EL ALFAR DE LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, ÁVILA): UNA MIRADA ETNOARQUEOLÓGICA Y EXPERIMENTAL
LAS COGOTAS POTTERY (CARDEÑOSA, ÁVILA): ETNOARCHAEOLOGICAL AND EXPERIMENTAL APPROACHES
Juan Jesús PADILLA FERNÁNDEZ *
Resumen
Gracias a las labores de excavación realizadas entre 1986 y 1990 en el oppidum de Las Cogotas, pudo ser documentado el único complejo alfarero que conocemos hasta el día de hoy en el mundo vettón. Evitando una interpretación de los objetos y teniendo en cuenta que los caracteres sociales de una comunidad concreta pueden apreciarse en los niveles productivos, han sido realizados estudios etnoarqueológicos y experimentales pormenorizados de la secuencia de fases desarrolladas a lo largo del proceso manual en el alfar de Las Cogotas, desde el momento de obtención de la materia prima hasta la consecución del producto final.
Palabras clave
Edad del Hierro. Alfar de Las Cogotas. Procesos de producción. Etnoarqueología. Arqueología Experimental.
Abstract
Between 1986 and 1990, archaeological investigations have taken place on the second sector in the oppidum of Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila) due to the construction of a dam which would affect at least to 30 % of that sector. Thanks to these fieldworks carried out during those years, it was documented the unique pottery production center of the vetton world that we know at the moment. Avoiding an only interpretation of pottery products as objects and thinking of the social values of a specific community can be appreciate, not only by the final pottery product, but also all over each one of the phase involved in the production process, I have worked on a detailed etnoarchaeological study about the different steps developed in the manual process in Las Cogotas pottery, from the acquisition of the raw material till the final product. The beginning of this research has promoted the development of some experimental works, which have permitted to advance with complex process of pottery manufacture characteristic of those societies. The presence of the umbo, a particular pottery decoration connected to the celtiberian tradition, could be considered as a good example.
Key words
Iron Age, Cogotas pottery, Manufacturing process, Umbo, Etnoarchaeology, Experimental Archaeology.
INTRODUCCIÓN
Las excavaciones realizadas en el yacimiento de Las Cogotas motivadas por la construcción de una presa que afectaba a su integridad, documentaron el único complejo alfarero constatado con seguridad a día de hoy en el ámbito asociado a la cultura vettona. En 1986, tras plantear un esquema de muestreo sistemático estratigráfico no alineado en el sector A, una plataforma a priori con material cerámico en superficie pero sin evidencias de estructuras, fue localizado en la cuadrícula 8 un lote de cerámicas pasadas de cocción. (MARINÉ ISIDRO y RUIZ ZAPATERO 1988:51) A tenor de las evidencias documentadas comenzó a plantearse la posibilidad de la existencia de un taller de alfarería.
La finalización del proyecto de investigación dirigido por Gonzalo Ruiz Zapatero trajo consigo la visualización, junto a la muralla del segundo recinto, de un área de trabajo especializada en la producción de cerámica a torno, perfectamente compartimentada y con una extensión superior a los 300m².
A pesar de que las estructuras han aparecido prácticamente desmanteladas, el alfar de Las Cogotas ofrece la posibilidad de poder reconstruir la totalidad del proceso de producción cerámico, que abarca desde la selección y extracción de materias primas y finaliza con la cocción de las piezas (Fig.1).
Figura.1. Planimetría y visión panorámica del complejo alfarero de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila). ÁLVAREZ SANCHÍS, 1999) (SALAS LOPES, 2008).
MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO
Como se encargaba de señalar García Heras (1999) los estudios sobre tecnología cerámica de la II Edad del Hierro en la Meseta apenas si han hecho otra cosa que empezar, razón por la cual se erigen en un reto para la investigación. La puesta en marcha de un proyecto de investigación de estas características en el alfar de Las Cogotas redunda principalmente en dos aspectos. En primer lugar, el escaso desarrollo de los estudios de caracterización del proceso cerámico en la investigación arqueológica española en comparación con el peso específico que desde hace ya casi 30 años tienen en otros países (GARCÍA HERAS 1992). Asimismo, los trabajos realizados en el marco científico peninsular raras veces conectan el complejo fenómeno de la producción cerámica con otros aspectos socio-económicos y culturales del pasado.
El principio básico que sostiene este trabajo consiste en la concepción de las entidades arqueológicas, y dentro de ellas la cultura material, no como entes aislados, sino como formas producidas por la acción social y, por tanto, sólo comprensibles en relación al contexto cultural en el que se engloban. La cultura material no ha de entenderse únicamente como un ente de carácter crono-tipológico sino como un reflejo de la sociedad que la produjo, aunque no de modo directo y universal, en relación con el contexto espacial y universal en el que se inserta. Asumiendo que el material cerámico es un recurso de información arqueológica, no sólo histórica (GARCÍA HERAS 1994:135), no debemos limitar la interpretación de los objetos únicamente a los aspectos más visibles del producto acabado, debido a que las instancias sociales no operan sólo en este nivel sino que pueden documentarse a lo largo de todas las etapas implicadas en su proceso de manufactura.
Para el estudio de la cerámica bajo una perspectiva tecnológica debemos recurrir al concepto de “Cadena Técnico Operativa” que permite una descripción ordenada del registro arqueológico, teniendo en cuenta el proceso de elaboración de los objetos cerámicos y las instancias y circunstancias que lo determinan (LEMONNIER 1992). Sólo así podremos diferenciar, por un lado la cadena técnica, como la secuencia de fases desarrolladas a lo largo del proceso manual llevado a cabo, en nuestro caso, por un alfarero perteneciente a un grupo social concreto, desde el momento de obtención de la materia prima hasta la consecución del producto final, y por otro, los factores culturales, tales como los condicionantes de orden económico, social e imaginario, que confluyen y marcan todo el proceso de fabricación de la cadena técnica.
El interés por conocer el cómo para interpretar el por qué y el significado de la producción cerámica en el alfar de Las Cogotas, obliga a realizar estudios etnográficos y etnoarqueológicos que describan minuciosamente los procesos técnicos característicos de comunidades preindustriales de todo el mundo, sin caer en el uso que tradicionalmente se ha dado a la etnografía en Arqueología, lo que se conoce como “aproximación directa” o lo que J. Yellen (1977) denomina buckshot approach, “la aproximación del perdigón”. El concepto de etnoarqueología debe ser más complejo e incluir en él los estudios de cultura material contemporánea, la etnohistoria, la arqueología experimental e incluso la arqueología histórica (GONZÁLEZ RUIBAL 2003:10). El carácter etnográfico de este trabajo se ciñe principalmente a la península ibérica, esencialmente por descubrir aún en ella una tradición alfarera de gran calado heredada de padres a hijos. Dos hermanos, Bartolomé y Antonio Padilla Herrera perpetúan el oficio en la localidad jiennense de Bailén resistiendo el desafío de la postmodernidad (HERNANDO GONZALO 2006). Gracias a su colaboración hemos podido describir, analizar y reconstruir el ciclo productivo cerámico a torno que grosso modo ha permanecido invariable a lo largo del tiempo (MANNONI y GIANNICHEDA 2004:95), permitiendo plantear hipótesis de trabajo bastante interesantes que se vieron corroboradas muy pronto al contrastarlas con las propias estructuras y materiales documentados en el yacimiento, siendo la primera y la más evidente el alto grado de especialización alcanzado por los alfareros vettones.
EL PROCESO DE LA PRODUCCIÓN CERÁMICA DEL ALFAR
La introducción del torno en la región vettona se fecha en torno al siglo IV a.C. (ÁLVAREZ SANCHÍS 2003: 202-206). La adopción de este saber no escrito tuvo lugar de forma lenta pero progresiva debido al conservadurismo propio de estos grupos en los siglos IV y III a.C., al no existir la necesidad imperante de llevar a cabo elevadas producciones estandarizadas. La concepción de las cerámicas a torno como un elemento de carácter exótico podría haberlas vinculado al ritual y simbolismo de estas poblaciones, justificando así su predominancia en contextos funerarios. Será a partir del siglo II a.C., cuando las nuevas formas de producción cerámica comiencen a reemplazar a las fabricadas a mano, debido al establecimiento de nuevas realidades socioeconómicas que demandaron la existencia de talleres perfectamente definidos, especializados y capaces de hacer frente a las necesidades exigidas por el mercado.
El análisis y documentación del proceso técnico de fabricación, de marcado carácter preindustrial obrado actualmente en el alfar jiennense de los hermanos Padilla Herrera, han permitido discernir la existencia de cincos fases básicas en la elaboración de productos cerámicos, que coinciden con las mismas documentadas desde un punto de vista arqueológico en el taller alfarero de Las Cogotas (Lám.1).
Lám.1. Secuencia de producción de la cerámica a torno. (AUTOR). |
1. Selección y extracción de las materias primas
A la espera de realizar trabajos arqueométricos para el alfar de Las Cogotas, no queda más remedio que buscar paralelos y relaciones tomando como punto de partida estudios como los llevados a cabo por García Heras en Izana (Soria) (1994) o en el yacimiento celtibérico de El Palomar (Aragoncillo, Guadalajara) (GARCÍA HERAS et al.1999:155). Gracias a estos parecen quedar demostradas interpretaciones como la elaborada por Rice (1987:117), en la que se defiende la ubicación de los centros de producción en marcos relativamente cercanos a los puntos en los que se obtienen las materias primas principales, agua, combustible y arcilla, que actúan en la consecución del proceso de fabricación, siendo esta última la de mayor importancia.
La puesta en práctica del concepto de “Área de Captación de Recursos” (ARNOLD 2005:17) en el alfar de Las Cogotas, ha permitido establecer el ámbito geográfico relacionado directamente con el taller, al mismo tiempo que teorizar sobre las posibles técnicas de extracción llevadas a cabo por los artesanos vettones. El área de captación de recursos puede representarse a través de círculos concéntricos que giran en torno al centro productor. Teniendo en cuenta la topografía y en función a la lejanía del punto central se establecen tres límites: el primero de ellos situado a tan sólo un kilómetro, el segundo dispuesto a los 5 km (una hora caminando por un adulto si el terreno es favorable) y el tercero localizado a 7 km de distancia, marcando el fin del diámetro marginal (Fig.2). La localización del taller alfarero de Las Cogotas responde a criterios de funcionalidad en lo que respecta al aprovechamiento de cursos de agua y combustible arbóreo. La arcilla en estado natural sería recolectada en los lechos del río Adaja y el arroyo Rominillas, probablemente en la estación del estío cuando las aguas retroceden y son menores en abundancia. No obstante, tampoco puede ser descartada la construcción de pequeños diques de contención que permitieran extraer la arcilla en estado natural en épocas de crecidas como la primavera y los primeros compases del otoño. Gosselain (2002) ha documentado la puesta en práctica de esta técnica en el río Níger.
Fig.2. Área de captación de recursos del alfar de Las Cogotas. Módulos de 1, 5 y 7 Km de Radio. (Mapa de MONTERO DE BURGOS et al. 1992) (AUTOR). |
La tierra de arcilla también puede ser recogida en niveles superficiales, en colinas, laderas, barrancos o terraplenes (GOSSELAIN y LIVINGSTONE SMITH 2005:35), aunque las carencias de las fuentes arqueológicas para documentar la existencia de estas canteras son evidentes, ya que con el avance de la propia explotación tienden a desaparecer (MANNONI y GIANNICHEDA 2004:87). Bartolomé y Antonio Padilla Herrera extraen y recogen la arcilla en estado natural en los llamados popularmente como “barreros”, pequeñas colinas en las que aflora la arcilla en estado natural. El utillaje y herramientas de trabajo empleadas en la obtención del mineral responde a las destinadas al uso agrícola: azadones, azadillas y alcotanas de hierro, muy frecuentes en el registro material de que disponemos en el ámbito vettón (Fig.3).
Fig.3. Antonio Padilla Herrera extrayendo arcilla valiéndose de un azadón. (FOTO AUTOR). |
2. La preparación y el acondicionamiento de la arcilla
Favorablemente estos procesos y técnicas empleadas en el proceso de preparación y acondicionamiento de la arcilla han permanecido inalterables durante milenios (Fig.4), posibilitando así en el alfar de Las Cogotas corroborar desde un punto de vista arqueológico la existencia de piletas y canales destinados a la decantación de la arcilla en bruto, así como espacios relacionados con su pisado y amasado.
Fig.4. Decantando arcilla en el antiguo alfar de Juan Padilla Mora, padre de Bartolomé y Antonio Padilla Herrera. Año 1955. (FOTO AUTOR). |
El paso del tiempo ha impedido la conservación de la pileta en la que la tierra de arcilla en estado bruto era decantada por levigación. No obstante, la documentación de la estructura 12, dos muros de piedras paralelos con las caras lisas hacia el interior y ligeramente convergentes al espacio denominado como estructura 8, induce a pensar en la conservación de un canal de desagüe en relación con un posible pilón de decantación del que no existe constancia arqueológica y que suponemos estaría emplazado en las estructuras 8 y 20, zonas totalmente erosionadas y desmanteladas. Así mismo, las estructuras 1, 5 y 7 (Fig.5) han sido interpretadas como piletas en las que la arcilla permanecería en estado semilíquido durante el tiempo ineludible para que el agua contenida en ella se evaporara. Guardarían una relación evidente con el gran pilón de decantación arrasado a día de hoy, desde el cual, la arcilla una vez transformada se redistribuiría aprovechando a través de canales móviles de naturaleza orgánica.
Fig.5. Planimetría del complejo alfarero (ÁLVAREZ SANCHÍS 1999). Rojo: estructuras 12 y 1. Verde: estructuras 8 y 5. Negro: estructuras 20 y 7.
Todas presentan dimensiones similares que Todas presentan dimensiones similares, oscilan entre los 4 y 5m². Sus muros, de anchura considerable (40 cm) fueron construidos utilizando adobes que aún permanecían adosados sin trabarse (Fig.6).
Fig.6. Planta de la estructura 1 del alfar de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila) en la que podemos apreciar tanto el revestimiento como el grosor de sus muros (SALAS LOPES 2008). |
3. El modelado a torno
El espacio denominado como estructura 3, se constituiría como la posible zona de modelado en el alfar de Las Cogotas. Nos aventuramos a barajar esta interpretación puesto que dentro de este recinto, perfectamente delimitado y con una extensión aproximada a los 13, 60 metros, ha sido constatada la existencia de otra estructura, la número 4, conformada por una plataforma que posee en su parte central una rueda de molino que podría haber sido la base de un torno (SALAS LOPES 2008) (Fig.7).
Fig.7. Localización de la estructura 3 del alfar de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila) y detalle de la estructura 4, hallada en su interior. Planimetría del complejo alfarero (ÁLVAREZ SANCHÍS 1999). |
Esta plataforma, de forma cuadrangular y con unas dimensiones de 1,42 m de E-O y 1,30 m de N-S, se encuentra situada justo en frente del acceso a la estructura 1. La arista superior suavemente redondeada y desgastada en todo su perímetro indica el empleo de un torno con rotación continua, probablemente de pie o doble rueda, también propuesto para la fabricación de las cerámicas numantinas (GARCÍA HERAS 2005: 361).
La evidencia de que la estructura 3 del alfar de Las Cogotas se corresponde con el espacio en el que eran imaginadas y modeladas las piezas cerámicas planteó la necesidad de preguntarnos el cómo y la finalidad de su elaboración. Asumiendo lógicamente los riesgos que plantean las aproximaciones etnoarqueológicas y experimentales, decidimos reproducir ciertos recipientes cerámicos descubiertos en el alfar de Las Cogotas, permitiéndonos plantear una serie de hipótesis de trabajo, ratificadas posteriormente al contrastarlas con los materiales pertenecientes a la Segunda Edad del Hierro. Podemos citar como ejemplo el modo de manufactura del tan característico fondo umbilicado, realizado con hormas cónicas a modo de molde. Nuestra aproximación experimental parece corroborarse tras comparar las réplicas y las piezas cerámicas de carácter arqueológico, permitiendo al mismo tiempo la confección de dos reglas que se cumplen fielmente, al menos, en este centro productor (Fig. 8):
1. La altura máxima del fondo umbilicado es directamente proporcional al diámetro de la base.
2. El ángulo del triángulo que conforma el umbo es siempre el mismo en aquellos recipientes con base umbilicada, en este caso 30°.
Fig.8. Recipientes cerámicos de la estructura 6 del alfar de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila). En ellos se cumplen fielmente las dos reglas que corroborarían la utilización de hormas de forma cónica a modo de molde. Dibujos arqueológicos de Nuria Salas Lopes (2008) modificados. |
Una vez asumida la utilización de hormas para llevar a cabo el levantado y torneado de las piezas cerámicas, debemos centrar toda nuestra atención en el alfarero y en las técnicas que pone en práctica.
A través del proceso de experimentación hemos podido contemplar como las manos del artesano transforman las pellas o pellones creando cuerpos, conocidos como anchetes, y bases de barro de proporciones diferentes, dependiendo lógicamente del tamaño y forma de los recipientes a realizar. Justo después de elaborar cada una de las porciones de barro que conformarán el cuerpo y la base de las formas cerámicas, el alfarero erige en la cabeza del torno una plataforma de arcilla, sobre la que se posa la horma, con el objetivo de alcanzar una mayor estabilidad durante el modelado. Tras esparcir ceniza y colocar justo encima de la horma una de las bases y uno de los cuerpos fabricados anteriormente, con el dedo pulgar de la mano izquierda se abre el centro para formar un orificio que tenderá a agrandarse al introducir el pulgar de la mano derecha más tarde. Cuando es perceptible una abertura considerable se mete la mano izquierda dentro, quedando la mano derecha fuera para presionar y conseguir tanto el levantamiento como el adelgazamiento de las paredes. Estas operaciones se constituyen como básicas para el torneo de una pieza. Una vez realizadas, el alfarero otorga la forma deseada aplicando un conjunto de llaves, transmitidas de generación en generación, a través de las cuales se estrangula la parte del cuello y se ensanchan el cuerpo y la boca. El éxito del proceso de modelado depende en gran parte de la humedad de las manos del artesano, una razón que obliga a disponer de un albañal o terrizo con agua y barro en las inmediaciones del torno.
La complejidad de algunas piezas exige en ciertas ocasiones una fabricación en dos partes. Las técnicas empleadas son idénticas a las descritas anteriormente, variando únicamente la duración del modelado, realizado éste en dos tiempos. En primer lugar se confecciona el cuerpo, la base y parte de la panza, para añadir más tarde el capillo, el cuello y la boca. El examen de las formas cerámicas del alfar de Las Cogotas nos lleva a pensar que aquellas de dimensiones mayores fueron producidas en dos tiempos. En cambio, las piezas de mediano y pequeño tamaño debieron ser modeladas de una sola vez.
4. El secado
El análisis del proceso de secado partiendo de parámetros puramente arqueológicos resulta bastante difícil. No obstante, el buen estado de conservación de determinados espacios del alfar ha permitido interpretar las estructuras 9 y 10 como estancias destinadas exclusivamente a este estadio de la secuencia de producción (Fig.9). Ambas, de forma rectangular y dimensiones semejantes (entre 6 y 7 m²), están situadas al SE de la estructura 3 conectando de forma directa con la sala de modelado. Concretamente, la estructura 10 se configura como la zona que menos material posee de todo el complejo alfarero, documentándose únicamente un pequeño fragmento de borde hecho a mano y con desgrasante mineral grueso. La inexistencia de elementos de cultura material demuestra la utilización de este recinto como un lugar reservado para favorecer el buen secado de los recipientes cerámicos ya modelados. El hallazgo, bajo un primer nivel de derrumbe, de grapas y maderas quemadas dispuestas longitudinalmente, permite teorizar sobre la existencia de una techumbre que proporcionara sombra a las piezas en su primera etapa de reposo. Pasado un tiempo, en torno a un día y en función de las condiciones de humedad y temperatura, cuando las formas cerámicas consiguieran ganar cuerpo y estabilidad, éstas serían trasportadas a la estructura 9, donde bajo la influencia del sol acabarían perdiendo todo el agua sobrante y su condición plástica. Dentro del escaso material cerámico documentado destacamos un cuenco bruñido, realizado a mano, de cocción mixta y desgrasante mineral fino posiblemente relacionado con la aplicación de decoración pictórica una vez finalizado el proceso de secado. De hecho, es en esta estructura donde fue recuperado el fragmento de galbo que presenta la huella inequívoca de la utilización de compases para dibujar estas decoraciones (SALAS LOPES, 2008) (Fig. 10).
Fig.9. Ubicación de las supuestas estancias de secado, estructura 9 en verde, estructura 19 en azul, dentro del complejo alfarero (Planimetría de ÁLVAREZ SANCHÍS, 1999). (Derecha, arriba) Estructura 9. (Derecha, abajo) Estructura 10. |
Fig.10. Fragmento de galbo decorado con bandas, líneas y semicírculos rojos y negros, encontrado en la estructura 9, donde se puede apreciar la huella de la punta del compás, recreado idealmente a la derecha. El tamaño de los semicírculos, el más pequeño con 1 cm de diámetro, induce a pensar en un compás de pequeñas dimensiones. (SALAS LOPES, 2008). |
5. La cocción
Lamentablemente, los trabajos arqueológicos desarrollados en el alfar de Las Cogotas no fueron capaces de encontrar indicios de estructuras que guardaran relación con los posibles hornos de cocción utilizados. No obstante, gracias a las características propias de la cultura material registrada, la recomposición etnográfica del proceso de cocción y la asociación de diversos espacios debidamente documentados con éste, somos capaces de establecer hipótesis en relación a su probable tipología y ubicación. El hallazgo de producciones cerámicas a torno, de cocciones oxidantes y desgrasantes finos, con bordes exvasados y fondos umbilicados, perfiles en “S” y carenados y decoraciones de baquetones y de pintura con motivos geométricos, demuestra que la tecnología del alfar de Las Cogotas es similar a la de los centros alfareros excavados en áreas colindantes. Del mismo modo que la cerámica a torno fabricada por las comunidades celtíberas, las cerámicas vettonas pertenecen a la categoría de terracotas no vitrificadas, cocidas aproximadamente entre 500 y 850-900°C, una esfera térmica que tan sólo permite un sintetizado o rotura inicial de la estructura cristalina de las partículas de los minerales arcillosos, pero lo suficientemente práctica para producir piezas cerámicas de buena calidad que han perdurado miles de años sin demasiados problemas de conservación (GARCÍA HERAS, 2005:359). A tenor de las evidencias, podemos corroborar que en el siglo II a.C., en pleno territorio vettón, se desarrollan cambios importantes en lo referente a la especialización artesanal, influenciados por el dominio de la metalurgia del hierro, que permiten un mayor control en la consecución del producto final. Por tanto, en el alfar de Las Cogotas defendemos la adopción tecnológica de hornos permanentes, de doble cámara, separados por parrillas y tiro vertical, más aún si cabe, si reproducimos experimentalmente una estructura de tales características y comprobamos que las piezas cerámicas introducidas en ella adquieren características análogas a las arqueológicas. Concretamente, ha sido reconstruido un horno cerámico del tipo B6, dentro de la relación llevada a cabo por Coll Conesa (2000) para clasificar la variedad constatada de tales complejos en la II Edad del Hierro de la península Ibérica, al ser el más común al sur del Ebro a partir del s.III a.C. (Fig. 11).
Fig.11. Tipo B6 de estructura de horno de la II edad del Hierro en la península Ibérica establecido por Coll Conesa (2000) y cocción experimental del mismo, una vez reproducido. (FOTO AUTOR). |
Gracias a la combinación de datos arqueológicos, etnográficos y experimentales, interpretamos la estructura 16 del alfar como el espacio en el que posiblemente estaría ubicado el horno. La elección de este recinto, muy deteriorado y no excavado, radica precisamente en la proximidad de estructuras (2,14 y 15) utilizadas como zonas de testar y de acumulación de desechos, vinculadas a la entrada o boca del horno (Figs.12 y 13).
Fig.12. Ubicación del supuesto testar, en azul, la zona de desechos, en rojo y el horno, en amarillo, dentro del complejo alfarero. (Planimetría de ÁLVAREZ SANCHÍS, 1999). |
Fig.13. Fragmentos de bordes documentados en el testar (estructura 14) del alfar de Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila), cortados intencionadamente (SALAS LOPES, 2008). |
CONCLUSIONES
A tenor de las interpretaciones realizadas durante la descripción y análisis del proceso de producción cerámica a torno en el alfar de las Cogotas, no cabe duda de que las comunidades que vivían en los oppida vettones de finales de la Edad del Hierro ostentaban un alto grado de especialización que conllevaba la puesta en práctica de actividades estandarizadas que excedían el límite de lo doméstico, capaces de producir un elevado número de recipientes cerámicos. La construcción de dependencias de dimensiones considerables, destinadas exclusivamente a trabajos alfareros y su ubicación en una zona de carácter marginal, evidencian la existencia en el ámbito vettón de sociedades tremendamente complejas en el siglo II a.C., poseedoras de una organización social jerarquizada, una economía orientada a las necesidades y demandas de la población y un simbolismo propio que se mezcla y adapta a las nuevas inquietudes procedentes de los puertos comerciales peninsulares mediterráneos. Por tanto, confirmamos la instauración de un nuevo marco económico en el siglo II a.C. que induce cambios en las relaciones sociales y en la cognición de lo simbólico. Uno de los retos que deriva precisamente de nuestro estudio radica en indagar y profundizar en esos cambios, que pueden hacernos entender esta etapa de transición en la que aún perviven elementos de marcado carácter local con nuevos productos y decoraciones, estas últimas asociadas a la absorción de nuevos mercados e ideales. A través de la comparación de cerámicas y su caracterización será posible atisbar cuestiones de tipo étnico o identitario y su posible transformación.
La comprensión de la cadena técnico operativa del Alfar de Las Cogotas abre también la posibilidad de ahondar en los aspectos funcionales (de uso) de las cerámicas y en su almacenamiento y posterior distribución en el territorio. La realización de escalas de calidad en función de la inversión de tiempo necesario para producir una pieza cerámica puede aportarnos conclusiones relevantes acerca de quién y para qué eran utilizadas, permitiendo teorizar también sobre la existencia o no de producciones específicas. El acercamiento al recorrido de las cerámicas a través de análisis arqueométricos y de dispersión, nos ayudaría a tener convicciones más seguras con relación a los nexos de intercambio y contacto propios de las comunidades vettonas entre sí y con los pueblos y gentes vecinas. En definitiva, la aproximación al alfar de Las Cogotas desde una óptica técnica abre las puertas al inicio de una investigación repleta de incógnitas sobre el carácter intrínseco de la cultura vettona; incógnitas que permitirán asimismo comprender la complejidad de aquellos pueblos que habitaron el occidente peninsular en los siglos inmediatos a la influencia de la todopoderosa Roma.
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* Departamento de Prehistoria y arqueología de la Universidad de Granada. Campus universitario de Cartuja s/n. 18071 Granada (España). Juanje155@hotmail.com