Editorial
Solidaridad y Encuentro Intercultural en la Sociedad del Conocimiento
En la Declaración de Heredia formulada en 2008, varios centenares de científicos y pensadores comprometidos desde la sociedad civil organizada y solidaria en la construcción de otro mundo posible, reafirmaron su convencimiento de que el saber científico/técnico es patrimonio de la humanidad y que las naciones, regiones y las instituciones sociales y académicas deben velar por la distribución igualitaria de las posibilidades de acceso al conocimiento.
En aquella Declaración se reconoció igualmente que el fomento del trabajo cooperativo y el buen aprovechamiento de los recursos tecnológicos disponibles en cada momento puede facilitar la puesta en marcha de fecundos procesos de generación de conocimiento y de articulación de redes de participación y transformación social.
También se reafirmó que los desarrollos culturales, científicos y tecnológicos, por su potencial humanizador, pueden favorecer la cohesión social y el desarrollo de una economía fundada en el saber, por lo que es justo aspirar a una mayor solidaridad fundada en el reconocimiento de la diversidad cultural, en la conciencia del género humano y en el desarrollo de los intercambios culturales.
Se insistió en que el proceso de mundialización que están favoreciendo las tecnologías digitales ha de crear condiciones para un diálogo renovado entre las culturas y las civilizaciones, a la vez que se reconoció que estas tecnologías digitales están contribuyendo al entendimiento multilingüístico entre los diferentes pueblos y culturas.
En este contexto se constató que el desarrollo de la enseñanza a distancia en entornos virtuales comienza a ser una realidad esperanzadora, no sólo por su contribución a la mejora de los resultados del rendimiento educativo, sino por favorecer que la formación a lo largo de la vida alcance a los excluidos. Ello permite aspirar a que el acceso a las modernas redes telemáticas y a la alfabetización digital se configuren como nuevos derechos universales de la ciudadanía, y a que el desarrollo de la Sociedad del Conocimiento favorezca la superación de la brecha digital
También se proclamó que debido a que en la sociedad de consumo de masas se sigue primando al ser informado sobre el ser consciente, como consecuencia de la hegemonía del mercado sobre los valores universales, y que son éstos los que deberían inspirar la ética de los comportamientos cotidianos de la ciudadanía cosmopolita.
Finalmente se subrayó el hecho de que los desarrollos programáticos propios de la alfabetización digital contemplen la reflexión ética como argumento principal sobre el cual apoyar el ciclo vital del conocimiento; esto implica que la transformación del conocimiento tácito (individual y de las organizaciones) en explícito (sistematizado y con posibilidad de difusión universal) debe garantizar un mestizaje intercultural favorecedor del encuentro de culturas y civilizaciones.
Tan altos ideales inspiran el contenido teórico y aplicado que se incluye en este monográfico.
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