Las fuentes de radiación hechas por el hombre constituyen una pequeña fracción de la cantidad total de radiación a que estamos expuestos. La mayor contribución proviene de los rayos X médicos. En la tabla 3 podemos ver la dosis media de las más comunes fuentes de radiación artificiales. No se incluyen en la tabla las dosis debidas a tratamientos médicos con radiación ni al radon (discutido más abajo). Otra fuente de radiación es el tabaco, del que se habla más abajo.
Tabla 3: Fuentes de radiación artificiales
(dosis anuales medias, mrem)
Rayos X médicos | Pacientes | 100 |
Personal médico | 300-500 | |
Rayos X dentales | Pacientes | 3 |
Personal dental | 50-120 | |
Viajes a´ereos | Pasajeros | 3 |
Tripulación | 160 | |
Vivienda | Piedra | 50 |
Ladrillo, hormigón | 35 | |
Centrales nucleares | 2-10 |
Como se muestra en la tabla 3, la primera fuente de radiación artificial la constituyen los rayos X médicos. Nótese que los números de la tabla son valores medios y que en casos especıficos las dosis podrıan ser apreciablemente mayores.
La segunda fuente de radiación en orden de importancia
la constituyen las edificaciones, ya que los materiales de
construcción, especialmente piedra, ladrillo y hormigón,
contienen elementos pesados, incluyendo algunos que son radiactivos
(de forma natural). En efecto, algunos de los más famosos
edificios y monumentos construidos en granito y mármol, presentan
también los mayores niveles de radiación.
La radiación puede alcanzar niveles de 100 mrem/año
en espacio rodeados por muros masivos de granito y mármol.
Los edificios más convencionales de ladrillo y hormigón pueden
comunicar una dosis de mrem
año a sus habitantes.
Aparte de estas dos categorıas, los niveles de radiación de otras fuentes artificiales son considerablemente menores. Por ejemplo, los viajes aéreos contribuyen con unos 3 mrem por año en promedio. Naturalmente, esta cifra depende de las veces que tomemos un avión cada año. No obstante, los valores mostrados son lo suficientemente bajos como para que no haya necesidad de preocuparse por ellos a la hora de viajar.
Cabe mencionar aquı la televisión, no porque
sea una fuente significante de radiación, sino por
todo lo contrario, puesto que ésta es una fuente de radiación
despreciable. Por mucho que veamos la televisión no recibiremos
más de a 5 mrem por año.
La forma en que las imágenes se forman en la
pantalla de TV es una prueba directa de que la radiación es un
fenómeno que puede controlarse de forma muy precisa.
En efecto, un tubo de TV es un acelerador que emite electrones
directamente en dirección al televidente. Estos electrones
transfieren su energıa al material fosforescente depositado en la
pantalla y al mismo cristal de la pantalla. Parte de la radiación
secundaria emitida debido a la interacción de estos electrones
está en el espectro de luz visible y puede percibirse por
el ojo humano. Esta es la imagen que podemos ver. Otra parte
es emitida como rayos X muy blandos, que pueden producir un
campo de radiación medible. Pero, como hemos comentado, el
efecto acumulado de este campo es bastante pequeño.
El hecho de fumar puede producir un efecto relativamente grande debido
a la radiación (grande en comparación con
pequeñas dosis). Junto con los alquitranes y otros productos
cancerıgenos, se depositan en los pulmones ciertas
cantidades de isótopos radiactivos. Particularmente dañino
es el Pb y su hijo el
Po, que son producidos en
la cadena de desintegración del
Rn. Un fumador puede exponer
sus pulmones a dosis locales muy grandes debido a estos isótopos
(nótese que en este caso la fuente es natural, aunque colocamos
este punto en la categorıa de ``fuentes hechas por el hombre'',
porque el fumar no lo es). Se ha estimado que quien fuma un paquete y
medio al dıa puede estar exponiendo su tejido pulmonar a dosis de hasta
8000 mrem
año. La razón de que este número sea tan alto es
porque esta dosis se deposita en un volumen pequeño de tejido.
Si la dosis se calculara en base al cuerpo completo, caerıa dentro
de unos pocos mrem por año.
Finalmente llegamos a las centrales nucleares. La cantidad de material radiactivo emitido por las centrales nucleares se controla muy estrechamente y, por tanto, se conoce muy bien el campo de radiación alrededor de una central nuclear. Las dosis de radiación generadas por esta fuente son las siguientes:
La magnitud de estos valores puede compararse con los del fondo de radiación natural. La dosis comunicada por las centrales nucleares es en general menor del 1% de la total recibida al año por otras fuentes naturales y cae, por tanto, dentro de la categorıa llamada ruıdo de fondo. Incluso es muy posible que personas que vivıan cerca de una central nuclear y cambien su residencia incrementen ligeramente su dosis al pasar a vivir de una casa de madera a otra de ladrillo.