Del griego áskhtikóç:
que se adiestra
Género
de vida caracterizado por una sobriedad
extrema en la satisfacción de las necesidades
, por una
renuncia máxima,
dentro de lo posible, a todos los bienes con el fin de alcanzar un
ideal moral o religioso. En la Grecia antigua, se llamaba en un
principio ascetismo al ejercicio de la virtud. El ascetismo es un
elemento importante del budismo y el brahmanismo. En los primeros
siglos del cristianismo, se daba el nombre de ascetas a quienes
hacían
vida solitaria, dedicados a flagelarse, ayunar y rezar. Durante el
período de la Reforma, cambió el ideal ascético de
los primeros tiempos
del cristianismo y de la Edad Media. El protestantismo propugnó
un
«ascetismo mundano». Los primeros movimientos campesinos y
proletarios
exhortaban al ascetismo, lo cual constituía una manera de
protestar
contra el lujo y la ociosidad de las clases dominantes.
Tomó el ascetismo,
sobre todo en la
Religión cristiana, un tinte señaladamente
espiritualista, por cuya
razón se presumía que se debían sólo
contrariar las necesidades,
apetitos e instintos del cuerpo; pero es más amplio el sentido
negativo
del ascetismo, pues la sociedad, la familia, las exigencias de la
cultura (incluso a veces la limpieza y el aseo) son proscritas con el
mismo desdén que los placeres materiales.
|
UN ASCETISMO QUE
FACILITE LA ARMONÍA Y LA UNITARIEDAD DE SER HUMANO (sin
separación cuerpo-alma ni cerebro mente)
El ascetismo considera que el hombre está escindido en dos
partes distintas, opuestas, y que mantienen una relación hostil:
el cuerpo y el alma. Considera el alma como lo más propio del
hombre, dado su origen y destino sobrenatural. El cuerpo, sus pasiones,
necesidades y deseos perturba y ensucia el alma, por lo que el alma
precisa de una purificación. Generalmente el ascetismo propone
una vida de rigor moral que busca controlar dichos deseos y pasiones
(renuncia a la práctica sexual, moderación en la comida,
dietas y prohibiciones varias en la alimentación, renuncia a la
ostentación de la belleza corporal...) |