación para proyectar la posibilidad de recomenzar la historia de la mano de un sujeto discursivo llamado Pedagogía.
4.5. Nuevos espacios para la vivencia de la ciudadanía
Desde la complejidad y contraste del siglo XX nos invita Habermas (2008) a “aprender de las catástrofes” a reflexionar sobre los males de este siglo, a su vez incita a comprender y a ser críticos, desde los tiempos y los espacios que vive cada ser humano. En este discurso del aprendizaje a partir de las catástrofes humanas, Habermas nos invita a organizarnos alrededor del rescate de los derechos ciudadanos con el propósito de permear la política estatal a favor de los mismos derechos. Tomar la ejemplaridad de Habermas para realizar debates públicos de manera experiencial entre sus grupos con miras a crear una cultura del debate. Hay que llegar a la construcción de una memoria para dejar huella a partir del relato de la vida individual que pueda llevarse al campo de la intersubjetividad o el intercambio colectivo y la revisión colectiva.
También esboza Habermas que el siglo XX fue una época de grandes avances científicos y tecnológicos pero también de guerras e injusticias extremas, y desde estas dos miradas sucedió algo muy positivo: los marcos jurídicos, acuerdos, convenciones que expresados en una fraternidad universal beneficiaron lo humano y allí cuentan los niños, la mujer y la familia. En medio de la guerra interna que vive nuestros pueblos se han proclamado marcos jurídicos y políticos de protección a la infancia y la población desplazada. Es el caso de nuestra carta magna “la Constitución Política de Colombia” creada en 1991 y en ella se plantea en el artículo 44 la garantía de los derechos fundamentales de los niños y niñas y la prevalencia de estos sobre los demás; así mismo, en el año 1997 aparece el primer instrumento jurídico para la prevención del desplazamiento forzado, atención, protección, consolidación y estabilización socioeconómica de los desplazados internos por la violencia en Colombia, “Ley 387 del 97”; a esta normativa se le suman los autos y sentencias. Los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos surgen como un mecanismo propuesto por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para guiar las acciones de los gobiernos y las organizaciones internacionales y proteger los derechos de las personas desplazadas de todo el mundo, expulsadas de sus hogares por conflictos violentos, violación de los derechos humanos con permanencia en el mismo país. También se cuenta con la fraternidad universal expresada en ayuda humanitaria a través de las Organizaciones no Gubernamentales (ONG).
Pensar una vivencia de ciudadanía es pensar la ciudadanía con implicaciones profundas en la realización humana y, en coherencia con el pensamiento de Habermas, que trascienda del rescate de los derechos humanos al de “aprender de las catástrofes” a través de una Educación Social que rompa con el miedo al contar la historia para no repetirla, como sanción social al agresor y como primera tarea en reconocimiento de sí y de su contexto, pero muy especialmente el autoreconocimiento como sujetos de derechos. Con la praxis de este estudio se entrega un procedimiento de aplicación fácil en instancias formales y no formales de la educación, que implica la figura de un educador con conocimiento comprensivo de la realidad social; para que en estos contextos el/la educador/a ofrezca luces al problema y posibilite desplazar el miedo hacia la imaginación y creatividad. Se trata de utilizar recursos dinámicos que exploren la naturaleza lúdica, la sensibilidad creativa y espontánea de la naturaleza infantil para hacer aflorar el relato de sus experiencias trágicas, para luego movilizarlas hacia el consenso, la reflexión la crítica, los juicios.
Aprender de las catástrofes implica transformar la desesperanza en opciones de vida, encontrar lo positivo dentro de lo negativo, utilizar la luz en medio de la oscuridad, y en esta conjugación se reconoce al desplazado como un ser humano profundamente creativo que, con el paso del campo a la ciudad, ha tenido que modificar sus prácticas de supervivencia y entre tanto se le reconoce como posibilidad, la alegría, el espíritu lúdico, el legado cultural de la hospitalidad y la sensibilidad solidaria de quienes tienen poco pero lo dan todo cuando alguien en las mismas circunstancias lo requiere.
Con los relatos de los niños y niñas se infiere la creatividad polifacética del campesino colombiano que, ante su circunstancia, se impulsa a sobrevivir y para ello la economía informal se constituye en su principal aliada; es una manera de sobreponerse a las dificultades antes que hundirse en las necesidades:
Nos tuvimos que venir porque la guerrilla tenía muchos enfrentamientos con el ejército y destruían casas, la guerrilla es mala, desplazan a las personas que viven allá y también a las que viven en las veredas, no tienen nada de bueno, todo es malo. Un día mi papá nos dijo que era mejor que viajáramos a Villavicencio, entonces otro día salimos por la mañana y nos vinimos en un bus, llegamos al barrio 13 de Mayo donde mis abuelos. Llegamos y nos sentimos bien porque ya no había peligro y comenzamos una nueva vida sana y bien, pero también me sentía triste porque no había amigos con quien jugar y toda la gente nos miraba, se siente uno aburrido y triste, sin ganas de hacer nada.
Ahora hacemos arepas para vender porque mi papá no tiene trabajo, la semana entrante nos vamos a Bogotá a ayudarle a una tía que tiene un restaurante y nosotros vamos a hacer los chorizos y las arepas, mi papá dijo que primero se iba él y luego nosotros. R16, 12 años
Al respecto, compartimos los planteamientos de María Teresa Uribe en Meertens (2002:101) cuando “propone rescatar esas habilidades de los colombianos, dadas las experiencias colectivas inscritas en la memoria y en la tradición de sus vidas, que más que al arraigo remiten a la confrontación con la guerra y a las estrategias de supervivencia correspondientes.” Basta con ubicar un oficio que les permita recrear sus prácticas rurales para transformarlas en productos artesanales. “La implicación general para que una cultura se esté recreando constantemente es ser interpretada y renegociada por sus integrantes” (Bruner, 1999:128).
5. A manera de conclusión
En síntesis, el fenómeno del desplazamiento en Colombia se constituye en la prolongación
de la colonización practicada por “grupos de poder” que presionan a pequeños grupos campesinos arraigados en provincias distantes de la influencia de los beneficios del Estado, obligándolos a migrar a otras regiones; la crisis humanitaria del desplazamiento que vive nuestro país es crítica, crónica y prolongada, pese a los esfuerzos que ha venido ejecutando el Estado colombiano en términos de formulación, debate jurídico y política pública para la atención primaria y la protección a la población desplazada.
El desplazamiento como acción de moverse en el espacio ha sido una constante en la humanidad, pero el desplazamiento forzado, al igual que otros desplazamientos concurrentes en los tiempos modernos, están motivados por una carga sobrehumana y se expresan en desconocimiento y aniquilamiento del otro. En la medida en que la vida humana se reduzca caricaturescamente a una vida cuyo propósito es el mero sobrevivir en condiciones no humanas o infrahumanas, o sobrehumanas… “la noción misma de un hombre educado, remitirá a un vocabulario demoníaco o teológico, pero no a un lenguaje humano. Remitirá, en suma a algo que los hombres no podremos controlar, a un mundo que no estaremos jamás en condiciones de construir con nuestros humanos poderes” (Bárcena, 2001:23).
A la población campesina se les agrede calificándolos de auxiliadores, informantes de los grupos y desde estas denominaciones “todo es posible” para ellos: la muerte, la aniquilación, las prácticas de escarmiento [14], todo con la intención de producir pánico, miedo, terror; motivo por el cual el poblador rural en aras de proteger su vida y su familia, abandona su territorio, desintegra su núcleo familiar, pierde la identidad, el sustento entre otros más.
Nuestros niños y niñas, sujetos sociales de la educación, permanecen hoy como víctimas, pero con el impulso primario para narrar del que habla Bruner han puesto su imaginación a volar, desplazaron el miedo con la emoción de contar sus historias de vida y los juicios con los que les fue posible expresar. Ellos despliegan sus potencialidades para ser conducidos de la mano del educador social y del relato en la reconstrucción humana que se inicia fuera de la escuela, pero que pretende penetrar en ella con la proyección de una vivencia de la fraternidad, allí donde se conjuguen la comunidad de la precariedad y la exclusión, donde no quede otra forma sino ser amigo de quienes antes les hicieron pensar que era el enemigo, en últimas, es pensar en una Pedagogía de la acogida, donde se vuelva a “beber de las fuentes de la literatura y de la poesía” como lo señala Bárcena.
Las circunstancias anteriores invitan a transcender la función de la educación del concepto de socialización o de formación humana dentro de un estado frágil que pretende perpetuarse por la vía de la fuerza, en la que prima la confrontación armada y no otra opción. Pensar la educación como lo plantea Bárcena implica “pensar el porvenir de la humanidad desde el ángulo de la formación de la identidad, de la cultura de la memoria, y de la justicia compasiva (Bárcena, 2001:17). Significa intentar poner las humanidades, el saber, la instrucción, para que rompan las diferencias humanas e impidan el aniquilamiento del otro, por razones que parezcan o no justificadas.
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Notas
[1] La Orinoquía es una región geográfica de Colombia, determinada por la cuenca del río Orinoco y conocida como Llanos Orientales. Es una región de intensa actividad ganadera donde se escenificaron importantes luchas durante la época de la Independencia colombiana y venezolana. Culturalmente está habitada por el llanero, individuo también de los llanos colombo-venezolanos.
[2] Invasión: ocupar un terreno por vía de la fuerza.
[3] Habeas data: es el derecho en ejercicio de una acción constitucional o legal, que tiene cualquier persona que figura en un registro o banco de datos, de acceder a tal registro con el propósito de conocer que información existe de él y de solicitar corrección de esa información si diera lugar a perjuicio alguno.
[4] ACNUR: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
[5] CODHES: Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, es una organización no gubernamental de carácter Internacional que promueve la realización y vigencia integral de los derechos humanos de las personas desplazadas, refugiadas y migrantes.
[6] ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
[7] Paraco es el término que se utiliza en Colombia para nombrar a los miembros de la organización paramilitar.
[8] Mercancía: En el contexto cocalero el producto de la coca.
[9] FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
[10] Raspando coca: Significa la acción de coger la hoja de coca para procesarla
[11] UAO es la Unidad de Atención y Orientación al desplazado.
[12] Pieza, es el término que se utiliza en nuestro contexto para referirse a una habitación. Espacio entre tabiques de una vivienda.
[13] UAO: Es la Unidad de Atención y Orientación al desplazado en Colombia.
[14] El término “escarmiento” es usado en este contexto del conflicto colombiano para referirse a una lección de aprendizaje a la fuerza, es también una forma de violencia “para que aprenda”. Acontecimiento de ejemplo o acción.
Luz Haydeé González Ocampo. Profesora Tiempo completo de la Universidad de los Llanos, Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, Escuela de Pedagogía. Miembro del grupo de investigación: Convivencia ciudadana, simbiosis hombre-naturaleza, registrado y clasificado en Colciencias. Participación en proyectos financiados por la Universidad de los Llanos, Colciencias, Checchi and Company, Unión Europea y Acción Social de la Presidencia. Proyectos en curso: Laboratorio de paz III, Observatorio de Territorio, conflicto, desarrollo, paz y Derechos Humanos, narrativas, manifestaciones de ciudadanía con población infantil desplazada en Villavicencio-Meta. Colombia. Proyectos ejecutados: Pedagogía en valores cívicos para la democracia y la convivencia ciudadana, la casa de la justicia en Ciudad Porfía, ludomática en la escuela, lo público en la escuela, entre otros. Par académico del Ministerio de Educación Nacional para la acreditación de los programas de educación en Colombia, coautora del programa de Licenciatura en pedagogía Infantil de la Universidad de los Llanos. Coordinadora Departamental del Programa Ondas de Colciencias, en Villavicencio – Meta. Colombia. luzhago@hotmail.com
Matías Bedmar Moreno. Profesor Titular de la Universidad de Granada, Facultad de Ciencias de la Educación, Departamento de Pedagogía. Miembro del Grupo de Investigación: Educación Social y Cultural, interesado en las líneas de investigación: educación en personas adultas y mayores, relaciones intergeneracionales, interculturalidad, educación para la Paz. Miembro Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada. Participante en proyectos financiados en convocatorias públicas (AECI, IMSERSO, CICODE, MEC, Junta de Andalucía…) en España y en el extranjero (Colombia, Argentina, México), relacionados con la educación de adultos y mayores, animación sociocultural y desarrollo comunitario, Cultura de Paz... Autor de numerosas publicaciones. Amplia y rica experiencia profesional, en diversos niveles y temáticas, identificado con la pedagogía crítica. Maestro, especializado en Educación de Personas Adultas, he trabajado con presos, inmigrantes, analfabetos, etc. Miembro de asociaciones profesionales (Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social (SIPS) FAEA, Asociación Pablo Freire) y grupos de trabajo de MRP (MCEP). bedmar@ugr.es
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