En esta parte se describen las
texturas y fábricas básicas de las rocas metamórficas
comunes.
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Texturas
Las texturas
principales que pueden encontrarse en las rocas
metamórficas son cuatro, que se describen a
continuación.
-
Textura
granoblástica.
Los cristales forman un mosaico de granos más o
menos equidimensionales. Los contactos entre granos
tienden a formar 120º en puntos donde se juntan tres
de ellos (denominados puntos triples). Esto
se debe a que esta disposición morfológica en más
estable, ya que se minimiza la superficie total de
contactos entre granos y por ende la energía de
superficie, por comparación con otras disposiciones
que implican contactos al azar. Esta textura es
común en rocas monominerálicas como cuarcitas y
mármoles, así como en rocas de grado metamórfico muy
alto como granulitas.
-
Textura
lepidoblástica.
Está definida por minerales tabulares (en general
filosilicatos, normalmente micas y cloritas)
orientados paralelamente según su hábito planar. El
hecho de que esta textura presente orientación
preferente de sus componentes minerales supone que
las rocas con esta textura presentan fábrica planar
(o plano-lineal), lo que confiere a la roca una
anisotropía estructural (foliación) según la cual
tiende a exfoliarse. Estas rocas presentan, por
tanto, comportamientos mecánicos contrastados según
las direcciones perpendicular y paralela a la
superficie de foliación. Esta textura es la típica
de metapelitas (pizarras, micacitas, esquistos y
gneises pelíticos).
-
Textura
nematoblástica.
Está definida por minerales prismáticos o aciculares
(e.g., inosilicatos, normalmente anfíboles)
orientados paralelamente según su hábito elongado en
una dirección. Las rocas con esta textura
presentarán fábrica lineal (o plano-lineal), lo que
igualmente les confiere una anisotropía estructural
(lineación) según la cual las rocas tienden a
escindirse. Esta textura es típica de anfibolitas y
algunos gneises y mármoles anfibólicos.
-
Textura
porfidoblástica.
Está definida por la presencia de blastos de tamaño
de grano mayor (i.e., porfidoblastos) que el resto
de los minerales que forman la matriz en la que se
engloban. La matriz por su parte puede tener
cualquiera de las texturas anteriores (grano-,
lepido- o nematoblástica), o una combinación de
ellas. Cualquier tipo de roca metamórfica puede
tener textura porfidoblástica, y los porfidoblastos
pueden ser de cualquier mineral que la forme.

Texturas blásticas en rocas
metamórficas. A) Granoblástica. B) Lepidoblástica.
C) Nematoblástica. D) Porfidoblástica. (Castro
Dorado, A., 1989. Petrografía básica. Paraninfo).
Estas cuatro
texturas pueden aparecer en las rocas metamórficas de
manera exclusiva. Sin embargo, lo normal es que las
rocas metamórficas presenten una combinación de dos o
más de ellas. La textura global se describe primero con
el de la textura individual más dominante, y a
continuación el resto (e.g.,
porfido-grano-lepidoblástica).

Combinaciones de texturas en
rocas metamórficas. a) Granolepidoblástica. b)
Granonematoblástica. c) Granoporfidoblástica.
(Castro
Dorado, A., 1989. Petrografía básica. Paraninfo).
A parte de estas
texturas, existen texturas particulares que suelen
proporcionar información sobre los procesos reaccionales
que han sufrido estas rocas. No entraremos en ellas ya
que tienen un interés genético más que descriptivo. Si
acaso, nombrar la textura poiquiloblástica, definida, al
igual que en rocas ígneas, por cristales
porfidoblásticos que incluyen a otros minerales más
pequeños.
Estructuras, microestructuras, y
fábrica
Las estructuras
encontradas en las rocas metamórficas dependen de si
ésta ha sufrido o no deformación, y del tipo de
estructuras de las rocas originales, ígneas o
sedimentarias.
En el caso de no
haber sufrido deformación (como sería el caso típico de
las rocas de metamorfismo de contacto), no suele existir
orientación preferencial de los blastos minerales. La
fábica sería por lo tanto generalmente isótropa. En
estos casos, se encuentran estructuras bandeadas, que
pueden ser relictas de estructuras sedimentarias
antiguas (como superficies de estratificación), o
desarrolladas durante el propio proceso metamórfico
(e.g. diferenciados metamórficos, migmatitas
estromáticas), estructuras masivas (e.g. granulitas y
mármoles corneánicos, algunas serpentinitas) y
estructuras nodulosas (e.g. corneanas nodulosas o
moteadas).
En el caso de que
las rocas hayan sufrido deformación contemporánea con el
metamorfismo (rocas de metamorfismo regional), todos o
parte de los blastos minerales presentan orientaciones
morfológicas (fábrica) y/o cristalográficas (fábrica
cristalográfica) preferentes. Las estructuras y las
fábricas encontradas son en parte equivalentes. La
estructura más común es la bandeada que, además,
presentará orientación preferente de los minerales
paralelamente al bandeado.
Tanto en las
rocas no deformadas como en las deformadas (aunque
especialmente en estas últimas) se pueden encontrar
características estructurales penetrativas en grandes
volúmenes de rocas, independientemente de su estructura
básica. Se dice que una característica es penetrativa
cuando se encuentra homogéneamente distribuida por toda
la roca a una escala determinada, lo cual supone que se
repite en el espacio de manera constante. Normalmente,
la escala es pequeña, esto es microscópica o de muestra
de mano. En las rocas metamórficas las estructuras
penetrativas son la foliación y la
lineación, caracterizadas por la existencia de
cualquier superficie o línea, respectivamente, presente
en la roca de forma penetrativa. Estas estructuras
imprimen la facilidad de rotura a favor de las mismas.
En las rocas metamórficas deformadas, tanto las
foliaciones como las lineaciones son el resultado de la
deformación sufrida ante la acción de esfuerzos
dirigidos (i.e., esfuerzos no hidroestáticos).
Además de las
estructruras anteriores, existen muchos tipos de
microestructuras particulares sobre las que no
entraremos dada su complejidad. Si acaso, sólo mencionar
las sombras de presión, que, como su nombre indica,
suponen la presencia de zonas donde los esfuerzos
deformacionales han sido menores debido a la acción
"protectora" de porfidoblastos. Estas zonas se
identifican fácilmente al microscopio ya que no están
tan deformadas como el resto de la roca y suelen
presentar texturas granoblásticas.

Esquema que representa
distintos tipos de foliación. (Castro
Dorado, A., 1989. Petrografía básica. Paraninfo).

Esquema que representa
distintos tipos de foliación. (Castro
Dorado, A., 1989. Petrografía básica. Paraninfo).
Rocas
metamórficas comunes
A partir de los
criterios de tipo y grado de metamorfismo, texturas,
estructuras y fábricas, y composición de la roca
original, se pueden clasificar las rocas metamórficas.
Las más comunes son las que siguen.
Pizarra y
filita. Rocas pelíticas
de grano muy fino a fino. Está compuestas esencialmente
de filosilicatos (micas blancas, clorita,...) y cuarzo
(si es muy abundante puede denominarse entonces
cuarzofilita); los feldespatos (albita y feldespato
potásico) también suelen estar presentes. Este tipo de
roca presentan foliación por orientación
preferente de los minerales planares (filosilicatos), y
son fácilmente fisibles.
Esquisto.
Roca pelítica de grano medio a grueso y con foliación
marcada (en este caso de denomina esquistosidad).
Los granos minerales pueden distinguirse a simple vista
(en contra de las filitas y pizarras). Los componentes
más abundantes son moscovita, biotita, plagioclasas
sódicas, clorita, granates, polimorfos del silicato de
aluminio (andalucita, silimanita, distena), etc. A veces
pueden tener altas concentraciones de grafito, por lo
que toman un color oscuro (al igual que las pizarras y
filitas).
Gneiss.
Rocas cuarzofeldespática de grano grueso a medio, con
foliación menos marcada que en los esquistos debido a la
menor proporción de filosilicatos (esencialmente
moscovita y/o biotita). Para definir una roca como
gneiss debe contener más de un 20 % de feldespatos. Su
origen es diverso, pudiendo derivar tanto de rocas
ígneas (ortogneisses) como sedimentarias (paragneisses);
algunos gneisses se producen en condiciones de alto
grado por fusión parcial de esquistos u otros gneises,
denominándose gneises migmatíticos.
Anfibolita.
Roca compuestas esencialmente por anfíboles (en general
hornblenda) y plagioclasa de composición variable. La
esquistosidad no suele estar muy desarrollada, aunque
los prismas de anfíbol suelen estar orientados
linealmente (lo cual genera lineación).
Proceden en su mayoría de rocas ígneas básicas
(ortoanfibolitas) y margas (paraanfibolita).
Mármol.
Roca de grano fino a grueso compuesta esencialmente por
carbonatos (calcita y/o dolomita) metamórficos.
Normalmente, los mármoles no presentan foliación, debido
a la ausencia o escasez de minerales planares. Su
estructura es variada, aunque abundan la masiva y
bandeada, y su textura es típicamente granoblástica. Su
color es muy variado, desde blanco, gris, rosa a verde.
Resultan de la recristalización de rocas calizas de
cualquier tipo, por lo que no pueden observarse los
componentes originales como bioclastos, oolitos, etc.
Los mármoles no deben confundirse con calizas
esparíticas sedimentarias, que sí presentan los
componentes originales, aunque más o menos modificados
por los procesos diagenéticos. De hecho, gran parte de
las rocas que comercialmente se conocen con el nombre de
mármol, son rocas carbonatadas sedimentarias.
Cuarcita.
Roca de grano medio a fino, constituida esencialmente
por cuarzo (más del 80 %) y algo de micas y/o
feldespatos. Las cuarcitas derivan de rocas
sedimentarias detríticas ricas en cuarzo (areniscas
cuarcíticas) con las que no deben confundirse. Son rocas
masivas o bandeadas, sin foliación marcada y textura
granoblástica deformada o no.
Corneana.
Roca no esquistosa desarrollada por metamorfismo de
contacto sobre rocas originariamente pelíticas. La
composición mineral es muy similar a la de los
esquistos, aunque presentan algunas diferencias
mineralógicas, como cordierita y andalucita. La textura
es granoblástica, la estructura generalmente masiva
masiva y la fábrica no orientada. Cuando una roca
metamórfica es de contacto suele ser adjetivada con el
término “corneánico/a”, independientemente que su
composición sea o no pelítica (e.g., mármoles
corneánicos).
Serpentinita.
Roca compuesta esencialmente por minerales del grupo de
la serpentina (antigorita, crisoltilo, lizardita...),
con proporciones variadas de clorita, talco, y
carbonatos (calcita, magnesita). Son rocas generalmente
masivas, aunque pueden presentar cierto bandeado
composicional. Proceden de rocas ultrabásicas,
constituidas esencialmente por olivino y piroxenos,
hidratadas durante el proceso metamórfico. Estas rocas
son conocidas comercialmente como mármoles verdes,
aunque en sentido estricto no son mármoles.
Estos tipos
descritos pueden proceder una misma roca, difiriendo en
cuanto al grado metamórfico sufrido. Así por ejemplo,
una pelita (o metapelita) de grado muy bajo se denomina
en general filita o pizarra, en grado bajo sería una
micacita o un esquisto, en grado medio un esquisto y en
grado alto un esquisto o un gneis pelítico; una roca
máfica sería un esquisto verde en grado bajo (esquisto
con abundante clorita y albita) o una anfibolita en
grado medio.
Las rocas
metamórficas foliadas (e.g., esquistos, gneises) no han
sido especialmente utilizadas como material de
construcción debido a la fuerte anisotropía que
presentan en cuanto a sus características mecánicas, que
suponen una fácil exfoliación y rotura paralelamente a
la superficie de foliación y/o lineación.
Para imágenes y
descripciones de rocas metamórficas explora:
Geology.com Metamorphic Rocks
Oxford Earth Sciences Image Store
También puedes
consultar el esquema de clasificación de las rocas
metamórficas del
British Geological Survey:
Metamorphic rocks
)