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* ¿Milagro o quimera? Desarrollo regional en la Argentina contemporánea
* A América Latina e o processo de globalização da economia

¿Milagro o quimera? Desarrollo regional en la Argentina contemporánea

Jesús Suárez. (Universidad de Cádiz)/ En los últimos años, es frecuente encontrar en los medios de comunicación occidentales una imagen optimista sobre el desarrollo económico de la Argentina. A pesar de las graves consecuencias que la crisis mexicana de finales de 1994 (el famoso "efecto tequila") tuvo sobre la economía del país, Argentina sigue figurando en el selecto club de los denominados "capitalismos emergentes" y es presentado como un ejemplo de la recuperación experimentada en América Latina tras la grave crisis de los años 80, la tantas veces nombrada "década perdida". Estos análisis, en general optimistas, se centran casi exclusivamente en el hecho indiscutible de que las grandes cifras macroeconómicas del país presentan un balance altamente positivo. Sin embargo, esta mejora de la situación económica no se ha traducido en una mejora general de las condiciones de vida de la población. En grandes zonas del país, y en especial en las provincias del norte, incluso han empeorado.
Durante mis viajes por Argentina he podido ver como las desigualdades (tanto sociales como territoriales) se han ido agudizando progresivamente en una sociedad antaño mesocrática, cuyos rasgos diferenciadores dentro del contexto latinoamericano eran precisamente el tamaño y la importancia de sus clases medias, y la existencia de un cuasi- "Estado del bienestar" (que a través de diversos mecanismos (promoción industrial, protección arancelaria para determinados productos) intentaba nivelar (con mayor o menor éxito) los diferentes niveles de desarrollo que se manifestaban a lo largo y ancho de la geografía argentina. Estas dos características están rápidamente cambiando como consecuencia de la dinámica abierta a principios de los 90, a la que podríamos denominar "modernización excluyente". Este proceso es doblemente excluyente ya que por un lado supone una apuesta decidida por la eficiencia económica del aparato productivo sin tener en cuenta los costes sociales que ello conlleva (desregulación de las actividades económicas, privatizaciones masivas del sector público, recorte de los servicios y prestaciones estatales, aumento del desempleo, crecimiento de la pobreza y de la economía sumergida...), y por otro supone una polarización territorial de la actividad económica (concentración de inversiones en las áreas que ofrecen mayor rentabilidad, participación en los beneficios del proceso de integración económica MERCOSUR de sólo algunos enclaves exportadores...).
Las provincias del Noroeste argentino, zona de estudio de mi tesis doctoral, constituyen un ejemplo paradigmático. La región fue la más próspera del país en tiempos coloniales, y más tarde, una vez alcanzada la independencia y durante los años en los que Argentina era "el granero del mundo" gracias a la producción de la Pampa, continuó desempeñando un papel relevante gracias a la importancia que adquirió la agroindustria azucarera en las provincias de Salta, Jujuy y sobre todo Tucumán. Sin embargo, a partir de mediados de este siglo la región comenzó un lento pero inexorable declive apenas contenido por las medidas proteccionistas del gobierno respecto a la producción de azúcar y los intentos de diversificación industrial. El ciclo actual ha supuesto la aceleración del deterioro económico y social en toda la región. La supresión del apoyo oficial ha complicado aún más la situación de la actividad azucarera, amenazada además por la competencia brasileña que podría inundar el mercado argentino de incluirse este producto en los acuerdos comerciales del MERCOSUR. Aunque se ha producido un espectacular aumento de las exportaciones, el grueso de ellas corresponde a unas cuantas grandes empresas y sus efectos no repercuten en el resto de la región. El déficit existente en infraestructuras de servicios y transportes impide competir en igualdad de condiciones con las zonas más desarrolladas del país. Los intentos de mayor colaboración e integración económica con las regiones fronterizas de países vecinos (Sur de Bolivia, Norte de Chile, Sur de Paraguay), aunque son intentos positivos, no representan una solución global debido a que la mayor parte de ellas son también regiones periféricas subdesarrolladas.
La conclusión que se extrae de estos echos es obvia: la región sigue siendo un espacio subdesarrollado en el que únicamente unos cuantos enclaves, casi siempre en manos de capital exógeno a la región, han conseguido insertarse con relativo éxito en el nuevo modelo económico. Esta situación lleva hacia una mayor polarización económica, social y territorial. Esta situación que hemos descrito para el Noroeste argentino es extrapolable para muchos otros puntos del país, lo que viene a demostrar la debilidad del ciclo actual de desarrollo argentino, minado en su base por múltiples contradicciones.


A América Latina e o processo de globalização da economia

Flávio Sacco dos Anjos. UFPEL (Brasil) / Inúmeras têm sido as tentativas de diagnóstico das causas determinantes do atraso e da estagnação dos países latino-americanos. é, no entanto, ao longo dos anos 1950 que uma concepção teórica conquista notoriedade nos meios acadêmicos e políticos. Conhecida como a Teoria das etapas do desenvolvimento, formulada entþo pelo norte-americano Walt Rostow, suas teses convergiam no entendimento de que as frágeis economias ao sul do Rio Grande deveriam concentrar seus esforços no sentido de tomarem a situação dos países industrializados como referência do estágio final a ser atingido.
Em suma, o problema central latino-americano não estava no regime capitalista em si, mas na etapa em que encontrávamos mergulhados, para o qual requereria atingir o "arranco" (take off), de modo a superar o círculo vicioso do subdesenvolvimento. Tal entendimento expressava o caráter etnocêntrico do desenvolvimento ao considerar que todos as nações do mundo, inclusive os países latino-americanos, atingiriam tal estágio se estivessem dispostos a abandonar a indolência, o ócio e a incompetência.
Quis o destino que o atual Presidente da República do Brasil, Fernando Henrique Cardoso, hoje defensor intransigente de reformas de cunho neo-liberal que ameaçam a estabilidade das instituições públicas no âmbito da saúde, educação, ciência e seguridade social, fosse então, ao final dos anos 1970, um dos expoentes de uma radical e sofisticada crítica aos medíocres pressupostos que embasavam a concepção de Rostow.
A Teoria da dependência de Fernando Henrique assenta-se na idéia de que o capitalismo é um sistema totalizante, posto que as economias industrializadas (centrais) só subsistem e prosperam em virtude das economias periféricas, de onde se opera a transfusão compulsória de riquezas naturais e, sobretudo, da mais- valia convertida em combustível essencial do progresso. Para Fernando Henrique, o problema não reside no âmbito técnico ou eminentemente quantitativo. Sua raiz é de natureza política.
Tal postura inaugurou um espaço de compreensþo de nossas desigualdades e contradições não mais ancorado em critérios de eficiência, fatalismos, determinismos geográficos, ou até mesmo como chegou-se a sugerir em termos de diferenças etno-raciais que inspiraram a adoção de modelos de desenvolvimento, especialmente durante os regimes de exceção.
Com o fim da guerra fria, o quadro que se descortina, em todo o planeta, é a consolidação dos blocos comerciais, a exemplo do MERCOSUL, formado por Brasil, Argentina, Paraguai e Uruguai, com a perspectiva de que Chile passe também a integrar.
Mesmo que se considere o fato de que tal processo tenha sido provocado por razões fundamentalmente econômicas, sob a égide da "nova ordem mundial", o certo é que se deve esperar decisivos desdobramentos no plano social, político e cultural nesta nova conjuntura.
Nesse contexto, urge que sejamos suficientemente hábeis no sentido de valermo-nos da integração como instrumento para o resgate dos traços de nossa identidade cultural latino-americana, forjada nas inúmeras lutas que temos travado contra a intolerância, a opressão e o desrespeito à autodeterminação dos povos desde o tempo do colonialismo ibérico até os dias atuais.
Inexoravelmente a educação tem de se converter em vetor insubstituível desta cruzada. é nesse contexto que figuras como Símon Bolívar, José Martí, propositadamente esquecidas nos currículos de história das escolas pelo autoritarismo cultural que reina incólume no nosso cotidiano, devam ocupar seus espaços na mente e no ideário dos jovens.
A firme disposição de levar tais gerações ao encontro de sua própria história, de justapor semelhanças, ao invés de apontar diferenças, converter-se-á em chave asseguradora da concretização de nossas utopias, ainda que seja um processo lento e difícil a que os educadores não estejam preparados a conduzir, mas que contém em si mesmo o caráter de sua imprescindibilidade.
(*) Mestre em Sociologia, Professor de Sociologia Rural na Faculdade de Agronomia da Universidade Federal de Pelotas, Rio Grande do Sul.


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