Universidad de Granada, España
Índice:2. Potencialidades de la biotecnología en el Tercer Mundo
3. Biotecnologías en países del Tercer Mundo
4. Justificación de iniciativas globales para el Tercer Mundo
5. Iniciativas globales en el sector de biotecnología sanitaria
5.1. La Iniciativa Medicamentos para la Malaria
6. Iniciativas de colaboraciones en biotecnología agraria
A pesar de que siguen existiendo dramáticos problemas de pobreza e injusticia en el mundo, durante el siglo XX se realizaron notables avances en desarrollo humano que implicaron a amplias capas de población, avances en los que el papel de la tecnología emanada de las ciencias biológicas fue fundamental
Entre 1960 y 1990 la tasa de mortalidad por enfermedades se redujo entre 40-50%, por el impacto de medidas de salud pública, incluidas el acceso a vacunas y a antibióticos. | |
La Revolución Verde, uno de cuyos pilares fue la introducción de nuevas variedades de cultivos de gran rendimiento, permitió más que doblar la producción mundial de cereales entre los años 60 y mediados de los 80. La Revolución Verde fue en buena parte la responsable de que los hambrientos del mundo pasaran de 1.000 millones hace 35 años a 790 millones (incluyendo el aumento de población desde 3.000 a 6000 millones durante este periodo). Este cálculo significa que, de no haber sido por ella, hoy no habría casi 4.000 millones de personas más estarían pasando hambre. |
Por supuesto, aparte de la tecnología, en esta mejora del bienestar global tuvo mucho que ver una serie de medidas sociales, económicas y políticas. Si aludo a esos datos es para dejar constancia del hecho incontrovertible del papel del sustrato científico en el progreso humano. Hoy en día hay que seguir recalcando ese papel para que la ciencia y la técnica no sean anatemizadas sino para seguir poniéndolas cada vez más al servicio de las necesidades humanas, especialmente en el mundo en vías de desarrollo. Esto a veces se nos olvida en nuestras sociedades ricas, donde la sobreabundancia de bienes y servicios amenaza embotar nuestra sensibilidad, ignorando las potencialidades que la ciencia puede poseer para ponerse al servicio de los pobres.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se planteó en su informe de 2001 cómo aprovechar la innovación tecnológica para la erradicación de la pobreza, constatando que hasta ahora la ayuda al desarrollo no ha previsto un adecuado apoyo a la innovación al servicio del Tercer Mundo. Del informe se desprenden algunos puntos a considerar:
Hay que evaluar el potencial de las nuevas tecnologías para la reducción de la pobreza. Concretamente, no podemos obviar la capacidad de la moderna biotecnología. El hecho de que, como veremos, parte de la biotecnología se esté desarrollando por empresas del mundo rico no significa que las modernas herramientas no puedas servir para el Tercer Mundo. Los ejemplos que vamos a describir, en los que se implica una rica casuística de inversiones públicas y privadas, colaboraciones a nivel global o regional, nos invitan a un cauto optimismo. | |
Hay que gestionar adecuadamente los posibles beneficios frente a los riesgos potenciales. A menudo, desde el mundo rico se acentúan unos riesgos hipotéticos, mientras que se nos olvida la parte positiva que se podría acarrear al Tercer Mundo. No es lo mismo la preocupación del consumidor de nuestros países, que escudriña a veces detalles nimios sobre seguridad del alimento, que los consumidores del Tercer Mundo, para los cuales lo fundamental es saber si podrán comer y obtener los nutrientes mínimos. | |
Los países en desarrollo necesitan políticas para mejorar la educación de su población y para vincular sus políticas científicas con sus necesidades económicas y sociales. | |
Necesitamos más iniciativas globales para que la comunidad internacional apoye el acceso de los países pobres a aquellas tecnologías estratégicas que les puedan ayudar a salir del circuito de la pobreza. Ello tendrá que implicar embarcarse en acuerdos de largo alcance que vuelvan a definir, desde unas bases más justas, las reglas de juego en ámbitos como los derechos de propiedad intelectual (DPI) y la manera de “convencer” a las multinacionales a poner parte de sus recursos al servicio de necesidades básicas del mundo en desarrollo. |
El presente artículo intentará mostrar que las modernas biotecnologías pueden, con voluntad política y mecanismos de colaboración a escala global y regional, contribuir a los fines de una mayor justicia para el Tercer Mundo.
La biotecnología es la utilización de seres vivos o de alguno de sus componentes (células, moléculas, etc.) para la obtención de bienes y servicios. En este sentido, la humanidad lleva haciendo biotecnología desde que aprendió a domesticar plantas y animales en el Neolítico. Se suelen considerar tres grandes “oleadas” de biotecnología:
Primera: biotecnologías empíricas (sin conocimiento de base científica, a base de ensayo, error y suerte): cría de animales y plantas domésticos, alimentos y bebidas por fermentación. Esta etapa llega hasta casi finales del siglo XIX, cuando se establecen por primera vez sistemas de depuración de aguas residuales en algunas ciudades | |||||||
Segunda oleada: los avances en biología que se venían produciendo desde el siglo XVIII se materializan a mediados-finales del siglo XIX en una primera generación de biotecnologías basadas en la ciencia. Por procesos de fermentación se obtienen compuestos químicos (acetona, butanol, etanol…) ya a finales del siglo XIX. En el siglo XX asistimos a la producción de antibióticos, vacunas, hormonas, aminoácidos, vitaminas, etc., todo lo cual impulsa una floreciente industria con amplias repercusiones sobre la salud, la alimentación, la producción de compuestos químicos, etc. | |||||||
Tercera oleada: esta es la
“nuestra”, que no ha anulado las anteriores, sino que las ha integrado. Las
principales novedades de esta revolución biotecnológica son:
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Esta nueva biotecnología es eminentemente interdisciplinaria, integrando gran número de áreas científicas y tecnológicas, incluyendo ciencias biológicas y químicas, ingeniería, bioinformática, etc. El primer efecto es el aumento descomunal de información sobre los seres vivos, gracias a la genómica, proteómica, etc.
Antes de pasar a abordar las posibles aplicaciones de la nueva biotecnología al servicio de los pobres, hay que decir que se ha logrado mucho con herramientas convencionales, sobre todo en el campo de la salud, y que estas herramientas aún deben aplicarse plenamente en muchas partes del mundo:
La viruela se erradicó a fines de los años 70 (vacuna) | |
La polio está a punto de ser erradicada (vacuna) | |
Las sencillas terapias de rehidratación oral han salvado muchas vidas, sobre todo de niños, afectadas por microbios causantes de diarreas | |
Fortificación de alimentos con vitamina A | |
Es esencial dotar de instalaciones de agua potable y saneamiento, que evitarían millones de muertes |
Sin embargo, grandes problemas sanitarios del Tercer Mundo siguen ahí, y por ahora no han podido ser controlados con terapias convencionales: malaria, tuberculosis y sida. Para la malaria y el sida no hay vacunas, y la antigua vacuna BCG contra la tuberculosis no es suficientemente efectiva.
Las aplicaciones más relevantes de las nuevas biotecnologías con potencialidad de beneficiar al mundo en vías de desarrollo se pueden desglosar así:
En el área de salud humana:
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En el área agrícola y
ganadera:
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Algunos países en desarrollo están logrando notables progresos en biotecnologías sobre todo sanitarias. Los factores que están contribuyendo al éxito son, principalmente:
Haber apostado desde hace tiempo por buenos sistemas educativos y sanitarios, cosa bien visible en los casos de Cuba y Corea del Sur. | |
Haberse centrado en necesidades locales: Sudáfrica en sida, Cuba en vacuna recombinante contra la meningitis B, la India vacuna contra la hepatitis B | |
Definir nichos de mercado. En muchos países un buen nicho es el de las vacunas, que logran recortes de gastos al sistema sanitario, que se pueden dedicar a otros objetivos sociales. Corea y la India, con buenas infraestructuras en informática y recursos humanos bien preparados, están probando el prometedor campo de la bioinformática y los biochips. | |
Establecimiento de redes donde se estrechan los vínculos entre investigación, sanidad, negocios y gestión política. En este sentido, podemos hablar de los parques biotecnológicos, como el Polo Científico de La Habana, el Genome Valley de la India, la Ciudad Mubarak de Egipto, la Ciudad de la Ciencia de Corea, etc. |
Veamos brevemente algunos ejemplos por países:
La biotecnología cubana, a diferencia de la de casi todos los demás países, es exclusivamente estatal. El país lleva décadas apostando fuertemente por una educación de calidad y un sistema sanitario eficiente. A ello se sumó el hecho de que Cuba se subió temprana y decididamente al tren de la biotecnología, en la que ha estado invirtiendo desde los años ochenta, incluso después de que Rusia dejara de apoyar económicamente a la Isla. El conocimiento académico se transfiere con rapidez a centros tecnológicos que a su vez están conectados con las necesidades de la población. Esto explica que Cuba se haya apuntado logros muy notables:
Primera vacuna recombinante contra la meningitis B. La empresa local Finlay Vacunas ha licenciado su innovación para que la produzca la multinacional Glaxo (GSK) para el mercado Europeo y Norteamericano. | |
La división comercial del Centro de Inmunología Molecular firmó un acuerdo con una empresa californiana para el desarrollo comercial del programa cubano de vacunas contra el cáncer. |
Las empresas estatales cubanas han establecido acuerdos no solo con empresas occidentales, sino que colaboran con empresas de países en desarrollo (China, India, Malasia)
En China se han aliado varias circunstancias para la irrupción en los últimos 10 años de una industria biofarmacéutica: proverbial carácter emprendedor, retorno de numerosos científicos formados en buenos laboratorios de Occidente, inversión pública y hasta hace poco, un sistema débil de derechos de propiedad intelectual (DPI).
En 1989 China fabricó interferón recombinante, su primer producto biotecnológico, al que siguieron proyectos de vacunas y moléculas sanguíneas.
Durante años, predominaron las empresas de genéricos que fabricaban interferón y eritropoyetina recombinantes. El mercado de productos biotecnológicos está creciendo a un notable 15% anual, e incluye además interleucinas y factores del sistema inmune. | |
Pero desde el año 2000 aparecieron empresas con capacidad innovadora, capaces de realizar su propia inversión en I+D, e incluso de atraer el interés de empresas occidentales. | |
Uno de los nichos que China quiere explotar es el de la modernización de su medicina tradicional, para lo cual está apostando por empresas de extractos vegetales. | |
China ha entrado en la OMC, por lo que a partir de ahora deberá implementar y reconocer los acuerdos de derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC, o TRIPs). Esto es un factor más para atraer capital occidental (Roche va a abrir un centro de I+D). |
La agrobiotecnología china se ha desarrollado de modo independiente a las multinacionales y está asombrando al mundo por sus logros comerciales, sociales y ambientales. Tras comprobar el magnífico comportamiento de sus algodones transgénicos Bt resistentes a insectos (con mayor productividad, menor uso de insecticidas químicos, menos envenenamientos de campesinos), se está lanzando a mejorar mediante ingeniería genética su cultivo alimenticio básico, el arroz.
El sector industrial de biotecnologías de segunda generación es muy notable en China. De hecho, este país es líder en producción por fermentación de ácido cítrico y de vitamina C, y el capital occidental (Novozymes, Genencor) está montando plantas de producción de enzimas industriales.
La India posee un enorme capital humano y una gran base de biodiversidad, que junto al hecho de ser un país en buena parte angloparlante, supone una posición de ventaja dentro de las economías emergentes a comienzos de este siglo. Posee más de 200 empresas biotecnológicas, incluyendo instalaciones certificadas por la FDA.
El sector sanitario: |
es el líder mundial en fabricación de genéricos: produce, entre otras, versiones de vacuna recombinante contra la hepatitis B y del anti-VIH Retrovir (zidovudina). |
Hay varias empresas innovadoras que están consiguiendo sustanciosos contratos de investigación bajo demanda de empresas farmacéuticas de otros países, incluidos occidentales (120 millones $): Aurobindo, Cipla, Ranbaxy, etc. |
El éxito ha sido tal que ha obligado a ciertas empresas occidentales a cerrar ante la imposibilidad de competir con las indias. |
Ha desarrollado sus propias variedades de algodón transgénico Bt resistente a insectos. |
Se va a implicar en mejora de arroz por ingeniería genética. |
No se puede olvidar que la India es el segundo productor mundial de alimentos, y que posee una fuerza laboral cualificada con menores costes que la occidental. |
Corea del Sur es un país de economía emergente que en los últimos años ha mejorado notablemente su nivel en ciencia básica. El índice de logro tecnológico le sitúa en la 5ª posición a nivel mundial, por encima de países como Reino Unido (7º), Canadá (8º), Alemania (11º). Las nuevas leyes han permitido que muchos científicos puedan fundar empresas en campos punteros como la genómica, los biochips, la medicina regenerativa, animales transgénicos, etc., apoyados por una afluencia de capital-riesgo casi única entre los países en vías de desarrollo.
El objetivo del plan gubernamental Bio2010 es convertir a Corea del Sur en al menos la 7ª potencia biotecnológica mundial. En este sector se invirtieron 4.400 millones $ desde 2000 a 2007, y se han creado cientos de empresas, aunque solo una pequeña proporción son innovadoras que dedican grandes recursos a I+D. Ya hay varias biotecnológicas que cotizan en la bolsa de Seúl, entre ellas implicadas en terapias génicas, síntesis de oligonucleótidos, nuevos fármacos por biología estructural, etc., y entre las que no han entrado al mercado de valores las hay dedicadas a terapias celulares, dianas para fármacos y vacunas para el cáncer.
Brasil parece haber tomado conciencia recientemente de que posee un recurso clave para montar su propia industria biotecnológica: la mayor concentración de biodiversidad del mundo, sobre todo en la Amazonia.
En 2001 existían en Brasil 75 empresas biotecnológicas, en su mayoría salidas de incubadoras de empresas de dos parques tecnológicos: BioMinas y BioRio:
Biobras suministra el 75% de la insulina recombinante del país | |
De las 14 empresas patrocinadas por BioRio destaca una (Extracta), dedicada a moléculas procedentes de extractos naturales. |
Extracta Moléculas Naturais S/A se fundó en 1998 posee un banco de datos de moléculas procedentes de biodiversidad. Trabaja bajo encargo de otras empresas, suministrando screening de alto rendimiento, y determinando la estructura de compuestos previamente desarrollados y patentados (no suministra muestras biológicas). Está implicada en bioprospección bajo los principios del CBD, compartiendo beneficios con las comunidades locales. Realizó un contrato con la multinacional GSK (1999-2002), que le reportó 3.2 millones $, de los que reinvirtió el 20% en instalaciones de I+D (p. ej., de la Universidad del Estado de Pará). |
Hasta ahora hemos aludido a algunos ejemplos de cómo ciertos países están aprovechando las potencialidades de la biotecnología con sus propios medios y con eventuales inversiones directas extranjeras, que aportan capital fresco. Pero no podemos equivocarnos: esto no es suficiente, y probablemente solo servirá para un puñado de economías emergentes, principalmente en el Sureste asiático.
El proceso de globalización está teniendo efectos positivos en muchos mercados, pero tiene el riesgo de acentuar problemas que hacen más difícil la salida a los países que parten de una peor situación.
En el sector biotecnológico, los últimos años han sido testigos de magnas fusiones y adquisiciones de empresas, que han creado gigantescas multinacionales oligopolísticas. | |
La ayuda pública al desarrollo ha descendido, mientras que los flujos privados han aumentado. | |
En biotecnología la inversión en I+D ha basculado ostensiblemente hacia las grandes empresas, que protegen sus innovaciones por patentes y otros DPI. Ello crea dificultades añadidas para que el sector público acceda a esas innovaciones y las ponga al servicio de los pobres. |
Ante esta situación, hace falta un esfuerzo para rediseñar a nivel global ciertos parámetros del funcionamiento de la economía globalizada. Hay que establecer las bases para regular aspectos de la propiedad intelectual, la cooperación y el intercambio de recursos.
¿Podremos reestructurar instituciones como el FMI, el BM, la OMS, la OMC, etc.? | |||||||||
Hace falta obligar a las
grandes empresas a aportar recursos al servicio de objetivos sociales para los
más pobres. No podemos rasgarnos las vestiduras si los países pobres se saltan
las patentes y fabrican o importan fármacos genéricos a bajo precio para
solucionar dramáticos problemas de sus poblaciones, ya que las grandes
multinacionales no están ejerciendo adecuadamente su responsabilidad social.
Dicha responsabilidad no se puede dejar a la “buena voluntad” de las empresas,
ya que abandonadas a la mera fuerza del mercado, tenderán a obviarlas para no
perder en la carrera de ganancias respecto de sus competidores. ¿Podremos
encontrar alguna manera consensuada de colectivizar la contribución social de
las multinacionales? Algunas ideas:
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¿Cómo reconciliar los
derechos de propiedad intelectual y los derechos sobre los recursos genéticos?
Esto tiene que ver con los debates en curso sobre biopiratería. Sin embargo,
quizá el debate está desenfocado, a pesar de que su objetivo obvio es lograr
compensaciones a los países del Sur por la biodiversidad que atesoran y por el
conocimiento tradicional (CT) de sus comunidades indígenas. El problema se ha
pretendido abordar mediante el Convenio de Biodiversidad (CBD) de la Cumbre de
la Tierra (Río de Janeiro, 1992).
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Países del Tercer Mundo que están sacando leyes “anti-biopirataría: Panamá, Costa Rica, Perú, Ecuador, Brasil, Filipinas, Tailandia… | |
Bélgica pretende que las patentes no se concedan si no se cumplen los criterios del CBD. | |
Estas propuestas entran en contradicción con los acuerdos ADPIC, creando indebidamente criterios adicionales para la patentabilidad. | |
La posibilidad de demandas y juicios interminables elevarían los costes de patentes… el efecto será quizá desincentivar la explotación racional de los recursos genéticos y la pérdida de interés por las empresas, que de todas forman poseen carteras de innovación potentes no dependientes de recursos in situ. El CBD no se aplica a la biodiversidad ex situ, p. ej., bancos de germoplasmas de dominio público. |
Pero las dificultades de conexión entre CBD y ADPIC no son solo conceptuales, sino también contextuales: se pretenden solucionar problemas de injusticia y de protección ambiental mediante una herramienta inadecuada, como son los DPI, previstos para otros objetivos (impulsar la tecnología comercilizable) | |
Por lo tanto, quizá no se trate tanto de buscar un problemático y a todas luces disfuncional encaje entre los DPI y la conservación de los recursos biológicos, sino buscar este último fin mediante instrumentos legales ad hoc, por los que se aborde de una vez el acceso a los recursos genéticos y el reparto de beneficios por su conservación y su uso sostenible. Y esto, ya digo, nos retrotrae a la cuestión más amplia de la justicia distributiva. |
A continuación veremos algunos ejemplos de iniciativas biotecnológicas para el mundo en desarrollo. Debido al poder tecnológico de las grandes empresas, muchas de estas iniciativas buscan implicar al sector privado, aunque el papel de las instituciones públicas, tanto académicas como proveedoras de financiación, es un elemento clave en casi todas estas iniciativas. También veremos que, a diferencia de programas anteriores de ayuda al desarrollo, en muchos de los actuales el modelo supone un mayor nivel de comunicación entre distintos implicados, y se le da mucha importancia a que la tecnología parta de una previa atención a los consumidores y comunidades locales, tal como ellos plantean sus necesidades y objetivos.
Veamos algunos datos que muestran en crudo las diferencias de acceso a la salud entre el mundo rico y el mundo en vías de desarrollo:
En 1998 el gasto global público y privado en I+D sanitaria fue de 70.500 millones $, pero menos del 10% se dedicó al 90% de carga de enfermedades, que obviamente se concentra en el Tercer Mundo (esto es lo que se ha dado en llamar “brecha 10/90”). | |
El gasto en salud en África es de menos de 10$ per cápita, mientras que en los países ricos es de miles de dólares. | |
Entre 1975 y 1999 menos del 1% de los fármacos legalmente registrados fueron para enfermedades tropicales, pero incluso de ese exiguo 1%, la mitad eran fármacos de uso veterinario. | |
Es público y notorio que las empresas occidentales se concentran en enfermedades de países ricos: cáncer, enfermedades coronarias y neurodegenerativas. Pero incluso tampoco se realizan esfuerzos para vacunas (en los EEUU, solo un 4% del mercado total de medicamentos correspondía a las vacunas). Las empresas dicen que desarrollar un nuevo fármaco, sobre todo de tipo biotecnológico, supone inversiones medias de 800 millones $, aunque las ONGs humanitarias dicen que estas cifras están hinchadas, y que parte del gasto se emplea en promoción. | |
Desde la Ley Bay-Dohle (1990) norteamericana, los organismos públicos pueden patentar innovaciones y licenciarlas al sector privado, que se supone está mejor preparado para llevarlas al mercado. Sin embargo, esto ha creado problemas de que una misma innovación lleva adheridas varias patentes, que luego hay que negociar para agrupar en un solo desarrollo. Algunas multinacionales, como la GSK han llegado a reconocer que el sistema puede que se esté volviendo poco funcional para seguir innovando. Las oficinas de patentes a menudo han interpretado de modo demasiado generoso la supuesta innovación y no obviedad. |
Ante este estado de cosas, se han puesto en marcha varias iniciativas globales de colaboración entre entidades públicas y empresas privadas, con objeto de prestar más atención a enfermedades que afligen principalmente al Tercer Mundo. Estas iniciativas funcionan de hecho como compañías farmacéuticas virtuales, combinando los objetivos sociales y humanitarios con la gestión empresarial acostumbrada a desarrollar productos y llevarlos a los mercados, pero en este caso al servicio de las poblaciones necesitadas.
Dos puntos estratégicos deben ser abordados en este tipo de programas:
Gestión de los DPI, con objeto de evitar pagar royalties cuando se trata de abordar problemas de salud importantes en el mundo pobre | |
Ensayos clínicos en el Tercer Mundo |
A continuación abordaremos algunas iniciativas en marcha de colaboración para impulsar biotecnologías al servicio de intereses básicos sanitarios del mundo en desarrollo
La malaria es probablemente el ejemplo más dramático de una enfermedad asociada con la pobreza: esta infección debida a ciertos protozoos y transmitida por mosquitos está presente en unos 100 países, afecta a 500 millones de personas, con más de un millón de casos nuevos cada año. Ante la imposibilidad de controlar al mosquito vector, y los fracasos en obtener una vacuna, los esfuerzos actuales se están centrando en el tratamiento con medicamentos. Buena parte de los fármacos tradicionales, como la cloroquina, han dejado de ser efectivos por el surgimiento de resistencias en el parásito. Hoy día existe un grupo de fármacos denominado artemisininas que es relativamente efectivo, pero es caro y no está disponible con la suficiente amplitud. Por lo tanto, se busca con denuedo nuevas terapias, baratas y efectivas. Desgraciadamente, las empresas occidentales no encuentran alicientes para desarrollarlas: el mundo rico está libre de malaria, mientras que el mundo pobre afectado por la enfermedad no presenta interés comercial.
Así pues, la iniciativa Medicinas Contra la Malaria (MMV) ha surgido de fondos públicos de agencias internacionales (OMS) y nacionales (NIH, MRC) y de fundaciones filantrópicas sin ánimo de lucro, entre las cuales la Fundación Bill y Melissa Gates aporta casi la mitad del presupuesto. El objetivo es atraer a las empresas biofarmacéuticas para que aporten lo que saben hacer bien: innovación en medicamentos. Entre las empresas se cuentan gigantes occidentales como GSK, Novartis, Roche y Bayer, pero también empresas de países emergentes del Tercer Mundo, como la china Shin Poong y la india Ranbaxy. (Por cierto, en España reside una parte del proyecto, la llamada “minicartera” MMV-GSK, en las modernas instalaciones de la empresa en Tres Cantos, Madrid).
Como en toda “empresa” conjunta, hubo que establecer acuerdos claros sobre lo que cada parte aporta y lo que cada una puede obtener como beneficio:
La iniciativa MMV, en
representación de las instituciones públicas y de los donantes filantrópicos
suministra la financiación principal, respaldo a los DPI y vínculos con el
programa de la OMS. A cambio, obtiene una serie de ventajas encaminadas a
beneficiar a los enfermos de malaria:
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El sector privados (las
compañías farmacéuticas) donan al proyecto sus DPI, su capacidad innovadora y
los ensayos toxicológicos, y asumen responsabilidad legal por posibles
riesgos. A cambio, si el medicamento resuta útil, obtienen:
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Esta iniciativa se aprovecha del enorme caudal de datos de biología básica sobre el parásito y su ciclo de vida, para lo que se usan las últimas técnicas de biología molecular, incluida la genómica. Pero se pone mucho hincapié en alinear bien las transiciones entre unas fases y otras dentro del proceso de innovación: la interfase entre la investigación básica y la preclínica, la evaluación de seguridad y eficacia, la producción del fármaco y la distribución. En este último sentido, se trata de estudiar cómo satisface el medicamento las necesidades de la población afectada de cada país.
La iniciativa MMV tiene una cartera de 20 proyectos, de los cuales siete están ya en fases de ensayos clínicos más o menos avanzados.
La Alianza Global para Vacunas e Inmunización (GAVI) se estableció en 1999 para proteger sobre todo a los niños contra enfermedades infecciosas mediante profilaxis con vacunas. El Fondo para las Vacunas (1999) recibió una donación inicial de 750 millones por parte de la Fundación Bill y Melissa Gates. Se están ensayando vacunas contra la hepatitis B, la fiebre amarilla y la meningitis tipo B por Haemophilus influenzae. | |
Alianza Global contra la Tuberculosis (GATB). |
En 1999 la población humana alcanzó los 6.000 millones de personas, de las que 790 padecían hambre crónica. Se estima que en 2020 llegaremos a los 7.500 millones, estando concentrado en los países en desarrollo el 98% del aumento total. Dar de comer decentemente a esa población será uno de los mayores desafíos a los que se enfrentará la humanidad en el inmediato futuro.
La Revolución Verde, que comenzó en los años 60, y que se basó en nuevas variedades de alto rendimiento de cereales (trigo, arroz, maíz) logradas por genética convencional, consiguió aumentos de rendimientos que solucionaron el suministro de alimentos sobre todo en Asia y en parte de Latinoamérica:
Entre 1961 y 1998, sin apenas necesidad de emplear nuevos terrenos para la agricultura, se logró multiplicar por más de dos los rendimientos. | |||||||
La Revolución Verde fue en buena parte responsable de que los hambrientos del mundo pasaran de 1.000 millones hace 35 a 790 millones actualmente. Si tenemos en cuenta que en este lapso de tiempo la población pasó de 3.000 a 6.000 millones, nos haremos una idea del enorme impacto. | |||||||
No se nos olvide que la Revolución Verde evitó roturar áreas silvestres de gran valor ecológico, que de no haber sido por ella, habrían sido dedicadas a una precaria agricultura de bajos rendimientos (no se olvide que casi todo el suelo apto para la agricultura está ya en uso para tal fin; no quedan muchos terrenos adecuados para el cultivo). | |||||||
A pesar de ello, la
Revolución Verde tuvo inconvenientes, por supuesto;
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Probablemente, salvo en África, la Revolución Verde está mostrando sus límites. Si queremos producir alimentos de aquí a 2020 para el doble de población sin destrozar más áreas silvestres, solo nos queda aumentar la productividad por unidad de superficie agrícola, y además hacerlo del modo más sustentable ambientalmente.
¿Podría la nueva biotecnología algo que decir al respecto? No se olviden dos cosas:
La moderna biotecnología no anula los métodos de mejora clásica, sino que ambos configuran sinergias para el desarrollo de nuevas herramientas útiles en la gestión de los sistemas agrarios y en la producción de alimentos y fibra | |
La moderna biotecnología no son solamente plantas transgénicas, sino técnicas de cultivo in vitro, selección por marcadores moleculares, etc., que en muchos casos se pueden adaptar de modo fácil y económico para el mundo en desarrollo. |
Por otro lado, el contexto de despliegue de la nueva biotecnología ha cambiado respecto a la Revolución Verde:
En la Revolución Verde fue
esencial el papel la inversión pública, especialmente a través de los Centros
públicos Internacionales de Investigación Agrícola, agrupados en el CGIAR.
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El sistema del CGIAR diseminaba gratuitamente las nuevas semillas al servicio de los agricultores pobres. Sus grandes bancos de germoplasma conservan al servicio público una gigantesca biodiversidad agronómica. | |||||||
Los países ricos se han desinteresado por este sistema público internacional, y en cambio se dedican a subvencionar su propia agricultura en detrimento de los pobres. Para hacerse una idea, el presupuesto total del sistema CGIAR (que, por cierto, ha bajado en los últimos años) no llega a 500 millones, mientras que los subsidios agrícolas en los países de la OCDE suponen 365.000 millones. | |||||||
En la actualidad, el papel preponderante en la innovación agrícola lo ejercen una pocas multinacionales, fruto de gigantescas absorciones y fusiones de empresas de semillas y de insumos agroquímicos, y del estímulo a la I+D que representan los acuerdos ADPIC | |||||||
Estas multinacionales protegen sus innovaciones con DPI. El acceso a sus invenciones por parte del sector público se ha complicado y se ha encarecido. |
Así pues, ¿qué hacer? En primer lugar, habría que reactivar el sistema público internacional y apoyar los sistemas nacionales. Pero no se puede obviar el poder de las grandes corporaciones. De nuevo aquí están surgiendo iniciativas de entidades filantrópicas donantes (la Fundación Rockefeller donó en los últimos años más de 100 millones para investigación agrícola en el Tercer Mundo) y de los organismos internacionales para ponerse de acuerdo con las empresas y estimularlas a dedicar parte de su poder a aliviar problemas del mundo en desarrollo.
Estamos hablando de proyectos de transferencia de tecnología, en los que se pretende:
Estudiar “desde abajo” las necesidades de innovación agrícola de países en desarrollo, para que sean estas las que determinen la tecnología más adecuada. | |
Incentivar la transferencia de tecnología propietaria desde las empresas, a ser posible con licencias libres del pago de royalties |
Veamos algunos ejemplos:
El CGIAR está por definición en buena posición para actuar de intermediario. Este sistema presenta atractivos para las propias empresas, ya que el CGIAR sigue teniendo una presencia y conocimiento de la agricultura de los países pobres, y está habituado a negociar con sus gobiernos y a desarrollar ensayos de campo. El CGIAR tiene aún pendiente una estrategia global para negociar con las empresas acuerdos aceptables (hasta ahora ha trabajado caso a caso). Ejemplos:
Acuerdos del CIP (Perú) con tres empresas (entre ellas Monsanto y Plant Genetic Systems) sobre la patata | |
Acuerdo del CIAT (Colombia) con Novartis Seeds para licencia de selección positiva de transformación de la mandioca. La mandioca transgénica que desarrolle el CIAT podrá transferirse libremente a cualquier parte del mundo | |
El IRRI (Filipinas) está colaborando con Novartis y Plantech para el desarrollo de arroz transgénico resistente a insectos. Novartis ha donado su gen (gratis). |
El ISAAA
Es una ONG fundada en 1991 como intermediario honrado (honest broker) para lograr transferir biotecnología adaptada a agricultura de países pobres. Se financia por una serie de donantes filantrópicos y agencias para el desarrollo, y cuenta con un comité de dirección en el que están representadas autoridades del sector público y privado expertas en cuestiones agrarias. | |||||||||
Su estrategia consiste en desarrollar proyectos modelo que permitan introducir biotecnologías adaptables al tercer mundo (cultivo de tejidos, marcadores moleculares y diagnósticos, plantas transgénicas que incrementen rendimientos de cosechas o poder nutritivo) | |||||||||
Cuenta con 12 proyectos
principales en países escogidos de África, Asia y Latinoamérica. Ejemplos de
proyectos:
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Como parte de sus proyectos, tiene inversión en talleres de capacitación sobre bioseguridad y gestión de los DPI | |||||||||
Facilita servicios de apoyo en bioseguridad (con fondos de la Rockefeller), estudios de impactos socioeconómicos, etc. |
Las alianzas agrobiotecnológicas públicas-privadas globales o de amplio alcance están teniendo menos importancia que las que vimos en el sector sanitario. Una razón para ello puede residir en que en la sanidad se trata de atender a enfermedades olvidadas por Occidente, pero que constituyen mercados grandes relativamente homogéneos (con pocas diferencias entre países), mientras que en agricultura se trata de mercados diferenciados entre países y relativamente pequeños. Lo más cercano en agricultura a las alianzas globales son precisamente proyectos encaminados a resolver problemas para la salud derivados de una alimentación deficiente en ciertos nutrientes:
El proyecto del arroz dorado (“Golden Rice”): arroz transgénico que contiene mayores niveles de β-caroteno, la provitamina A. Va destinado a resolver las deficiencias en vitamina A en amplias capas de población asiática cuya dieta básica es el arroz. Esta deficiencia, que afecta a 250 millones de niños, provoca cada año un millón de casos de ceguera parcial o total y otras patologías. | |||||
Programa “Harvest Plus”, lanzado recientemente por el CGIAR, destinado a la biofortificación de cultivos para que aporten más minerales, principalmente hierro. La deficiencia de hierro en la dieta afecta a 1.000 millones de personas, afectando especialmente a las mujeres embarazadas, de modo que provoca pérdidas puerperales y neonatales, bajo peso en los recién nacidos y altas tasas de muerte infantil. El Programa Harvest Plus está financiado por el Organismo Danés para la Ayuda al Desarrollo, la Agencia Americana de Ayuda al Desarrollo (USAID), la Agencia Sueca para el Desarrollo, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Banco Mundial | |||||
Programa del Instituto Belga de Biotecnología Vegetal para Países en Desarrollo (IPGO), en Gante:
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Otros sistemas de colaboración:
Creación de redes de
regulación:
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Redes de centros de
excelencia:
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Capacitación biotecnológica
a través de cambios institucionales:
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Otros requerimientos:
Apoyar al sistema público internacional. El CGIAR gastó en 2005 solo 40 millones en biotecnología, de su presupuesto total de 450 millones. | |||||
Los países pobres deben elaborar políticas claras de apoyo a la investigación que impulsen sus sistemas nacionales y que permitan la actuación de la colaboración internacional. | |||||
La cuestión de la
bioseguridad será clave para los transgénicos: los ensayos son caros. Habrá
que apoyarlos desde fuera, y a ser posible, que sirvan para varios países,
para ahorrar costes.
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Es esencial la capacitación. En África los proyectos no se mantienen en el tiempo. Zimbabwe cortó un master en biotecnología que había funcionado durante los años 60 y que graduó a 63 estudiantes. La ayuda al desarrollo debería invertir más en esto. | |||||
El acceso a financiación para los agricultores pobres es esencial. Muchos proyectos en África, que tenían una base técnica fracasaron por carencias del mercado crediticio. Muchos agricultores pobres están dispuestos a pagar un sobreprecio razonable por tecnología “encarnada en la semilla”, ya que le facilita la gestión de su explotación y le aporta ganancias. Pero para ello necesita que se le financie la inversión inicial. Se está demostrando el papel positivo de los microcréditos y los préstamos comunales. |