Antes de proceder con la evaluación de los efectos biológicos de la radiación, es conveniente familiarizarse con el tipo de fuentes radiactivas que podemos encontrar, ası como con su orden de magnitud. Comenzamos por las fuentes de radiación conocidas por el nombre genérico de naturales.
Los términos natural y radiación han adquirido en el uso popular significados y connotaciones casi opuestas. Desde este punto de vista, natural representa algo bueno y saludable, mientras que radiación es algo maligno y dañino. En nuestro caso, debemos tratar con estos términos de una manera objetiva y cuantificable. A este nivel, los dos tipos de radiación natural y hecha por el hombre son idénticos.
Si procedemos a cuantificar las fuentes de radiación naturales existentes, el hecho es que la mayor parte de la radiación a que está expuesto el hombre es natural.
De hecho, si descontamos la exposición a los rayos X en
medicina, entonces más del 99% de la radiación que afecta al
hombre es natural. Incluso los rayos X médicos
constituyen menos de del fondo de radiación estándar.
El hombre lleva expuesto a estos niveles de radición desde sus
orıgenes, cuando los niveles de radiación eran más altos.
Los niveles de radiación a que estamos expuestos cotidianamente poseen las siguientes características:
La tabla 2 sumariza las fuentes de radiación naturales más importantes a las que está expuesto el ciudadano medio. Están divididas en dos categorıas: fuentes externas e internas.
Tabla 2: Fuentes de radiación naturales
(dosis anuales medias)
Fuentes externas | |
Rayos cósmicos | ![]() |
Radiación terrestre | ![]() |
Fuentes internas | |
![]() |
![]() |
Elementos pesados | ![]() |
![]() |
![]() |
Cuando estas partıculas golpean los niveles superiores de la atmósfera es virtualmente posible cualquier reacción que no viole los principios de conservación básicos. En su interacción, estas partıculas producen cascadas de partıculas cargadas y neutras.
Dada la elevada energıa de los rayos cósmicos, algunas de las
partıculas secundarias logra atravesar la atmósfera,
produciendo un fondo de radiación a nivel del mar, suficiente
para exponernos a una dosis de mrem
año. Esta dosis
aumenta con la altitud. Por ejemplo, en Denver la dosis alcanza
los
mrem
año, mientras que en Lima es de
mrem
año. Por la misma razón los pilotos,
azafatas y usuarios frecuentes de viajes aéreos están
expuestos niveles de radiación más elevados.
La segunda fuente de radiación universalmente distribuida e inevitable la constituyen los isótopos radiactivos del interior de la corteza terrestre. Existen alrededor de 70 isótopos radiactivos naturales, que pueden dividirse en dos categorıas:
U (
años)
U (
años)
Th (
años)
K (
años)
La mayorıa de los isótopos primordiales pertenecen al grupo
de los metales pesados. Esto explica por qué los suelos
rocosos, ricos en metales pesados, poseen un fondo de radiactividad
más alto. La excepción es el K. El potasio es
un elemento muy común que es un componente esencial del tejido
orgánico. Es, por lo tanto, un hecho, que nosotros
somos radiactivos y podemos ser considerados como fuentes
radiactivas. Esto pone de manifiesto la necesidad de
cuantificar los
fenómenos asociados a la radiactividad.
(En caso contrario se llegarıan a plantear situaciones absurdas.
Por ejemplo, en cierto estado de USA se presentó un proyecto
de ley que prohibıa que ningún material radiactivo
cruzara la frontera del estado. Afortunadamente se le
hizo notar
al comité correspondiente que, en caso de que dicha ley se aprobara,
niguna persona podrıa salir ni entrar del estado.)
La radiación terrestre es menos uniforme que la radiación
cósmica. Allá donde la corteza del manto terrestre está
al descubierto, generalmente el fondo de radiación terrestre
es mayor. La dosis media puede variar entre a
rem, rependiendo del lugar. Existen localizaciones
especıficas, por ejemplo en ciertos puntos de Brasil y
La India, donde existen vetas de torio próximas a la superficie,
donde el fondo de radiación terrestre puede alcanzar los
20000 mrem por año.