Observatorio del Patrimonio Histórico Español

OBSERVATORIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL

INTERVENCIÓN

 

UNA RESTAURACIÓN EN LA CIUDAD CONDAL. LA CATEDRAL

 

La fábrica de la actual Catedral de Barcelona, creada durante la segunda mitad del siglo XIII, ha contado con diferentes fases de construcción y restauración desde entonces. Como toda catedral, necesita un proyecto de conservación preventiva así como un mantenimiento continuo, pero es difícil llevar estos planteamientos a cabo, teniendo en cuenta el alto coste que suponen. Tras haber sufrido un abandono de aproximadamente trescientos años en las obras, éstas fueron retomadas a finales del siglo XIX y se dieron por concluidas en 1909, momento en que acabó la construcción del cimborrio. Actualmente se ha vuelto a intervenir por la necesidad de reparar, casi con urgencia, los daños ocasionados por el paso del tiempo y, en mayor medida, por las consecuencias de una técnica constructiva –no del todo acertada- utilizada hace ahora cien años.

Las cuestiones económicas

El equipo de profesionales dirigido por los arquitectos Mercè Zazurca y Josep Fuses -a cargo de la rehabilitación de esta catedral desde que comenzaran a detectarse los primeros desprendimientos de piedra en el año 2002- ha soportado los inevitables retrasos por la falta de financiación. Como suele ocurrir en actividades de esta envergadura, los presupuestos se han ido encareciendo con el paso de los años y la restauración se ha convertido en un largo proceso, aunque no se hayan llegado a detener por completo las obras.

Como es habitual en este tipo de situaciones, el dinero público se ha hecho esperar, pero finalmente ha ido llegando en diferentes fases y desde los diversos organismos. Por lo que respecta al capital privado, algunas aportaciones han supuesto una ayuda destacable. En 1997 se creó el Institut Municipal del Paisatge Urbà con la finalidad de buscar empresas para la financiación de intervenciones que mejorasen la imagen de la ciudad, propósito donde quedaría incluida la limpieza del edificio que aquí nos ocupa. Sin embargo, y a pesar de lo favorecedor de estos recursos y esfuerzos, no han supuesto suficiente inversión para evitar la lentitud con que se ha ido sucediendo el trabajo.

No obstante, recientemente se han creado dos importantes compromisos que facilitarán, en gran medida, la continuidad en la recuperación de este monumento:

  • El 20 de octubre de 2006 se llegó a un acuerdo mediante el cual se deberían reunir 5,2 millones de euros entre Ayuntamiento y Arzobispado de Barcelona, Generalitat de Catalunya, Ministerio de Vivienda y Ministerio de cultura (a través del Instituto Nacional de Patrimonio Histórico). Cabe mencionar que este último tenía un compromiso con la Seo de Barcelona desde junio de 2002, fecha en que la restauración de su cimborrio fue incluida en el Plan Nacional de Catedrales.
  • El pasado 13 de junio, Telefónica, S.A. y el Grupo Santander se comprometieron con el Arzobispado y la Generalitat para la aportación de 400.000 euros respectivamente, destinados a la rehabilitación de la fachada, a cambio de que sus logotipos aparecieran cubriendo los andamios que dan a la plaza.

También fieles y turistas han colaborado aportando dinero voluntariamente mediante la campaña “Patrocina una piedra” -consistente en la simbólica restauración de una piedra por 10 euros- y, no tan voluntariamente, pagando para poder visitar el templo en los horarios en que no hay culto.

Las intervenciones hasta el momento

A pesar de que las obras no comenzaron hasta enero de 2005, dos años antes había sido colocada una malla verde en la fachada y en las ya restauradas torres laterales, puesto que el desprendimiento de piedras podía resultar peligroso para los transeúntes. En mayo de 2004 se firmó la rehabilitación de la fachada y se colocó un andamio y el 16 de diciembre de ese mismo año Zazurca y Fuses presentaron el proyecto, explicando que aquélla estaba peor de lo que se pensaba y, consecuentemente, el presupuesto había ascendido casi al triple de lo calculado en un primer momento, algo que afectaría en la evolución de la obra. Por lo que respecta al cimborrio, el inicio de su restauración se ha venido retrasando hasta el pasado mes de marzo.

El principal problema que afecta a la Seo de Barcelona, este deterioro de la piedra, viene ocasionado por la utilización de hierro en su construcción. Considerada fundamentalmente gótica – aunque ya existió en este mismo emplazamiento una basílica pre-románica y un posterior edificio románico- fue finalizada, reformada y, podríamos decir, concluida entre finales del siglo XIX y principios del XX, momento en que tuvo lugar la construcción de la actual fachada, añadida a la del siglo XIV. En aquella época, y siguiendo los cánones del modernismo, muchos de los edificios de la ciudad de Barcelona utilizaron el hierro forjado en los elementos decorativos, pero también como técnica de sujeción entre las piedras, y así se hizo en las obras que se llevaron a cabo en la Catedral durante este periodo. Con el paso del tiempo, el agua de lluvia y el alto grado de humedad que caracteriza a la ciudad han ido oxidando estas piezas de hierro provocando, con su consecuente aumento, que la piedra se quiebre y acabe cayendo.

La cuestión añadida, en el caso que nos ocupa, es la defectuosa canalización del agua de lluvia, hecho que ha contribuido aún más en la creación de óxido; con la intención de paliar este problema, el año pasado se arregló la barandilla y parte de la terraza para reconducir el agua.

En cuanto al hierro en sí, en la Seo barcelonesa se habían utilizado unas grapas de aproximadamente medio metro para sujetar la fachada neogótica a la gótica. La sorpresa para los arquitectos fue encontrar prácticamente una barra por bloque, motivo por el cual se tendrá que intervenir casi en el 30% de la fachada, parte que deberá ser desmontada y vuelta a montar con piedra nueva.

En el cimborrio y las dos torres laterales se hallaba el mismo defecto: la utilización de aros y gafas para la unión entre piezas ha acabado por romper el material constructivo y muestra del deterioro ha ido quedando patente en la cubierta del templo, donde se han encontrado gran cantidad de fragmentos provinentes de las zonas más altas del mismo. Pináculos, remates y gárgolas, los elementos de mayor inestabilidad, permanecerán revestidos con mallas y lonas hasta que sean restaurados, evitando así que, mientras llega ese momento, se desprendan restos que vayan a parar a la calle.

La solución adoptada en este edificio consiste en sustituir los aros y grapas de hierro por otros de titanio y cambiar, en los casos necesarios, las piedras en mal estado, colocando otras en su lugar. Por suerte, en los depósitos municipales se conserva un remanente procedente de la cantera de Montjuïc, la misma piedra utilizada en la Catedral hace aproximadamente un siglo. De todas formas, y puesto que no habrá suficiente para toda la obra, se ha traído un tipo de piedra de Escocia, de características muy similares a la local.

La idea del equipo encargado de la rehabilitación es conseguir un resultado lo más fidedigno posible al original, contando con el minucioso trabajo de verdaderos artesanos y copiando algunas de las técnicas utilizadas en aquel entonces, las cuales han sido descubiertas durante la fase de diagnóstico. Precisamente, la falta de documentación sobre la intervención de finales del siglo XIX y principios del XX supuso otro de los obstáculos para los actuales trabajos y, de hecho, ha sido gracias a los estudios previos para la realización del proyecto de restauración, y a la propia restauración llevada a cabo hasta el momento, que ahora se tiene una mayor información sobre esta construcción.

La primera fase de las actuales obras la constituyó la torre derecha -la que da a la calle dels comtes - entre enero y julio de 2005. Era la intervención de mayor urgencia, puesto que este elemento estaba tan dañado que entrañaba el peligro de caerse: la oxidación, en este caso, había provocado unas grietas de tal índole que ocasionaron la desaparición de las juntas de unión, e incluso se había ido cayendo el mortero. Tras sustituir las piezas de hierro por otras de titanio y reponer aquellas piedras que debían extraerse, se realizó una limpieza en seco, con una pistola que consigue arrancar la suciedad mediante la proyección de cristales muy pequeños. Gracias a esta técnica se ha conseguido ver cómo eran las figuras que adornaban la torre, llegando a sorprender el detallismo de las mismas; sin embargo, a pie de calle es imposible apreciarlas. Meses después de haber acabado con ella, se llevó a cabo la limpieza de la torre derecha.

A día de hoy, el andamio continúa ocultando la fachada principal aunque ya se ha desmontado un tercio del mismo, debido a la finalización de la restauración de las dos torres. El día 16 de marzo del presente año acabó de colocarse una grúa de 90 m de altura para posibilitar la instalación de otro andamio, mediante el cual se procederá a los trabajos del cimborrio. La ubicación de esta grúa ocasionó algo de desconcierto durante los cinco días que duró su montaje, no sólo por la interferencia que supuso en el espacio urbano, sino también porque el acceso principal a la catedral quedó cerrado durante esa semana.

Según las previsiones de los profesionales, hacia el 2008 habrá concluido la obra de la fachada principal y a finales de 2009 estará restaurada íntegramente toda la catedral. Coronando el cimborrio, la imagen de Santa Elena sigue a la espera de ser desmontada para su limpieza y posterior exposición al público, mientras se rehabilita este gran pináculo central. Una vez finalizadas las obras en curso faltará intervenir en las fachadas de la Piedad y de Santa Eulalia, así como cambiar la instalación eléctrica del interior del templo, la cual es muy precaria.

 

[Ana Montero. OPHE]