Cartas a medios de comunicación
Javier Hernández Andrés
Granada (España)
"Tráfico
en Granada"
CARTAS AL DIRECTOR: OPINION
DEL LECTOR
EL PAÍS
- Andalucía - 31-01-2004
Javier Hernández
Andrés
Acabo de desayunar leyendo en el periódico el acuerdo definitivo entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Granada para soterrar el futuro metro a lo largo de los más de tres kilómetros que tiene el Camino de Ronda. Aunque haya personas muy contentas por este acuerdo entre políticos de distinto signo, personalmente creo que es un grave error haber tomado semejante decisión. Y tengo motivos. En primer lugar porque los políticos no han seguido las recomendaciones de la comisión de expertos que se nombró ad hoc. Además no parece una solución completa y de futuro optar ahora por un metro soterrado (que entrará en funcionamiento en 2009) que solamente unirá únicamente tres pueblos del área metropolitana (Albolote, Maracena y Armilla). Se tratará por tanto de un parche muy provisional sin continuidad en otras líneas a corto y medio plazo. ¡Pero así se han hecho las cosas siempre aquí! Por otro lado agujerear una vía como el Camino de Ronda durante más de tres años puede suponer un caos añadido a la precaria situación del tráfico. Y por supuesto que existen ciudades europeas con circunstancias muy similares a las de Granada en las que los tranvías (o metros de superficie) funcionan excelentemente. ¡Sólo hay que viajar un poco! Ahora que el billete único para los autobuses en el área metropolitana empieza a funcionar con éxito, ¿no sería mejor experimentar con dicho transporte, incrementando la flota, aumentando la frecuencia de los autobuses, creando más líneas? Porque si el metro soterrado no funciona y no tiene la aceptación esperada, ¿será reversible el queso de Gruyere en el que se habrá convertido nuestra ciudad? Por último, ¿creen los políticos que por tener un medio de transporte subterráneo los ciudadanos dejarán de usar el coche en la superficie? ¡Ojalá me equivoque con mis augurios! Y perdonen por ser tan pesimista.
Recientemente he estado en Holanda y he sentido algo similar a lo que describe Maruja Torres en su artículo "Dolor de Bosques". Envidia por sus bosques, por el respeto a la naturaleza, por la cultura de la bici y por sus casas. Sorprende que en Holanda no haya grúas en las ciudades ni en los pueblos, a pesar de ser un país casi seis veces más denso que el nuestro (473 hab/km2 frente a 80 hab/km2) y con una tasa de natalidad mayor (1,75 frente 1,29). Tampoco sus habitantes viven en pisos pequeños para luego escapar a la casa de la sierra o de la playa en fines de semana. De hecho es difícil que una familia holandesa posea una casa en propiedad y harto improbable que tenga una casa para el invierno y otra para el verano, como sucede en nuestro país. Seguramente la construcción no suponga el 12% de su PIB, tal y como ocurre en España, donde es un negocio muy rentable a corto plazo. Para colmo de males en España se construye indiscriminadamente, en exceso, mal y rápido. ¿Qué casa posee los aislamientos acústicos y térmicos adecuados? ¿Cuántas casas son sostenibles medio ambientalmente en nuestro país? El retraso con respecto a Europa es abismal en este sentido y para subsanarlo se debe producir un profundo cambio de mentalidad y de costumbres."
Destacan en primer lugar sus infraestructuras: a pesar de ser un país pequeño, posee más de 10.000 kilómetros de carriles–bici, urbanos y rurales. Los rurales atraviesan bosques y parajes naturales. Hay otros que discurren paralelos a las carreteras nacionales pero están muy separados de éstas (normalmente por varios metros y por una hilera de árboles). Los carriles–bici urbanos son una franja de asfalto color naranja de casi dos metros de ancho a ambos lados de las calles y en ellos se circula con mucha tranquilidad y sin peligro, pues los conductores son tremendamente respetuosos con los ciclistas y además la bici posee preferencia en casi todos los cruces y rotondas.
Pero casi más importante que las infraestructuras es la cultura holandesa de la bicicleta. Usar la bici en Holanda no es un deporte, forma parte de su vida cotidiana. Están acostumbrados desde pequeños a usarla para cualquier tipo de desplazamiento (ir a la escuela, al trabajo, de compras, al cine, etcétera). Y la prefieren al coche –al que, por cierto, no idolatran–, siempre que el trayecto sea menor de 15 kilómetros. Por eso son infrecuentes los atascos de tráfico, las personas mayores poseen una salud envidiable y es muy difícil ver personas obesas en Holanda. Y todo esto a pesar del clima lluvioso y ventoso que caracteriza a ese país.
Es verdad que Holanda posee una orografía privilegiada pero no es menos cierto que España goza de un clima óptimo para utilizarla como medio de transporte diario.
Nuestros gobernantes deberían crear infraestructuras que fomentaran no sólo el deporte de base sino que también ayudasen a cambiar el estilo de vida de los ciudadanos. No sería caro que en Andalucia todas las carreteras tuviesen su correspondiente carril bici, bien separado de la carretera, no un pequeño arcén insuficiente y peligroso.
Ahora que nuestro turismo (sol y playa) está empezando a entrar en crisis deberíamos apostar por crear carriles-bici en nuestros parajes naturales y esto fomentaría el turismo rural y natural. ¿Es mucho pedir?
Me dirijo al periodista que el día 16 de Septiembre redactó un breve artículo en la sección "Sin respuesta" de su periódico, titulado "¡Y dale con la manía del carril-bici!".
Yo sí que quisiera dar respuesta a las opiniones (sorprendentes) que se vierten en el mismo. El/la periodista se queja del comportamiento de los ciclistas cuando ocupamos zonas peatonales, echa en cara que no hay uso suficiente del carril-bici que justifique su construcción, y concluye tachando de romántica la demanda de carril-bici que se viene haciendo desde varios colectivos y organismos públicos (pocos). El/la periodista demuestra ignorancia y falta de sensibilidad. Y es que, en primer lugar, no se puede llamar carril-bici a lo que tenemos en Granada. Le recomendaría pasear por el carril-bici paralelo a la circunvalación, a la cabeza de peligrosidad en Andalucía según denuncia un informe reciente de la Consejería de Medio Ambiente. No es sólo arriesgado cruzar las tres rotondas que atraviesa (si es conductor lo sabrá) sino que el abandono de ese carril-bici desde hace años es alarmante.
¿Y dentro de la ciudad? ¿Cree que un aventurado ciclista (por no decir atrevido) que pretenda usar la bici como medio de transporte cotidiano puede sentirse seguro en la ciudad con tres escasos tramitos de carril bici en tres calles? No existe continuidad del carril-bici. Por eso demandamos más tramos que vertebren la ciudad y una verdadera red de carriles-bici que conecten la ciudad con los pueblos del cinturón.
Si en algún momento nos vemos obligados a usar las aceras (para no jugarnos la vida en la carretera, donde los conductores suelen ser poco respetuosos con los ciclistas o donde no hay espacio para circular coches y bicis) descuide que el ciclista es ante todo un peatón más: respetamos la preferencia de los viandantes y adecuamos nuestra velocidad. Pero hablemos de estadísticas, ¿tiene usted contabilizados el número de accidentes entre peatón-ciclista y entre coche-peatón?
Cuando se consiga lo que demandamos (y es cuestión de tiempo, soy optimista) usted, como ciudadano, "sufrirá" los efectos del uso masivo de la bici por parte de una ciudadanía comprometida y "romántica". "Sufrirá" menos contaminación, "sufrirá" menos ruido, "sufrirá" menos atascos cuando use el coche (si es que antes no le convencemos para que no lo haga), "sufrirá" tener más aparcamientos, "sufrirá" tener conciudadanos más saludables y menos obesos, "sufrirá" tener que pagar menos impuestos, "sufrirá" una ciudad más limpia, más agradable para sus ciudadanos y con mejor imagen para los turistas. Y todo este "sufrimiento" por culpa de una reinvidicación por parte de colectivos románticos y utópicos.
Debe saber que muchos turistas cuando llegan a la ciudad preguntan si es posible alquilar bicis para disfrutar de Granada. Y es que no hay nada más que viajar a Europa (o a algunas ciudades de España) para darse cuenta de que la bici es una apuesta nada romántica sino muy pragmática y sensata que allí goza (aquí no) del apoyo de los políticos y la respuesta en su uso masivo por parte de los ciudadanos. Dése una vuelta por Florencia, Amsterdam, Estrasburgo, Viena, y muchas otras ciudades. Allí, a pesar de tener un clima menos propicio, usan la bici para ir a la escuela, al trabajo, de compras, al cine, a la ópera, etc. ¿Queremos converger con Europa?
La demanda de carril-bici que usted denosta frívolamente en su artículo puede que sea una reinvidicación romántica (¿que hay de malo en ser utópico y romántico?). Es, sobre todo, apostar por un desarrollo medio ambiental sostenible y saludable para TODOS los ciudadanos. ¿Podremos contar con el apoyo de los periodistas? Rectificar es de sabios.
El drama de los accidentes de tráfico sigue golpeando todos los días a este país. Según datos de la DGT en el año 2004 murieron 4.741 personas, hubo 21.805 heridos graves y 116.578 heridos leves. Sin embargo es escasa la atención que este incesante reguero de muertos y heridos recibe en los medios de comunicación. Nuestro país tiene el "honor" de situarse en siniestralidad a la cola de Europa junto a países como Chipre, Grecia o Portugal.
Desde hace unos meses venimos oyendo mensajes esperanzadores de nuestros gobernantes insistiendo en el concepto de "tolerancia cero" para solventar este gravísimo problema, incluyendo entre las medidas la implantación del futuro "carné por puntos".
El exceso de velocidad estuvo presente en el 29% de los accidentes mortales en España en 2004. Para hacer respetar los límites de velocidad la DGT ha situado un conjunto, escaso, de radares en nuestras carreteras. Pero para evitar que los conductores imprudentes e insensatos sean cazados in fraganti a la DGT se le ocurre la "genial idea" de hacer pública la localización de estos radares. A esto le llamo yo resignación-pasividad infinita.
Para colmo de males ahora se vende un producto denominado "Sherpa-GPS", anunciado en las emisoras de radio, que sirve para que esos conductores que viajan a más velocidad de la permitida, poniendo en riesgo sus vidas y la de otros, sepan dónde se hallan dichos radares. ¿Qué será lo próximo? Un dispositivo que nos indique dónde está la pareja de la Guardia Civil realizando controles de alcoholemia, de manera que el conductor que circule borracho pueda evitarlos.
Esa actitud laxa contra esa minoría de conductores temerarios provoca cada día la perdida de vidas humanas. ¿Hasta cuándo?
Después de 30 años de democracia, por fin se legisla sobre el uso obligatorio de la energía solar. A partir del día 1 de enero, cualquier nueva construcción deberá llevar instalaciones de energía solar térmica para agua caliente sanitaria. Y ha tenido que ser tarde y a fuerza de ley. Por desgracia, durante estos años han sido escasísimas las constructoras que motu proprio han apostado por la energía solar en el país de Europa donde más sol se recibe (1.600 kilovatios hora por metro cuadrado al año), pero donde menos se aprovecha. Por no hablar de los aislamientos acústicos y térmicos de las edificaciones. Es difícil que algún edificio cumpla la ley, y sin embargo los ciudadanos no solemos quejarnos. Si se edificara bioclimáticamente, podríamos ahorrar muchísima energía. Tengamos en cuenta, además, que hay reservas de petróleo para tan sólo 40 años; de gas natural, para 60 años, y de uranio (esencial para generar energía nuclear), para 40 años.
¿Pasará lo mismo con el agua? Los ecologistas (tan denostados inmerecidamente) llevan años alertándonos. Paradójicamente, España sigue siendo uno de los países de Europa donde más agua se consume (en torno a 200 litros por habitante y día) y donde más barata es (3,51 euros por metro cúbico en Holanda, frente a 1,54 euros en España). Del consumo diario, el 32% de agua potable lo gastamos en el váter. Un auténtico despilfarro.
Por no hablar de los campos de golf, la obsesión por el césped, las piscinas individuales en lugar de comunitarias, etcétera. Aquí el sentido común debería imperar. ¿Se nos ocurriría plantar cactus en mitad de la selva tropical o crear una playa con arena en Siberia?
Y, sin embargo, existen soluciones para evitar este derroche. Un ejemplo es reutilizar las "aguas grises" (aguas ligeramente sucias provenientes de los fregaderos, bañeras, lavadoras y otros usos) para el riego, la cisterna del váter, lavado de coches, limpieza de suelos, etcétera. Todavía no se ha implantado en España y sospecho que habrá que esperar otra ley al respecto. ¡Esperemos que no haya que aguardar décadas.
En un reciente número, la revista Vogue incluyó un reportaje que hacía alusión a la moda al "estilo sin techo", donde aparecían varias modelos vistiendo ropa cara, pero despeinadas y con las uñas pintadas de negro. Es muy grave usar tan frívolamente con fines comerciales a este colectivo excluido socialmente.
Las personas sin hogar (30.000 en España) no merecen grandes titulares en los medios de comunicación, ni manifestaciones multitudinarias para pedir una mejora de su situación. Los llamamos vagabundos, indigentes, mendigos..., y sin embargo son personas como nosotros, con nuestros mismos derechos, cuya vida en algún fatídico momento se truncó. Puede ser la muerte de un familiar, la pérdida de trabajo, alguna adicción, una enfermedad, un desahucio, problemas económicos, o cualquier suceso, o sucesos encadenados, que desequilibran a la persona si no dispone de un apoyo familiar y afectivo.
Nadie está a salvo de caer en esta situación, por muy difícil que parezca. “Sin techo” no sólo hace referencia a la falta de cobijo, sino también a una carencia afectiva, a la soledad, al abatimiento, a no tener apoyos para hacer frente a los obstáculos enormes con los que se enfrentan.En nuestras ciudades existen servicios sociales como albergues y comedores pero las cifras y los hechos reflejan una insuficiencia en la atención y recursos destinados a las personas sin hogar. Los sin techo no están en la calle porque quieren y están condenados a vivir en soledad. Son un colectivo desconocido y olvidado, estigmatizado socialmente, que sufre la indiferencia y el desprecio de la gente. ¿Quién no ha girado el rostro para evitar su mirada? Organizaciones como Solidarios para el Desarrollo tratan de romper con esa situación. Así, voluntarios de diferentes ciudades salen cada noche a "encontrarse" con las personas que duermen en la calle para ofrecerles su apoyo.
Las personas sin hogar no interesan porque no ejercen su derecho al voto, carecen en la mayoría de los casos de documentación en regla, porque cerramos los ojos al encontrarlos o porque ellos mismos, en un alarde de dignidad, se apartan a nuestro paso. Es necesaria una mayor sensibilización de la sociedad y de la Administración, para no darles la espalda. Flaco favor hacen artículos como el citado, donde se adorna la más triste de las realidades con una falsa moda sin techo.
Los abajo firmantes de la carta somos voluntarios de la ONG “Solidarios para el Desarrollo” en Granada
Javier Hernández Andrés, María Inmaculada Sánchez Rull, Sara Vacas Jaén, Juan Luis Nieves Gómez, Cristina Merino Cabezudo, María Soledad Oña Lozano, Ana María Moreno Córdoba, Oti García Cuadra, Alejandra Alcalá López, Aurora María Sánchez Rull
En un anuncio en la radio sobre un coleccionable de Historia del Arte que se adjunta con un periódico nacional se justifica el alargamiento de las figuras en los cuadros de El Greco por un defecto visual en los ojos del pintor. Sorprende que esta falsa creencia se incluya en una enciclopedia supuestamente actualizada, cuando la ciencia la refutó hace ya bastantes años.
Si El Greco (Domenikos Theotokópoulos, 1541-1614) pintaba las figuras alargadas y adelgazadas (véase “El entierro del Conde Orgaz”) no era por un supuesto astigmatismo sino porque lo hacía intencionadamente. Aunque el astigmatismo origina una deformación en la imagen que se produce en la retina, las personas que padecen astigmatismo se adaptan a su condición y tienen la capacidad de dibujar objetos con proporciones reales.
Pero hay un razonamiento más contundente: admitiendo ese supuesto defecto, si la distorsión se produjera al ver a sus modelos, también se hubiera dado al ver las figuras de sus cuadros, quedando por tanto anulada dicha deformación. Déjenme que lo explique con el siguiente ejemplo. Imaginen que yo poseo un “defecto” en mis ojos que me provoca visualizar los círculos como cuadrados; si deseara pintar la luna y quisiera que mi cuadro fuese un fiel reflejo de lo que veo, ¿cómo dibujaría el cuadro? No hay duda: pintaría la luna redonda, tal y como es en la realidad, puesto que también esa luna la vería, a través de mis ojos, como un cuadrado. Ambas lunas, la real y la pintada, estarían deformadas idénticamente en mi retina.
La forma alargada de las figuras de El Greco es simplemente una característica de su estilo artístico y no la consecuencia de algún problema visual. A veces este tipo de falsas conjeturas perduran en el tiempo a pesar de que la ciencia demuestre su falsedad. ¿Sospecharemos algún día que las figuras gordas en los cuadros de Fernando Botero son el producto de un defecto visual del artista colombiano?
Desde hace algún tiempo CajaGranada usa palabras como altruismo, generosidad y filantropía al referirse a sus Tarjetas Solidarias. Todo parecen bondades puesto que Caja Granada se compromete a que el 0,7% de las comisiones generadas por pagos en comercios y por comisiones de mantenimiento sea cedido a proyectos solidarios. Un posible cliente, consciente de la situación del mundo y de los más desfavorecidos, pensará inocentemente que ese 0,7% será aportado a partes iguales por Caja Granada y por el usuario de la tarjeta. Sería lo razonable. Pero sigamos leyendo la letra pequeña del contrato. A partir del primer año el coste anual por poseer la Tarjeta Solidaria es de 60 euros.
Pensemos cuántos pagos tendríamos que realizar con la tarjeta para que el 0,7% equivalga a 60 euros. Resultado: más de 8.500 euros anuales; es decir, deberíamos tener un gran poder adquisitivo para pagar cada mes con la tarjeta casi 120.000 de las antiguas pesetas. Sólo con este enorme ritmo de gasto conseguiríamos una aportación a proyectos solidarios con la Tarjeta Solidaria similar al precio de su mantenimiento (60 Euros). Es sencillo sacar conclusiones: mejor aportar esos 60 Euros directamente a una ONG.
Javier Hernández Andrés
El deseo de pasar a la posteridad a través de las obras públicas ha sido y es una constante en la historia. Para comprobarlo no hay nada más que vivir en Granada y sufrir una ciudad levantada en obras (la mayoría son sólo innecesarios lavados de cara). Actualmente Granada parece un queso de Gruyere, horadada en múltiples flancos por agujeros que se convertirán en futuros túneles. Y todavía no ha empezado la megaobra de la línea de Metro que irá soterrada (en contra de la comisión de expertos) por el Camino de Ronda, fruto de la obcecación del alcalde. Es muy discutible la idoneidad y el éxito de alguna de estas obras para solventar el principal problema que sufre nuestra ciudad, el tráfico, que provoca que nuestra ciudad sea una de las más contaminadas acústica y atmosféricamente. El gerente del Consorcio de Transporte del Área Metropolitana ya ha reconocido que la chapuza del metro no lo resolverá. Mientras tanto el tráfico se agrava por días como resultado de la pésima planificación y de una nula apuesta por la única solución razonable: el transporte público.
Por desgracia el único examen que sufren los políticos son las elecciones. Examen que nunca suspenden (escúchenlos al valorar los resultados de los comicios) y que no evalúa de forma pormenorizada los distintos aspectos de su gestión. Si se nos diera la oportunidad a los ciudadanos, a través de encuestas rigurosas, presupuestos participativos o referéndums locales, de opinar frecuentemente sobre las cuestiones que realmente nos afectan, posiblemente los políticos no tomarían tantas decisiones erróneas y a menudo irreversibles.
¿A quién podremos pedir responsabilidades cuando se demuestre que el carísimo e irreversible parche del metro ha sido una decisión equivocada? ¿No sería más sencillo y barato unir todos los pueblos del área metropolitana con trenes de cercanías e instalar en la ciudad tranvías eléctricos, como en otras ciudades españolas y europeas?
Enhorabuena a los organizadores del primer “macro-lecturón” en Granada el sábado 25 de Marzo, por demostrar que existe una alternativa silenciosa, respetuosa, saludable e inteligente al botellón. Ojalá esta original propuesta, que consiste simplemente en asistir a una plaza de la ciudad con un libro y disfrutar de su lectura, se repita en sucesivas semanas, se extienda a otras ciudades y aglutine cada vez a más gente.
Es una satisfacción que esta original iniciativa haya surgido precisamente en una ciudad que ha copado recientemente los titulares de los medios de comunicación por haberse celebrado en ella el macrobotellón más multitudinario de España con el beneplácito de nuestros gobernantes. Curiosa época la nuestra cuando una ciudad se vanagloria de tal hecho. El macrobotellón de Granada constituyó un negocio para ciertos comerciantes, saturó los hospitales con decenas de comas etílicos, colapsó el tráfico de la ciudad y supuso un enorme gasto para las arcas municipales. Dado su “éxito” ya hay amenazas de repetirse en próximas fechas.
Quizás la primera convocatoria del “macro-lecturón” no haya reunido a mucha gente. ¡Sólo es cuestión de tiempo! Hace falta que cunda el ejemplo, que corra la voz, que los medios de comunicación se hagan eco de la propuesta, y que los lectores “amenacemos” con inundar las plazas de nuestras ciudades cargados con nuestras botellas de sabiduría y conocimiento, nos emborrachemos de palabras oyendo la música de las frases y de los versos, nos intercambiemos drogas literarias, nos enganchemos con esas herramientas de reflexión y aprendizaje que son los libros y tengamos el mono de tener siempre un libro cerca que nos invite a pensar.
“Escribir es vivir” afirma José Luis Sampedro en su último libro y para Jorge Luis Borges leer es una forma de felicidad. ¡Lee, pásalo!
La cámara oscura de Granada es una de las más grandes del mundo y una auténtica pieza de museo por la antigüedad de la lente utilizada. Pero también constituye una magnífica herramienta pedagógica para la enseñanza de las ciencias. Sin embargo este atractivo turístico que ha funcionado en Granada durante cuatro años está a punto de perderse. Sorprende que el Ojo de Granada fuese galardonado con el Premio Prestigio Turístico 2004 y dos años después tenga que clausurarse por no haber conseguido ser rentable. ¿Tan difícil es incluirlo en el bono turístico de la ciudad, tal y como se anunció el día de su inauguración? ¿No sería interesante que el Ayuntamiento colaborará de alguna manera en mantener un ojo abierto y permanente a esta hermosa ciudad?
Ignoraba que los apellidos pudieran predestinar mucho más que los genes. En Granada tenemos un ejemplo: en pocos años la panorámica de la ciudad sufrirá un gran cambio en altura “gracias” a que nuestro alcalde, José Torres Hurtado, ha permitido la construcción de varias "torres" de excesiva altura en distintos puntos de la ciudad (una de 25 pisos en el cerrillo de Maracena, una de 20 en el Serrallo y otras dos junto al Hipercor). Con la excusa de ser una fuente de ingresos para el ayuntamiento, nuestro alcalde está mercadeando con la belleza de nuestra ciudad, saltándose el PGOU. Nos ha “hurtado” la belleza de nuestra ciudad con “torres” y más “torres”. Señor alcalde, ¡en arquitectura el tamaño no es importante!
Quizás sean delirios de grandeza, afán por pasar a la posteridad o simplemente una falta de política urbanística respetuosa con una ciudad en la que hasta ahora sus monumentos emblemáticos se podían divisar desde cualquier rincón. O quizás exista una teoría antropológica que confirme que el apellido de una persona pueda ser el responsable de tomar decisiones tan importantes como la de llenar la ciudad de “torres” descomunales que modifican el paisaje arquitectónico de forma irreversible y que no garantizan la seguridad de sus moradores puesto que tienen difícil acceso.
Espero que la coincidencia entre el apellido de el actual alcalde y su obsesión por lo colosal sea pura anécdota, pues pánico me da saber que el candidato del PSOE a la alcaldía se apellida Torres Vela.
A los españoles nos convendría recordar de vez en cuando que no sólo existen profesiones cuyos horarios de trabajo obligan a dormir durante el día (la lista es amplísima) sino que también hay personas que por su situación necesitan aprovechar sus horas de descanso. ¿Hay que llevar a gala ser el segundo país más ruidoso del mundo? ¿Cómo se explica que muchas de las actividades de las que disfrutamos impliquen necesariamente niveles de ruido excesivos, siguiendo el lema “cuanto más ruidoso, más exitoso”?
En nuestro país se utiliza un doble rasero de medida con los ruidos: por un lado exigimos por ley que ciertos locales estén insonorizados (lo cual es de agradecer) so pena de multa pero, por otro lado y sólo como ejemplo, toleramos fiestas populares en la calle que utilizan una música estridente como reclamo hasta horas intempestivas, aguantamos los efectos sonoros del botellón, soportamos el ruido del tráfico y el de los cláxones de conductores impacientes y maleducados, transigimos con las cansinas campanas de las iglesias que llaman a los fieles, sufrimos la explosión de petardos por cualquier pretexto (bodas, comuniones) o padecemos al singular ciudadano, que en aras de culturizar musicalmente a sus convecinos, pone su música a tantos decibelios que se oye en varias manzanas alrededor.
¡Ignoraba que ser español significara ser poco empático!
Imagine que usted compra un coche de segunda mano con la intención de usarlo en su negocio, y que varios días después de adquirirlo comprueba que el antiguo dueño tenía facturas pendientes y multas impagadas. Aunque iniciara trámites judiciales para solventarlo, ¿dejaría el coche sin usarlo en la calle hasta que la lenta justicia lo resolviera? Pues algo similar está ocurriendo en Granada con el Circo del Arte, que se inauguró a bombo y platillo en el 2003 por el PSOE en un acto electoralista que costó más de 110.000 euros.
Desde entonces han aparecido deudas, irregularidades financieras y facturas falsas, pero no se le ha dado uso alguno. El actual alcalde, del PP, lleva aguardando inexplicablemente el resultado de una auditoría para decidir qué hacer con el circo. Esta desidia ha provocado que las instalaciones estén abandonadas, deterioradas, y sometidas a un expolio continuo. ¿Es incompatible sacarle partido al Circo y buscar a los culpables de las irregularidades al mismo tiempo?
Es bastante extraño que se le hayan puesto trabas a una plataforma integrada por compañías profesionales de artes escénicas que se había ofrecido para poner en marcha el abandonado Circo del Arte. ¿No habrá alguna operación urbanística oculta detrás de esta negativa y de esta desidia? Creo sinceramente que la actitud de la actual corporación municipal es negligente y que los granadinos deberíamos pedir responsabilidades políticas.
Leemos estos días en los periódicos titulares como “nuestros embalses están en su nivel más bajo desde 1996”, “España es el país con la gestión de agua más desastrosa” o “Narbona acusa a Murcia y Valencia de derrochar agua en plena sequía”. A ese despilfarro contribuimos todos (políticos, empresarios y ciudadanos de a pie): se siguen construyendo campos de golf, se edifican chalets con piscinas individuales, regamos nuestros jardines (en donde predomina incomprensiblemente el césped) con abundante agua potable y seguimos sin reutilizar las "aguas grises" (aguas provenientes de fregaderos, bañeras, lavadoras y otros usos).
Pero hay noticias esperanzadoras: el Valencia C.F. ha jugado recientemente un partido de fútbol en Salzsburgo en un estadio con césped artificial. No es ninguna broma. Aunque en Austria llueva mucho los austríacos derrochan sentido común que va calando, aunque anecdóticamente, en algún municipio español como Elche donde llevan utilizando, desde hace tres años, césped artificial en la jardinería pública.
Es claramente inadecuado y una falta de responsabilidad plantar césped natural en un país como el nuestro, donde el agua es un bien escaso. En nuestras manos está la decisión de ir sustituyéndolo por césped artificial.
Ahora que se acercan las elecciones municipales desearía invitar a los dos Torres (Torres Hurtado y Torres Vela) a viajar a determinadas ciudades de Europa donde tienen resuelto el problema del tráfico con soluciones que destacan por su racionalidad y pragmatismo. En esta invitación no incluyo a Lola Ruiz ni a Jesús García, alcaldables por IU y por Los Verdes respectivamente, porque sé perfectamente cuáles son sus propuestas de transporte público, con las que coincido.
Hay muchos ejemplos pero me centraré en una que conozco bien. Es Saint-Etiènne en Francia: posee una orografía y extensión similares a la de Granada, con varios campus universitarios repartidos en distintos lugares y con una superficie de parques muy superior a la nuestra. Existen 34 líneas de autobuses y 3 de tranvías. Los tranvías son de superficie (lejos del absurdo, carísimo e irreversible soterramiento propuesto en Granada), son muy silenciosos y tienen paradas cada cuatrocientos metros y frecuencias de 5 minutos. Las cabeceras de línea de tranvía coinciden con las de autobuses, y el billete es el mismo para ambos. En el centro de la ciudad, de calles estrechas, sólo se permite el tránsito de tranvías y de coches de residentes; pasear por ellas constituye un auténtico placer libre de ruidos y humos.
¿Dónde está el proyecto de la segunda línea de metro en Granada? La línea en proyecto sólo conectará la ciudad con cuatro pueblos, sin incluir el aeropuerto. ¿Por qué no se hace coincidir en la futura estación del AVE una gran parada de autobuses urbanos, tranvías y tren? En la carísima remodelación de la Gran Vía y Avenida de la Constitución, ¿se ha tenido en cuenta la futura y virtual segunda línea de metro? ¿Por qué ese empeño en soterrar el metro en contra de la opinión de la comisión de expertos?
Quizás estemos todavía a tiempo para solventar con coraje este problema, y entre todos procuramos que Granada deje de ser una de las ciudades más ruidosas y contaminadas de Europa.
"Hooligans
en política y en la calle"
CARTAS
AL DIRECTOR
Diario
Granada Hoy, Marzo de 2007
Javier Hernández Andrés
Su obcecación por soterrar el metro en el Camino de Ronda en contra de la opinión de expertos y vecinos. Someter el centro de la ciudad a continuas, carísimas y, a mi parecer, innecesarias reformas, olvidando que Granada no es sólo la zona centro. Proponer ahora, y no cuando se proyectaban las obras de Gran Vía y Constitución, una línea de metro por el centro que tendrá que abrir de nuevo estas vías. Eliminar los pocos carriles bici que quedaban en la ciudad, no apostar por ese medio de transporte y despreciar a quienes lo usan. Permitir la construcción de torres de colosal altura, incumpliendo el PGOU. Abandonar el Circo del Arte provocando su deterioro y expolio. Su continuo y empecinado enfrentamiento con otras instituciones, disfrazado de una actitud victimista, que causa retrasos en proyectos de vital importancia para nuestra ciudad (estación del AVE, espacio escénico, etc). No haber solventado la situación vergonzosa en la Policía Local. Fomentar el botellón durante casi toda la legislatura (incluso sugiriendo que la Universidad debía abrir sus instalaciones para tal fin). Poner trabas económicas al Parque de las Ciencias. Darse cuenta ahora y no antes (más vale tarde que nunca) del escaso servicio de taxis, especialmente durante los fines de semana. Reducir su política cultural a un premio de poesía millonario. Por su desatinada propuesta de una escuela de golf en la Chana. Por su intransigencia con el puente entre la Carretera de la Sierra y Bola de Oro. Por la tala indiscriminada de árboles. Por apoyar un teleférico carísimo que no solventará el transporte con la sierra. Por los escasos recursos sociales destinados a prestar una ayuda integral y efectiva para las numerosas Personas Sin Hogar que hay en nuestra ciudad.
Seguro que me he dejado en el tintero muchos otros temas, pero es que la memoria no perdona.
Cualquier viandante o conductor que a diario pasee o conduzca por Granada habrá comprobado que en ciertas calles y a determinadas horas del día los carriles de las calles se reducen a la mínima expresión puesto que algunos coches quedan aparcados en doble y triple fila, con el consecuente efecto nefasto sobre el ya maltrecho tráfico en nuestra ciudad. Y esto se produce con total impunidad.
Algún avispado lector habrá adivinado que me estoy refiriendo a los colegios e institutos de la capital, tanto públicos como privados, a donde acuden alumnos que son traídos y recogidos en los coches de sus padres. Si no estoy mal informado tengo entendido que los centros docentes se asignan fundamentalmente por la cercanía del domicilio paterno. Algo no me cuadra entonces. O los padres quieren presumir de coche último modelo llevando a sus hijos hasta la misma puerta del colegio aunque esté a menos de 500 metros de sus casas, o sencillamente, debe haber algún tipo de trato de favor (saltándose las normas administrativas correspondientes) por parte de los equipos directivos de los centros docentes hacia ciertos padres para otorgar plazas a familias que viven en el otro extremo de la ciudad.
Una ciudad como Granada, con calles estrechas, tráfico poco fluido y alta contaminación atmosférica y acústica, no puede permitirse que determinadas calles se congestionen día tras día simplemente porque algunas personas no cumplen ciertas reglas básicas. Por eso desde aquí quiero pedir a quien corresponda (¿Ayuntamiento, Policía Local, Delegación de Educación, equipos directivos docentes?) que tome cartas en el asunto.
Por fin Granada tiene un festival de cine. El pasado domingo se clausuró la primera edición de “Cines del Sur”, certamen que nos ha permitido disfrutar de películas realizadas en países africanos, asiáticos e iberoamericanos, mostrándonos realidades sociales muy distintas a las que estamos acostumbrados a través de películas americanas y europeas. Hemos tenido la oportunidad de visionar cintas imposibles de ver habitualmente en las salas comerciales de nuestra ciudad. Y eso ya es de agradecer. Durante nueve días se han proyectado casi sesenta películas, la mayoría elegidas con bastante acierto por los organizadores del evento, y que han sido acompañadas por actividades paralelas y complementarias.
En Granada no deseamos un festival donde sólo sea noticia qué estrella cinematográfica viene o deja de venir, o donde la alfombra roja sea el objetivo de fotógrafos buscando la instantánea más "glamourosa". Preferimos un festival diferente, solidario, comprometido, de precios asequibles, que nos proporcione la oportunidad de “mirar” otras realidades geopolíticas y culturales distintas, que dé salida a películas con dificultades para su distribución, que llene la ciudad y la calle de actividades paralelas (debates, exposiciones, etc.) y que se celebre en distintos escenarios emblemáticos de Granada.
Felicidades a todos los responsables del festival (organizadores,voluntarios, patrocinadores) por esta apuesta tan arriesgada (los proyectos valientes no siempre tienen fácil acogida), que ojalá tenga continuidad en el futuro y permita que pronto tengamos alguna sala en nuestra ciudad dedicada exclusivamente a proyectar cine alternativo, de autor, en versión original.
El bombardeo mediático de estos días nos recuerda machaconamente que el orgullo nacional se supedita a las medallas que España obtenga en Pekín.
El éxito o fracaso depende únicamente de superar o no las 19 medallas de Atenas. No importan ni el número de participantes ni los diplomas olímpicos obtenidos. Para estos deportistas de élite debe resultar insultante e injusto leer en los periódicos que quedar en cuarto lugar en unas olimpiadas es un fracaso.
¿Qué ingenuo soy! Pensaba que nuestro orgullo como país dependería del número de instalaciones deportivas por habitante, de su variedad (no sólo campos de fútbol), de su localización (los barrios también existen), de sus horarios de apertura (que el único recurso no sea saltar los muros de un colegio), de sus precios, del número de deportistas de base que las usan, del uso del deporte como educación (valores como la solidaridad, el esfuerzo personal sin recompensa, etc.)
¿Qué iluso soy! Pensaba que un acontecimiento como Pekín 2008 serviría para que los deportes minoritarios ocupen más minutos y espacio en los medios de comunicación. Pero a partir del próximo lunes los periodistas condenarán al ostracismo mediático a la mayoría de nuestros deportistas olímpicos y a sus historias de sacrificio. Volverán, por desgracia, a concentrarse en el fútbol y en sus millonarios jugadores. El resto de deportes pasarán a ser meras anécdotas y sólo serán merecedores de una reseña de apenas treinta palabras en la última hoja de deportes cuando consigan algún éxito mundial. Por no hablar de las retransmisiones deportivas limitadas a los tres o cuatro deportes que generan publicidad y siempre en categoría masculina.
¿Qué idealista soy! ¿De qué me sirve que Nadal sea el número uno del mundo si en mi barrio no hay ni una sola pista de tenis? Tres Tours de Francia consecutivos ganados por españoles y sin embargo moverse en bici por mi ciudad es un auténtico deporte de riesgo. Y esto sólo son dos ejemplos.
El deporte como esfuerzo y como ayuda ('mens sana in corpore sano'), que decían los antiguos, herencia del auténtico espíritu olímpico.
Actualmente las universidades españolas están inmersas en pleno proceso de adaptación al Plan Bolonia. Esto supone reformar los planes de estudio de cada titulación para adaptarlos a los nuevos 'grados', en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior y también supone un reto importante en el proceso de convergencia europea que supondrá la armonización de las titulaciones universitarias con el objetivo de alcanzar la libre circulación e intercambio de titulados y alumnos. Estas reformas no son sencillas de llevar a cabo y podemos equivocarnos fácilmente.
Al reducirse, en general, el número de años en la mayoría de las titulaciones, las reformas y adaptaciones de los planes de estudio deben seleccionar aquella formación básica del alumno que le permita el acceso a la actividad profesional y ser competitivo en Europa, dejando la formación más específica para los máster. Consecuentemente en estos procesos debe primar el sentido común y el interés de los futuros alumnos aunque, por desgracia, no suele ser la tónica general. A veces entran en juego intereses más espurios (del profesorado, de los departamentos implicados en la docencia, etc.), llegándose a aprobar planes de estudios irracionales, en ocasiones incluso con una mayoría de votos ridícula. Para evitar estos desatinos las universidades deberían disponer de mecanismos de control externos suficientemente objetivos que aplicaran cierta cordura donde no la haya.
En este sentido todo nuevo plan de estudios debería nacer de un amplio consenso entre todas las partes implicadas, teniendo en cuenta la opinión de los alumnos y evitando la clásica lucha por créditos y plazas que tanto nos desprestigia. Si no lo impedimos ahora muchos planes de estudio pueden nacer heridos de muerte, corriéndose el riesgo de acabar dándole la 'puntilla' a carreras que cada vez tienen menos y menos alumnos.
Desde fuera de la universidad se suele 'ver' a los profesores e investigadores universitarios como 'sabios'. De sabios es rectificar. Dejemos de mirarnos el ombligo y pensemos en nuestros futuros alumnos, y en la formación básica teórica y práctica que deseamos que adquieran. Ellos nos lo agradecerán y también nuestra sociedad y nuestra universidad.
¿Es sostenible que los coches circulen con un único pasajero (el conductor)? ¿Y que queramos dejar el coche justo al lado de nuestro centro de trabajo o estudio? ¿Es razonable que la futura línea de metro beneficie sólo a tres pueblos del área metropolitana? ¿Es normal que el cada vez más numeroso colectivo de ciudadanos en bici se juegue diariamente la vida por no existir carriles bici? Nos jactamos de vivir en una ciudad moderna y turística, pero en movilidad Granada sigue siendo provinciana, cateta y poco saludable.
Las instituciones y empresas granadinas deberían promover programas de movilidad en transporte público y obligar a sus empleados a compartir el coche. Toda el área metropolitana, y la ciudad a la cabeza, deberían estar conectadas por carriles bici que la vertebraran ¿Y el prometido servicio público de alquiler de bicis en las calles? ¿Por qué en Granada no?
¿Existe un proyecto para que Granada deje de tener estas lamentables características? ¿Saldremos a la calle para protestar por tener una ciudad tan poco saludable? ¿Es tan difícil tener conciencia de lo que debe mejorarse?
En las manos de nuestros gobernantes está el ofrecernos un proyecto de ciudad saludable y moderna. Para ello se requieren medidas efectivas y valientes. Y en nuestras conciencias de ciudadanos de a pie está el reclamárlo a diario y el aportar nuestro pequeño granito de arena para mejorar esta ciudad cada vez más contaminada.
Llegar a ser funcionario en España sigue siendo un sueño a pesar de la mala reputación de nuestro colectivo.
¿Por qué esta paradoja? Quizás porque conseguir ese puesto es una especie de patente de corso. Casi todo está permitido: absentismo, dejación de funciones, impuntualidad, poca eficiencia, etc. Ser funcionario se traduce habitualmente en una ausencia de control sobre nuestro trabajo durante nuestra vida laboral, lo que conlleva que algunos actúen con total irresponsabilidad. Esas personas, que con su actitud degradan a la función pública, están estafando a todos los ciudadanos. Es otro reflejo del desapego por lo público que caracteriza a nuestro país.
Al resto de funcionarios, afortunadamente una mayoría, les salva su ética y profesionalidad. Si la administración no fuese tan ingenua y estableciese auténticos mecanismos de control posiblemente nuestro colectivo no tendría tan mala prensa por culpa de unos pocos. Es responsabilidad de la administración, en aras de la máxima eficacia de la gestión pública, premiar al buen funcionario y reprobar, incluso con el despido, al funcionario indigno.
El día que eso ocurra tendremos servicios públicos donde se trabaje con diligencia y donde no haya carencia o exceso de personal (ambas situaciones son criticables). Será el día en el que nuestro trabajo se someta a un control serio, efectivo y objetivo, cuando se elimine el insano corporativismo que tanto daño hace a la función pública y cuando dejemos de ser intocables.
Parece de dudosa utilidad aprovechar unos cuantiosos fondos estatales para levantar calles en Granada que no necesitan ningún tipo de reforma. Véase, por ejemplo, el caso de la calle Gonzalo Gallas, que contaba con unas generosas aceras de más de cuatro metros y medio de ancho y que estaban en perfecto estado. Sin embargo, el Ayuntamiento de Granada ha reformado esta calle aumentando el ancho de las aceras en más de metro y medio y eliminando los aparcamientos existentes que ya eran insuficientes (en esta calle hay un colegio, un instituto y la facultad con más alumnos de la UGR), justo ahora que están a punto de comenzar las obras del metrotranvía en el Campus de Fuentenueva.
¿Alguien en nuestro ayuntamiento ha pensado que parte de los fondos del Plan E podrían haber sido usados para construir carriles bici, tal y como han hecho ciudades como Salamanca, Palma de Mallorca o Madrid? De nuevo se ha desaprovechado una magnífica ocasión para apuntarnos al club de ciudades que apuestan por una movilidad sostenible.
En una ciudad como la nuestra, en la que el ruido, el tráfico y la contaminación son cada vez más insoportables, donde el número de potenciales usuarios de la bici es superior al de otras ciudades, donde la mayor parte de la ciudad es plana, donde disponemos de un clima idóneo para el uso de la bici, chocamos de nuevo con la cerrazón de un ayuntamiento que nos niega una movilidad agradable, saludable y ecológica.
El camino o "ruta del colesterol", que parte del Puente Verde y llega a Pinos Genil, se ha convertido en un lugar de peregrinaje para deportistas, ciclistas, excursionistas y paseantes de Granada que buscan ocio, salud, deporte y naturaleza. Su gran éxito se mide por el número de personas, familias y amigos que lo disfrutan a diario y sobre todo los fines de semana.
Pero desde su inauguración apenas se ha intervenido sobre su progresivo deterioro. Actualmente hay puentes derrumbados y numerosos baches peligrosos fruto del abandono. Existen unos tramos donde los coches y las motos campan a sus anchas. En otros la escasa anchura del sendero impide el tránsito simultáneo de bicis y paseantes. Además la vegetación y arboleda exigen un continuo cuidado y una limpieza del que carecen actualmente.
Todo lo que funciona y tienen éxito debería mejorarse y sobre todo extenderse y ampliarse. Por esta razón se hace necesario reparar y mejorar de forma inmediata la ruta del colesterol para que miles de ciudadanos sigan disfrutándola así como extender esta experiencia por toda la vega de Granada. Se podría continuar el actual tramo por otros trazados que permitan crear un extenso ramal de corredores verdes alrededor de la ciudad y así proporcionar un espacio verde que tanto demandamos los ciudadanos. Podría ser la antesala del soñado parque del milenio.
Debería ser obligatorio que nuestros políticos realizaran una estancia Erasmus antes de presentarse a unas elecciones. Con esta obligación ganaríamos todos.
Durante ese año como políticos-Erasmus podrían comprobar cómo se ejerce la política nacional, regional y local en países europeos que nos llevan mucha ventaja en muchos ámbitos. Les serviría para intercambiar experiencias y opiniones no sólo con políticos extranjeros sino también con ciudadanos europeos.
Percibirían cómo en España, pese al euro, todavía nos falta copiar muchas características europeas que mejorarían nuestras vidas. Desde algo tan básico como adoptar sus horarios de trabajo y comidas que permitan una conciliación laboral familiar más racional, pasando por incentivar el transporte en bicicleta, reformar las leyes sobre la vivienda para evitar la especulación, aumentar el sentido de colectividad, reducir el individualismo, fomentar la educación, la cultura y el plurilingüismo... ¡Son tantos los aspectos que nos separan de Europa! Sólo hay que viajar, abrir los ojos y aprender.
Ignoro lo que diría Dennis Gabor (científico húngaro que al que debemos la holografía y que recibió el premio Nobel de Física en 1971 por dicho invento) si supiera se está estafando a miles de personas en todo el mundo con la venta de una pulsera, con propiedades pseudomilagrosas, que (sic) “proporciona equilibrio, fuerza y flexibilidad".
El engañabobos consiste en una pulsera de silicona que incorpora un pequeño holograma. Hasta aquí un producto completamente inocuo y meramente estético. Pero es el desconocimiento científico del ciudadano de a pie unido al poco peso mediático que tiene la ciencia el que permite que miles de personas se dejen estafar.
Un holograma es, simplificando mucho, como una fotografía tridimensional. Hoy en día estamos rodeados de hologramas. No hay nada más que abrir nuestra cartera y descubrir que todos los billetes de euro poseen un holograma y que la mayoría de las tarjetas de crédito también los incorporan. A pesar de la multitud de aplicaciones científicas y técnicas que se derivan de este invento, un holograma no proporciona ni equilibrio, ni fuerza, ni flexibilidad. Como tampoco lo hace una fotografía. A nadie, en su sano juicio, se le ocurriría recomendar atarse una foto a la muñeca para incrementar nuestra energía. Esto es lo que en resumidas cuentas, cambiando la palabra fotografía por holograma, la base de esta estafa.
Qué muchos famosos o deportista de élite las lleven puestas (previo pago de una sustanciosa cuantía por hacerlo), dando “fe” a sus “beneficiosos” resultados, no avala científicamente la timo-pulsera. Es solo uno de los muchos reclamos publicitarios que se usan hoy en día. Ni hace falta ser un premio Nobel para desmontar el engaño. Tan sólo basta con haber estudiado una licenciatura en Físicas.
En el siglo de la información es imperdonable que todavía permitamos ser estafados por timadores que se aprovechan de la poca cultura científica y la poca importancia que se le da en los medios de comunicación a la ciencia y al conocimiento científico. Centros de divulgación científica deberían tener exposiciones permanentes dedicadas a arrojar luz sobre este tipo de fraudes.
Para los que regalan bicis en lugar de motos.
Para los que se mueven en bici con traje, vaqueros, falda o chándal.
Para los que comparten el coche.
Para los que sueñan con una red de carriles bici que vertebren Granada y unan a los pueblos del cinturón.
Para los que usan la bici como medio de transporte cotidiano y también como deporte.
Para los que llevan a sus hijos al cole o a la guardería en bici.
Para los que prefieren un medio de transporte silencioso, limpio y saludable.
Para los que predican con el ejemplo.
Para los turistas que prefieren descubrir nuestras ciudades en bici.
Para los que reivindican más y mejores carriles bici.
Para los que apuestan por el modelo holandés del uso de la bici.
Para los estudiantes que prefieren ir a clase en bici.
Para los que van en bici al trabajo, a la escuela, al cine, a la tienda, ...
Para los conductores que respetan a los ciclistas y para los ciclistas que respetan a los peatones.
Para los que piensan que se puede hacer mucho más en materia de movilidad sostenible.
Para los que sueñan con ciudades sin atascos, sin ruidos, limpias, respetuosas y verdes.
Para los que están convencidos que fomentando su uso se puede cambiar el estilo de vida de los ciudadanos.
Para los que creen que cualquier nueva calle, carretera o autovía que se construya o reforme debería contar por ley con un carril bici.
Para los que reclaman que se pueda subir con ella a los trenes, metros y autobuses.
Para los que demandan aparcamientos apropiados para las bicis.
Para los que ya la usan y para los que están pensando en usarla.Para ellos y ellas: XIII Marcha "Mejor en bici". Domingo 19 de Septiembre a las 12:30 horas en Puerta Real dentro de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible 2010
Con una población muy similar a la de Granada, la ciudad alemana de Karlsruhe cuenta con seis líneas urbanas de tranvía que vertebran la ciudad y con cuatro líneas regionales, que usando las mismas vías que el tranvía, conectan la ciudad con los pueblos cercanos. Por esta razón es más correcto hablar del tren-tranvía de Karlsruhe, ya que ambos comparten las mismas vías, permitiendo que al salir de la ciudad el tranvía pueda usar las vías de los trenes regionales, y viceversa, sin necesidad de hacer transbordos.
Algo parecido sería una buena opción para Granada, que carece de una red de cercanías como el que disfrutan otras ciudades con parecidas características (un área metropolitana con muchos pueblos situados en un radio no superior a 15-20 km y cuyos habitantes se tienen que desplazar a diario a la ciudad para trabajar). Las características orográficas de la mayor parte del área metropolitana permitirían conectar con trenes, tranvías o modelos híbridos (tren-tranvía) al más de medio millón de personas que la habitan.
A finales de 2012 estará en marcha la única línea de metro ligero de Granada que unirá nuestra ciudad con solamente tres de los treinta y un pueblos del área metropolitana. Según el censo de 2007 la población de Armilla, Maracena y Albolote juntas asciende a unos 56.000 habitantes. Quedarían por tanto unas 200.000 personas en el área metropolitana sin poder disfrutar y usar el futuro metro ligero. Sin contar los más de 2.000 usuarios y turistas que a diario usan el aeropuerto.
Es preocupante que al día de hoy no exista ningún proyecto en marcha para las futuras líneas de metro o tranvía. Ni las del área metropolitana ni las del centro de Granada. Ni planes, ni proyectos, ni dinero. También sobra confrontación y victimismo.
Cuando en un área metropolitana de medio millón de habitantes se apuesta por un medio de transporte como el metro ligero, se acometen unas obras muy costosas, se levanta media ciudad y se soterra el metro en más de
tres kilómetros (en contra de la opinión de los expertos) los ciudadanos esperan una apuesta más ambiciosa y más de futuro. Granada y su área metropolitana se merecen mucho más que una única línea. Nos merecemos un proyecto de futuro acorde con un modelo que satisfaga las necesidades en movilidad sostenible de tantos habitantes que a diario sueñan con un área metropolitana moderna, respetuosa, verde, dinámica, cultural y atractiva.
La corrupción en España nos escandaliza si la comete un político, pero nos parece graciosa y nos produce envidia cuando la comete algún amigo, conocido o familiar y hasta presumimos de ella cuando la cometemos nosotros mismos.
Se trata de un problema endémico en España puesto que la corrupción no está instalada sólo en los políticos, sino en la sociedad misma. Ningún tipo de corrupción tiene justificación: ni la de alto nivel ni la de bajo nivel. Y todas deberían ser reprobables y punibles. La del político que se lucra con fondos públicos, la del médico privado que no da facturas, la del arrendador de un piso que no hace contrato al arrendatario, la del infractor que le pide a un amigo que le quite la multa de tráfico y la del policía o guardia civil que lo hace, la del ciudadano que estafa a Hacienda, la del que coge una baja laboral sin motivo, la del que llega sistemáticamente tarde a trabajar, la del que pide un enchufe y la del que enchufa, ...
Pero hay que ser optimistas. Tenemos ejemplos de países en Europa que son modelos de transparencia (p.ej. Finlandia) y donde la ausencia de corrupción es casi absoluta. Son países donde todos cumplen las reglas, desde los ciudadanos hasta los funcionarios. Curiosamente son países que invierten mucho en educación pública. Tendremos que copiarles para poder desterrar un mal que está asumido, aceptado y hasta admirado y envidiado. España necesita mucha educación para la ciudadanía y mucho civismo para acabar con la corrupción que nos perjudica a todos y que nos califica como país.
¿Qué hace un ciudadano cuando compra un vuelo de IBERIA a Madrid para salir a las 7 de la mañana y al presentarse una hora antes en el aeropuerto se lleva la desagradable sorpresa de que está cancelado? ¿Qué hace un ciudadano cuando le informan de que la razón de la cancelación se debe a la falta de pilotos en el vuelo del día anterior que debía llegar a última hora a Granada? ¿Qué debe hacer un ciudadano cuando tras haber proporcionado su teléfono y email a IBERIA, ésta no le informa con antelación de la cancelación del vuelo, conocida desde el día anterior, al menos para ahorrarnos el madrugón y ofrecernos explicaciones y soluciones? ¿Qué debe hacer un ciudadano cuando esta situación se repite frecuentemente? ¿Qué debe hacer AENA con esta compañía que torea a sus clientes semana sí semana no? ¿Se imaginan que una compañía de autobuses cancelara un viaje por falta de conductor? ¿Qué deben hacer las autoridades granadinas para evitar que el comportamiento y trato que ofrece Iberia a sus ciudadanos sea tercermundista? ¿Cómo es posible que esta situación sea habitual en nuestro aeropuerto y todavía no se haya hecho nada al respecto? ¿Qué debe hacer un ciudadano además de indignarse a causa de la continua impotencia y frustración? ¿Debería AENA tomar cartas en el asunto y fomentar una competencia real con otras compañías aéreas? ¿Debería AENA sancionar a IBERIA por no proporcionar el servicio que nos merecemos para posteriormente conceder la licencia de ese vuelo a otra compañía? ¡Quizás muchas preguntas y pocas respuestas!
Me paro a pensar qué hubiese pasado si Urdangarín fuera un alcalde, concejal, consejero o ministro de un determinado partido político de nuestro país. La condena actual y unánime a los hechos que están saliendo a la luz se habría transformado en una división maniquea de la ciudadanía y de los medios de comunicación acompañada con un comportamiento como si de hooligans se tratara. Habría compañeros suyos poniendo la mano en el fuego por su honor y ética, a pesar de tener conocimiento de unos hechos reprobables y punibles. Se habría acusado a la policía de actuaciones mediáticas e interesadas. Se oiría el consabido eslogan del "y tú más". Se le seguiría incluyendo en las listas electorales. Posiblemente en unas elecciones sacaría más votos que nadie. Habría manifestaciones en la calle defendiéndolo. Se pondrían en marcha inútiles y patéticas comisiones de investigación en los parlamentos. La mitad del país lo demonizaría y para la otra mitad sería un personaje mesiánico. Se perdería la objetividad y primarían los intereses partidistas... Todo menos el sentido común, la ética y la responsabilidad.
¿De qué nos quejamos los granadinos? ¿Qué echan de menos los extranjeros que viven en nuestra ciudad? ¿Qué valoran negativamente los turistas que nos visitan? Todos coincidimos en el análisis: pocas zonas verdes, movilidad centrada en el uso del coche particular, nulas infraestructuras que promuevan la movilidad sostenible y ciudad ruidosa y contaminada. Y estos tres aspectos están intimimante relacionados. ¿Qué ciudad queremos legar a las futuras generaciones? ¿Seguiremos siendo autocomplacientes o algún dìa tendremos un verdadero proyecto de ciudad? Quizás nadie en esta ciudad sepa a dónde nos dirigimos. Posiblemente ni nuestros gobernantes lo sepan porque carecen de un verdadero proyecto. Si no lo hay caben dos opciones: se crea (con el riesgo de dejar esta enorme responsabilidad a políticos iluminados) o se copia. Para poder copiar hay primero que conocer distintos modelos y analizar su idoneidad. Pero para eso hay que viajar y dejar de mirarse al ombligo. En Europa existen muchas ciudades de similares características a Granada (misma población, orografía parecida, etc.) que pueden sevirnos de ejemplo porque en ellas vivir se ha convertido en un auntèntico placer: buenas conexiones por tren con el resto de ciudades, varias líneas de tranvía dentro de la ciudad, poco uso del coche privado, uso del coche compartido, amplias zonas verdes (parques, bosques, etc.), uso habitual de la bicicleta en todos los sectores de la población para trayectos inferiores a 6 km, carriles bici por toda la ciudad y pueblos, muchas áreas peatonales, calidad del aire, poco ruido, ... !Seguiremos soñando!
Siento discrepar con el Presidente de la Asociación Ciclista Biciescuela de Granada, D. Jordi Tatay, que publicaba recientemente una carta en este periódico, y lo siento aún más cuando acabamos de celebrar la Semana de la Movilidad, y cuando miles de ciclistas hemos salido a disfrutar de una Granada sin coches durante la XVI Marcha en Bici.
He veraneado y viajado en bici por Holanda durante varios años. Los Países Bajos son el paradigma en el uso de la bici y un modelo a imitar: a pesar de ser un país pequeño, posee más de 10.000 kilómetros de carriles–bici, urbanos y rurales, con una anchura considerable, están bien identificados y separados del asfalto. Por ellos se circula con mucha tranquilidad y sin peligro. Usar la bici en Holanda no es un deporte, forma parte de su vida cotidiana. Están acostumbrados desde pequeños a usarla para cualquier tipo de desplazamiento (ir a la escuela, al trabajo, de compras, al cine, ...). Y la prefieren al coche, siempre que el trayecto sea menor de 10-15 kilómetros. ¡Las personas mayores poseen una salud envidiable y es muy difícil ver obesos en Holanda!
Desde hace casi más de 15 años me muevo a diario por Granada en bici. Pretender, como hace el Sr. Tatay, que no haya carriles-bici y que los ciclistas compartamos la calzada en igualdad de condiciones con los coches es, con todos los respetos, vivir ajeno a la realidad. ¿Qué padres van a permitir a un niño de 8 años utilizar su bici para ir al colegio por la calzada? En Holanda los niños de esa edad van solos y en bicicleta al cole (recorriendo a veces distancias de 5-10km) porque las ciudades están vertebradas por auténticos y seguros carriles-bici.
En lo único que coincido con él es que los carriles-bici que actualmente tenemos en Granada no son los más adecuados: tortuosos, inseguros, poco cuidados y con un diseño a veces suicida (véase el caso del carril-bici, por llamarlo de alguna manera, que discurre paralelo a la circunvalación).
En el tema del uso de la bici no tenemos que inventar la rueda (nunca mejor dicho). Copiemos modelos que llevan funcionando décadas. No pongamos piedras sobre nuestro propio camino ahora que vemos cierta luz al final del túnel y que, muy lentamente, nuestros gobernantes empiezan a tomar conciencia. ¡Ojalá pronto veamos una Granada con carriles bici anchos, bien diseñados, seguros y cuidados que nos permitan movernos en bici a ciudadanos de toda edad y condición, con la tranquilidad con la que se mueven los holandeses por su país!
¡Viva la bici y viva el carril-bici!