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Jesús Espinosa de los Monteros.
Ideal, 5/XI/2005.
Ya han cambiado la hora. Lo que significa que anochece muchomás temprano. Y que hace frío. Mucho frío. Y que, por tanto, nos recogeremos tmprano en casa y tendremos muchas horas por delante para deleitarnos con la lectura. Por eso, entre ángeles y demonios, batallasd e Trafalgar y memorias de meretrices varias, sería conveniente que se deslizara una novela muy granadina: "La larga noche de ángela", de Manuel Villar Raso.
Publicada por la editorial alhulia, "La larga noche de ángela" es definida por su autor como una novela negra. Para mí es, más bien, una novela de terror gótico que se desarrolla en varios y muy reconocibles rincones de Granada, desde la Facultad de Letras y sus siniestros pasillos hasta los bares del Campo del Príncipe .
Es una novela oscura, fría, lluviosa. Una novela de invierno cuya lectura es muy apropiada para esta semana en que se ha celebrado la festividad céltica del Samhain, repleta de componentes ocusros e infernales.
Dice la tradición céltica que en esos dáis siniestros que separan ocutbre de noviembre se abren las puertas del Másd allá y sus moradores vagan por el mundo provocando el terror y el caos entre los hombres. Fechas en que el tiempo carece de valor y en que el desorden cósmico está a la orden día.
Y así es como hay que ver a los rotagonistas de la novela de Villar Raso. Una hermosa mujer ante la que se abren las puertas de los ignoto. Un tétrico Más Allá del qeu surge Benjamín, un espíritu oscuro del pasado que se hace carne para atormentarla, perseguirla, excitarla y violentarla. Una mujer fuerte y valiente que se enfrenta sola a una amenaza irreal, a una sombra, a una intuición, a un recuerdo.
Una historia personal y pasional en la que se mezcla otra trama: la de los robos y expolios en los cármenes granadinos. Una narrración compleja, con saltos espacio-temporales que descolocan al lector tanto como la siniestra presencia de Benjamín amigo descoloca a ángela. Una narrración en la que el estilo poético de su autor está presente en cada página, en cada descripción, en cada diálogo.
O en los títulos de los capítulos, por ejemplo, Cada uno de ellos es un pequeño poema en forma de haiku. Delicias como "Te propongo un paseo por la sSierra, con Granada al fondo" son buena muestra del talento, la hondura y, a la vez, la musicalidad y la poesía con que está construida "La larga noche de Ángela". Por tanto, para combatir las largas noches del invierno que se avecina, nada mejor que una dosis de buena literatura de la mano maestra de Villar Raso. |
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