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1.
El influjo
sociocultural de la religión en Grecia
2. El
paso del mito al lógos
3. El concepto griego de «NATURALEZA» |
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I. El origen de la Filosofía: los primeros filósofos griegos ("presocráticos")
No es cierto que los griegos inventaran de golpe -hacia el s. -VI- la filosofía, ni tampoco que lo hicieran sin influencia exterior, para desde Grecia transmitirla a toda la cultura occidental. En la India, en China e incluso en Egipto ya existía pensamiento filosófico desde varios siglos antes, aunque tuviera características muy diferentes del pensamiento occidental. Y en Grecia hay que considerar la filosofía como producto de una lenta evolución (Cornford).
1. Contextos geográficos y políticos del pensamiento en Grecia
• MILETO: «La filosofía no nació en lugar tranquilo, sino en Mileto, el mercado del mundo antiguo, en el que los pueblos del Mediterráneo procedían al intercambio de sus mercancías; y los más antiguos pensadores no fueron ascetas alejados del mundo, sino hombres bien situados, curiosos y abiertos al mundo, políticos en parte» (W. Nestle).
- La sociedad griega primitiva era fundamentalmente rural y aristocrática. La nobleza terrateniente tenía todo el poder económico y político. Los nobles eran también los protagonistas de la guerra porque sólo ellos poseían caballos y armas. El prototipo humano era, pues, el noble, y sus cualidades eran el modelo a imitar para los ciudadanos de entonces: fuerza ("virtud", valor, independencia. Los pobres no tenían más alternativa que el exilio o la colonización de nuevas tierras de cultivo en el extranjero.
- Las tierras fértiles de Asia Menor y del sur de Italia eran el destino más deseado por estos colonos (_ «las Américas» para los españoles del XVI). La actividad colonizadora se centró primero en Jonia (s. -VII y -VI), donde surgen ciudades prósperas con una rica civilización: Mileto, Samos, Éfeso, etc. Mileto fue la más importante de todas, verdadero imperio marítimo orientado hacia el Mar Negro. Esta y otras ciudades tienen en común la prosperidad económica, el desarrollo artesanal y un intenso comercio marítimo; formas políticas más tolerantes que en Atenas; ruptura con muchas tradiciones griegas y apertura a otras culturas (las orientales), en las que hallaron un enorme caudal de conocimientos e ideas desde las que relativizaron sus propias creencias y saberes. En Mileto coincidían gentes de todos los países, interesadas en comentarlo y discutirlo todo, en iniciar nuevas empresas cada vez más ambiciosas.
- En este ambiente surge la Fª: «Los griegos transmitieron como ningún otro pueblo la enseñanza de cuándo se debe empezar a filosofar. No ciertamente en la miseria -contra lo que muchos creen- sino en plena prosperidad, en una virilidad madura, en el seno de una generación valiente y joven» (Nietzsche).
• ITALIA MERIDIONAL (Elea, Crotona) fue el otro destino de las colonizaciones, atractiva por su cercanía, clima suave y fertilidad. Su prosperidad económica le hizo atractiva para diversas iniciativas políticas, sociales, filosóficas y artísticas. Pero la democracia tardó mucho más en llegar que en Grecia. El sur de Italia floreció sobre todo cuando la invasión persa hizo difícil la vida en Jonia, y los mejores filósofos de entonces se desplazaron a esta «magna Grecia» (lo que hoy es el sur de Italia y Sicilia).
- Mientras, en Atenas y otras importantes ciudades griegas se producían importantes cambios: la nobleza perdió poder político porque no era la única que intervenía en la defensa de la ciudad: los soldados rasos y los remeros adquirieron un papel decisivo en la guerra. Y a comienzos del s. -VII tuvo lugar una importante revolución económica: los terratenientes ceden ante el empuje económico del comercio y la pequeña industria artesanal, siendo los nobles desplazados en el protagonismo social y político por estos nuevos ricos. Estallan algunas rebeliones sociales exigiendo el reparto de las tierras y la condonación de las deudas. Surgieron algunos tiranos (Dracón, Solón, Pisístrato e hijos, Clístenes...) que se amparaban en el descontento popular para desplazar a los nobles y fortalecer el Estado. Esto preparó el terreno jurídico y social para la democracia. Casi todos los tiranos ejercieron un importante mecenazgo literario, artístico e intelectual, lo que explica que algunos filósofos prefirieran la tiranía a la democracia como régimen político.
• ATENAS: Mileto fue destruida en el -494 por los persas pero Atenas consiguió rechazar la invasión (guerras médicas), lo que le proporcionó un largo período de cierta estabilidad y tranquilidad. El único rival era Esparta y otras ciudades griegas, que mantenían un difícil equilibrio.
- Cambian los ideales sociales: el deseo de independencia y libertad prevalece sobre el de poder; la igualdad de todos (democracia) se valora más que la admiración por el «héroe de guerra» o el noble; y se tiene conciencia de que es preciso obedecer las leyes para el buen funcionamiento de la ciudad, frente al individualismo anterior.
- La ciudad es el centro de todo Estado independiente. La ciudad ideal no debe ser muy grande (unos 5.000 h.), pues todos deberían conocerse. Ofrece refugio en caso de guerra y es el centro de toda la actividad económica, social y política; proporciona escuelas, mercados, gimnasios, templos, teatros y todo lo que hombres o mujeres necesitan para realizarse como tales.
- La democracia implica, al menos en teoría, que «todos son iguales ante la ley» (isonomía) y que «todos tienen derecho a intervenir en la asamblea de ciudadanos» (isegoría). Todos los ciudadanos pueden participar en la Asamblea, que es soberana (a diferencia del sistema representativo actual, en el que sólo intervienen los representantes -diputados- y estos forman una clase aparte, la clase política, distinta de los ciudadanos y con grandes privilegios económicos y legales). El Consejo y los magistrados tienen sus funciones de gobierno pero están sometidos al control de la Asamblea para evitar las intrigas y su constitución en grupos de poder.
- Estructura social: El funcionamiento de la sociedad griega descansaba sobre todo en los esclavos (75%), que normalmente eran bien tratados pero carecían de todos los derechos de los ciudadanos libres (estos sólo eran un 25% de la población). Muchos ciudadanos eran propietarios de tierras, pero no ejercían trabajos físicos o actividades remuneradas porque entre ellos estaba mal considerado. Valoraban enormemente el ocio y sabían sacarle partido. Pero la mayoría contribuían con cierta cantidad diaria al sostenimiento de los magistrados, jurados, soldados e incluso de otros ciudadanos. Por eso la vida pública ocupaba casi toda la actividad del ciudadano ateniense. La mujer permanecía en la casa, marginada de lo público y sin salir apenas. Cuando el varón volvía a casa, era frecuente organizar banquetes con los amigos hasta muy tarde, en los que se comía, bebía, escuchaba música y se hablaba de política, arte, filosofía, etc.
- Economía: Atenas impuso su economía, sus productos, sus gustos y estilo en toda Grecia. Atrajo a muchos extranjeros (metecos, casi un tercio de la población) que eran bien acogidos y se quedaban a vivir allí. Los metecos carecían de derechos políticos y no podían adquirir tierras ni casas, pero en todo lo demás se les trataba como a ciudadanos. Como actividad, sólo les quedaba el comercio, los pequeños oficios o las artes. Todo sabio, artista o literato griego pasaba antes o después por Atenas.
® Todas estas características explican por qué Atenas se convirtió en el centro del pensamiento filosófico. Además, la religión tradicional había perdido vitalidad, los mitos sólo servían para inspirar a poetas o artistas y no existían una clase sacerdotal organizada encargada de velar por la ortodoxia, puesto que tampoco tenían libros sagrados cuyos preceptos respetar. La ausencia de dogmas favoreció el pensamiento libre.
En este contexto, se entiende que a
los primeros filósofos griegos les interese sólo el conocimiento
por sí mismo, por afán de curiosidad, sin pretensión
de hallarle aplicaciones prácticas en la vida. Es una reflexión
que surge del ocio y del desprecio del trabajo productivo, por lo que será
fuertemente especulativa y teórica. No debería sorprender,
por tanto, su escasa contribución al avance de las técnicas
(para máquinas, ya tenían los esclavos).
• ALEJANDRÍA: El final de la época «clásica» en Grecia se produjo por las continuas luchas internas entre las principales ciudades griegas, que perdieron paulatinamente su independencia. Sin embargo, la cultura helénica no dejó de expandirse por el resto de las civilizaciones orientales, al mismo tiempo que asimilaba muchos elementos exóticos de tales culturas. Si la cultura griega clásica se centró en la pólis, la sociedad helenística se centrará en la monarquía. Casi todos los filósofos de esta época -s. -IV- elaboran alguna teoría sobre la monarquía, y algunos apuntan incluso a la idea de un rey sabio con poder sobre todo el mundo. El pueblo consideraba al rey representante de la divinidad y le rendía culto. La felicidad y el bienestar de los ciudadanos ya no eran vistos como fruto de la democracia, sino como beneficios conquistados por el rey para sus súbditos. Al rey le llamaban "bienhechor" (evergetes) e incluso "salvador" (sotér). Ya no está de moda el ideal del hombre libre propio de la época anterior. La libertad ahora se entiende más bien como libertad «interior» (según los estoicos), pues el único hombre verdaderamente libre es el rey o soberano: de él emana toda ley y representa al poder divino.
- La ciudad sufre importantes modificaciones. Se fundan numerosas e importantes ciudades como parte de la política helenizadora, entre ellas Alejandría, en Egipto. Griegos y extranjeros conviven en estas ciudades, aunque bajo la lengua, cultura y costumbres griegas. El clima económico es próspero y en todas partes se nota la presencia de una burguesía acomodada y culta, celosa de sus privilegios. No se puede hablar, pues, de auténtica democracia. Además, al rey se le tienen que pagar tributos y por todas partes debe soportarse la presencia vigilante de un representante real o de la guardia real. La corte y la burguesía son los más beneficiados en todo este sistema. El alto nivel de vida de la burguesía explica la importancia y extensión de las preocupaciones culturales: se multiplican las escuelas, también las mujeres reciben educación y los más ricos envían a sus hijos a estudiar a Atenas, en contacto con los mejores sabios y oradores del mundo conocido.
- El contacto con las culturas orientales
supone una transformación de la religiosidad popular: junto
al culto al rey se introducen tradiciones de Asia Menor (Atis y Cibeles)
y de Egipto (Isis y Osiris). El arte abandona los modelos de belleza
clásica (Apolo, Venus) y refleja más la pasión desenfrenada,
el movimiento y lo irracional del ser humano. Los ciudadanos ya no se sienten
arropados por su pequeña ciudad-Estado, donde todos se conocían.
Ahora son «ciudadanos del mundo» (cínicos, estoicos),
y buscan en las religiones o en la filosofía su seguridad personal.
Por eso la filosofía de ahora se centrará en las cuestiones
de mayor interés personal: la ética y la felicidad (estoicos,
epicúreos). En la cultura, ya no domina la razón
y desaparecen las referencias clásicas tradicionales. Atenas sigue
siendo el centro de la filosofía, pero otras ciudades le disputan
el liderazgo cultural y científico. Alejandría, con
sus impresionantes Museo y Biblioteca, era el modelo a seguir. Pero allí,
más que filosofía se producía ciencia. Rodas
y Pérgamo también disputaban el protagonismo filosófico.
2. Antecedentes de la filosofía: el influjo sociocultural de la religión en Grecia
Otros textos recogen como sigue el contexto y las condiciones socioculturales que hicieron posible el surgimiento de la filosofía en Grecia, distinguiendo un período prefilosófico y otro filosófico:
• Una sociedad aristocrática, agrícola y guerrera. La sociedad se estructuraba en dos clases: nobleza (vida placentera durante la paz, dirigentes del pueblo en la guerra) y pueblo, fundamentalmente dedicado a la agricultura y la ganadería.
• Ideales morales: Los nobles son los únicos que poseen la virtud. Valores supremos: linaje (el de linaje/familia buena es el noble; el de origen plebeyo, malo y vulgar). Éxito (fracasar es vergonzoso y merece castigo); fama. En esta sociedad hay poco lugar para las ideas de derecho y justicia, que suponen igualdad en lo fundamental -derechos, obligaciones...
• La religión griega: Los griegos no tenían una institución sacerdotal estable que mantuviese una ortodoxia doctrinal, ni existían libros sagrados o sistemas educativos organizados. Sólo contaban con los poemas de Homero y Hesíodo, que junto con los aedos eran los únicos educadores. Fueron ellos -poetas- los que dieron a los griegos la identidad de pueblo que les unió en un principio, quienes proporcionaron los libros de texto en los que se educaron generación tras generación. De ellos aprendían la moral (valores descritos) y la teología (mitología). Los poetas reflejaban las creencias de los griegos y, mediante narraciones simbólicas (mitos) la interpretación antropomórfica de sus dioses (su organización jerárquica con Zeus a la cabeza y sus comportamientos, coherentes con la organización social y el código ético de la nobleza). La conducta de los dioses (robos, adulterios, engaños, etc.) reflejaba la moral aristocrática más extendida. De Homero (La Ilíada, la Odisea) y Hesíodo aprendían todo lo que creían saber sobre historia, geografía, navegación, arte militar, cosmología, etc.
• En las sociedades donde hay libros sagrados y dogmas, la posibilidad de crítica a estas doctrinas es escasa o nula (supone enfrentarse con las instituciones y autoridades del momento, como sigue sucediendo hoy. Los partidos, p. ej., tienen sus propios «libros sagrados», «autoridades divinas», «tabúes»...). Para los griegos eran menos importantes las creencias que las prácticas de culto. Por eso, ante la falta de coherencia de las narraciones míticas o de sus versiones poéticas, aparecieron intentos de interpretaciones alegóricas o racionalistas de los mitos. Aunque no tenían una ciencia tan desarrollada como los chinos o los egipcios, habían creado una amplia mitología con la que intentaban explicarlo todo. Desde el s. VI en adelante, se desconfía de los mitos y comienzan a buscar otro tipo de explicaciones más naturales, lo cual muchos consideran el inicio de un nuevo tipo de reflexión, el pensamiento racional.
• Antes de los primeros filósofos griegos, hubo numerosos sabios de los siglos -VII y -VI cuyas máximas o dichos breves (refranes) habían calado en la cultura popular ("conócete a ti mismo"; "nada en demasía"...). Platón cita a siete: Tales de Mileto, Pittaco de Mitilene, Bías de Priene, Solón, Cleóbulo de Lindos, Misón de Quenea y Quilón de Lacedemonia (Protágoras, 343 d). Además, estaban los poetas líricos de los s. -VII y -VI, cercanos tanto a la figura del sacerdote y el adivino como al filósofo. En la Grecia preclásica, era inútil distinguir entre poetas y filósofos. Los poetas eran los primeros interesados en captar la esencia de las cosas, lo cual constituyó el principal objetivo de la investigación filosófica hasta el s. XVII. De hecho, poetas como Parménides, Empédocles y Jenófanes se estudian más como filósofos que como poetas. Y otros poetas como Píndaro se consideraban a sí mismos «sabios».
• Finalmente, cada vez se acepta más la influencia de la ciencia egipcia y babilónica en los sabios griegos, algo que ya reconocían algunos de los primeros filósofos griegos. No obstante, será mucho más tarde cuando los neopitagóricos y neoplatónicos destaquen la importancia de este influjo. Tales, p.ej., era de origen fenicio, viajó a Asia y tomó muchas de sus ideas de sacerdotes egipcios. Aunque las técnicas egipcias o babilónicas no tuvieran apenas influencia en la civilización griega, sí es muy posible que la tuvieran otros elementos teóricos y simbólicos (B. Farrington, E. Dussel).
• A partir del s. VII a.C. el comercio adquirió gran importancia en Grecia, y se produjo una gran transformación social. Aparece la moneda, que transforma toda la economía, y con ella se crea un sistema abstracto de referencia donde el «valor» de las cosas no se basa en preferencias subjetivas. Impulsó el cálculo matemático (las matemáticas financieras para calcular intereses en los préstamos, entre otras cosas).
• Los viajes proporcionan nuevos conocimientos geográficos, técnicos y etnológicos o antropológicos y sociales. Para los más inquietos, la sabiduría popular y el saber ordinario/rutinario heredado de los poetas antiguos resulta anticuado, insatisfactorio: quedan desfasados los valores guerreros y aristocráticos, cuando la justicia/el derecho son la base de los intercambios comerciales. El conocimiento de otros pueblos muestra que cada pueblo y raza se representa los dioses de modo diferente, y que la interpretación del universo o los principios de la convivencia social no pueden descansar sobre bases mítico-religiosas, sino racionales. La apertura a otras culturas supuso tanto un enriquecimiento como una relativización crítica de la propia cultura, lo cual creó un ambiente social propicio para la libre expresión de ideas y creencias.
• La ciudad abierta y tolerante, la pólis, contribuyó al desarrollo de la filosofía. «La filosofía es la hija de la ciudad y de la democracia» (F. Châtelet). Los ciudadanos libres no reconocían más leyes que las que ellos aprobaban, discutían en común las decisiones a tomar y para resolver los conflictos privados se sometían al arbitraje de los tribunales. Sólo se sometían a un soberano abstracto, público y comprensible: la ley (nómos). Ni en las civilizaciones rurales ni en los grandes imperios asiáticos, donde los ciudadanos estaban sometidos a los deseos caprichosos del soberano, el pensamiento filosófico podía encontrar un ambiente favorable. La ley escrita emanada del pueblo en decisiones democráticas constituyó en Grecia un elemento de referencia racional sobre el que discutir.
• Condiciones socioeconómicas: La «libertad» y derechos que gozaban los ciudadanos, el ocio que les permitía dedicar sus mejores horas a teorizar y discutir con otros ciudadanos en el ágora (plaza pública), se apoyaba sobre una población mayoritaria de esclavos (75%) que realizaban las actividades manuales y el trabajo físico despreciado por los ciudadanos. Esto explica el escaso desarrollo de las técnicas y las ciencias aplicadas como la física o la química en Grecia -con algunas excepciones, como Arquímedes-, a diferencia de China o Egipto.
Por lo tanto,
3. El paso del mito al lógos
Una insaciable curiosidad, existente en todos los grupos humanos, llevaba a los griegos a preguntarse por el movimiento del sol, la luna y las estrellas. A todo querían encontrarle un principio fundamental capaz de proporciona una explicación global y satisfactoria de lo que sucedía, incluso del hombre. Para explicar globalmente la realidad, las cosas que sucedían en su entorno, surgieron múltiples respuestas.
• La pregunta por el universo, por la naturaleza, por su origen y la causa de sus procesos era una pregunta racional, basada en análisis y que requería análisis. No bastaba el recurso a una leyenda mitológica para convencer.
Pero el mito consiste también en una actitud intelectual ante la realidad:
i) Razón ® [unidad, esencia permanente, lo que es] ® Realidad
ii) Sentidos ® [pluralidad, apariencia, lo cambiante] ® ¿Realidad?
1ª acepción: Conjunto de seres que pueblan el universo, sin incluir las cosas producidas por el hombre. Así, la naturaleza es entendida globalmente, en su conjunto, y decimos que «se degrada», «empobrece», «contamina», etc. Es sinónimo de totalidad del universo.
2ª acepción: Utilizado para referirnos a clases o conjuntos de cosas (la «naturaleza humana»). Aquí, naturaleza significa lo que las cosas son, la esencia de las cosas, su modo de ser permanente o constante.
• Características y rasgos que los griegos atribuían a la naturaleza:
a. Relación estrecha entre naturaleza y necesidad. El universo es un todo ordenado, un cosmos regido por leyes. Esto supone que cada uno de sus objetos -hombres, minerales, plantas...- está en el lugar que le corresponde. La naturaleza de cada ser determina su lugar en el universo y su conducta.
b. La naturaleza es dinámica, no algo estático e inerte. Los astros, seres, cuerpos y estaciones tienen su propia dinámica, se suceden ordenadamente. Por tanto, negar el cambio y el movimiento es negar la naturaleza (contra Parménides).
c. El movimiento y la actividad de la naturaleza son intrínsecos y propios del ser natural, y esto diferencia a los seres y materiales naturales de los objetos artificiales fabricados por el hombre. Por eso los griegos conciben el universo no como una máquina con movimiento propio (así será en el XVI), sino como un organismo viviente [*Debate*: Diferencias entre la mentalidad técnica y la ecologista hoy].
• Relaciones entre los conceptos de naturaleza, esencia, origen, causa
i) "Naturaleza", en cuanto modo de ser propio y permanente de las cosas, se identifica realmente con la "esencia". Un matiz diferenciador: la esencia es lo permanente de las cosas por oposición a sus aspectos variables o cambiantes; la naturaleza es ese mismo modo de ser permanente, pero en cuanto que supone y realiza actividades o funciones propios de un individuo.
ii) Mientras la esencia prescinde de lo cambiante, la naturaleza explica esos cambios. Por tanto, cuando se busca conocer la naturaleza de algo se pregunta por lo que las cosas son para a partir de ello explicar sus movimientos y procesos.
iii) Cuando los filósofos griegos se interrogan sobre la naturaleza, se preguntan por los principios últimos (agua, aire, etc.) que constituyen la naturaleza de las cosas, e.d.:
• los principios son el constitutivo material último de las cosas (Tales ® agua), y por tanto (principio = sustrato último);
Los griegos comienzan una búsqueda radical, pues quieren conocer los principios últimos y originarios de las cosas; y su afán es universal, pues no descansan hasta dar con el principio/s de todo lo real. No sólo presentan un método para la filosofía, sino que con esas preguntas y objetivos «inauguran la filosofía».• permiten explicar los cambios y transformaciones del universo (principio = causa)
5. MODELOS GRIEGOS DE EXPLICACIÓN
DE LA NATURALEZA
La idea de naturaleza está relacionada con las de origen, sustrato y causa. Muchos filósofos han creído posible encontrar una sola sustancia que realice todas estas funciones.
1. Tales
de Mileto (-624-546, aprox.): Viajero inquieto
y curioso, fue matemático, astrónomo y político, con
fama de "sabio distraído". Aristóteles lo consideró
el primero de los físicos. De su pensamiento filosófico,
apenas sabemos nada:
• Creía que la tierra descansaba sobre agua, que el agua es el principio único de todas las cosas y que todas las cosas están «llenas de dioses». Desconocemos si quería decir que todas las cosas son -o se componen de- agua o, simplemente, que la tierra procede de ella, puesto que sobre ella flota.
• Muy probablemente Tales recogió estas ideas de la cosmología egipcia y babilónica, además de sus observaciones personales (vivía en Mileto, importante puerto de mar, y el agua es imprescindible para la vida). Cuando afirma que «todas las cosas están llenas de dioses», probablemente se refería a que toda la naturaleza, compuesta básicamente de agua, tiene vida y movimiento propios; en ella, todo está vivo y animado (hilozoísmo).
• Ninguna sustancia concreta de las que existen en el universo podría ser el principio [_??? -fue el primero, parece, que utilizó el término] de todo, pues todas proceden de él; por tanto, debe ser algo indefinido/indeterminado (ápeiron [apeiron]. El ápeiron es «inmortal e indestructible», «eterno y no envejece» (le atribuye caracteres propios de los dioses de la mitología griega).
• Entiende el orden existente en el universo como un orden jurídico y moral («pagar culpas», «reparar», «injusticia»). Algunos entendieron aquí que existir es separarse del magma inicial y vivir supone usurpar el futuro, una injusticia que ha de ser pagada con la muerte (= budismo). Probablemente sea más acertado pensar que del ápeiron comienzan a separarse sustancias opuestas entre sí; cuando una prevalece sobre otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio (ej.: la alternancia de estaciones frías/húmedas y cálidas/secas).
• Anaximandro ya incluye una cosmología
que narra la formación del cosmos (y del hombre) sin recurrir a
representaciones míticas. Por rotación se separan en el ápeiron
lo frío y lo caliente. Lo frío/húmedo ocupa el centro,
y a su alrededor gira una masa de fuego. Por el calor se evapora una parte
del agua y surge la tierra seca; se forma el cielo como una cortina de
vapor, por cuyos orificios podemos ver el fuego exterior, las estrellas.
Los primeros animales surgieron del agua o del barro calentado por el sol,
y del agua pasaron a la tierra. Los hombres descienden de los peces; probablemente
los primeros se criaron dentro de alguno y, ya adultos, fueron arrojados
a la tierra.
3. Anaxímenes de Mileto (-585-524):
• Discípulo de Anaximandro, pensaba que todo tenían un principio único e infinito, pero no indeterminado, sino concreto: era el aire, del que todos los seres derivan por rarefacción (convierte el aire en fuego) o condensación (transforma el aire primero en viento, después en nube y, finalmente, en agua, que sobre la tierra puede convertirse en piedra).
• Concibe el mundo como algo vivo: "Lo mismo que nuestra alma, que es aire, nos sostiene, igualmente el aire envuelve al mundo entero".
4. Pitágoras
y los pitagóricos: Respecto a Pitágoras
cuesta averiguar qué fue leyenda y qué realidad. Nació
en Jonia (en la isla de Samos) hacia el 572 a.C. Conoció probablemente
a Anaximandro de Mileto. Fue un gran viajero, y se supone que conoció
Egipto, Babilonia (y allí a Zoroastro, fundador de la religión
dualista persa) y la India. Abandonó Samos cuando bajo la tiranía
de Polícrates, se trasladó a Italia y estableció en
Crotona. Allí fundó una secta filosófico-religiosa:
hombres, mujeres y niños vivían en comunidad de bienes, manteniendo
una disciplina y ascesis rigurosa y guardando en secreto las doctrinas
que aprendían. Fue enormemente célebre e influyente. Se le
llegaron a atribuir incluso milagros. Pero la secta, con enorme poder e
influencia en la ciudad, despertó envidias y recelos, hasta que
una revolución popular les expulsó. Se refugió Pitágoras
en Metaponto, donde poco después murió. Pero la secta volvió
a ganar adeptos y consiguió hacerse muy fuerte entre las ciudades
de la Magna Grecia, hasta que otro movimiento popular la mermó.
Cuesta mucho averiguar qué doctrinas eran del fundador y cuáles
de sus discípulos, porque todas se las atribuían a él.
Discípulos célebres: Alcmeón (s. VI-V), Filolao (s.
V) y Eurito (s. V), todos de Crotona.
• El pitagorismo tiene un contenido místico-religioso: sostiene la doctrina de la transmigración de las almas (» orfismo) y el parentesco entre todos los seres vivos. Creían también en un eterno retorno de los mismos acontecimientos en ciclos cerrados. Sus normas de abstinencia eran rígidas, así como sus rituales y costumbres morales.
• Naturaleza y matemáticas: Fueron sobre todo matemáticos, y recurrieron a sus conocimientos matemáticos para elaborar su teorías sobre la naturaleza (origen, sustrato, causa) de lo real. Observaron que muchas propiedades y comportamientos de los objetos pueden ser formulados matemáticamente, y supusieron que todos los seres del universo son formulables matemáticamente [De esta intuición se nutre la ciencia actual]. Diversas experiencias les convencieron de que los números son los principios de todas las cosas (p.ej.: los intervalos entre las notas musicales de la lira pueden expresarse numéricamente). Y entendieron los números espacialmente, confundiendo el punto geométrico con la unidad aritmética. Las cosas se componen de números porque son agregaciones de unidades-puntos.
• Los seres del universo se acomodan a las previsiones y explicaciones matemáticas porque los principios de las matemáticas son también los principios de los seres reales. Puesto que la esencia de las matemáticas son números, afirmaron que los números constituyen la naturaleza del universo. Intentaron asignar un número a cada cosa e indagaron sobre el origen de los números y nuestro sistema decimal.
• Para ello, los números proceden de la oposición par-impar, y propusieron explicaciones dualistas de la naturaleza, estableciendo oposiciones entre términos como par-impar, limitado-ilimitado, bueno-malo, luz-oscuridad, recto-curvo, cuadrado-oblongo, etc., como concreciones de esos dos principios fundamentales. El dualismo como rasgo más característico del pitagorismo puede tener origen en los contactos de Pitágoras con Zoroastro. El dualismo no era sino una versión más de la doctrina de los opuestos que hallamos en los filósofos jonios. De ahí que consideren importante la noción de armonía, entendida como la unión de cosas disímiles y diferentes, como la concordancia de cosas discordantes.
• Su cosmología intenta ser una explicación global del cosmos, aunque oscura y enigmática. Creían que primero existió la Unidad (= lo limitado), rodeada por lo ilimitado. Después, la unidad se escindió en dos: en medio se introduce el vacío de los ilimitado y surgen así el número 2 y la línea. Después se generan el 3 y el triángulo (la figura plana más simple) y el 4 y el tetraedro (el sólido más simple).
• Describen el mundo como un cosmos en armonía, anticipando en algunos aspectos las doctrinas de Copérnico: el cosmos es una esfera en cuyo centro hay un fuego originario. Después están los cuerpos celestes (Tierra, Luna, Sol, los cinco planetas y el cielo de las estrellas fijas, más la Anti-tierra, para completar el número 10 de los planetas). Todo este conjunto está envuelto por una esfera de fuego. El movimiento de los astros y estrellas produce una música maravillosa que no oímos por estar acostumbrados a ella desde el nacimiento. Música y armonía, traducibles en números, son los principios del universo pitagórico.
5. Heráclito y Parménides: Naturaleza y logos
a) Heráclito de Éfeso (544-484 a.C., aprox.): Apenas tenemos noticias sobre su vida. Apodado «el Oscuro» por el carácter enigmático de sus afirmaciones, conoció el pensamiento de los filósofos de Mileto y el de Pitágoras. Su filosofía fue entendida como una contraposición a la de Parménides.
• El principio del universo es el fuego, eterno y encendiéndose o apagándose según cierto orden y medida: «Este mundo (...) no lo ha creado ningún hombre o dios; siempre fue, es y será fuego eternamente vivo» (Fr. 30). Tanto las cosas individuales como el universo entero salen del fuego y vuelven a él, perecen en fuego, en una especie de conflagración universal, para luego volver a renacer. Apunta así la idea de «ciclo cósmico» (ya sugerida por Anaximandro), una versión del mito griego del Eterno Retorno, que reaparecerá en Platón y los estoicos. Heráclito plantea también la idea de un «juicio universal», en el que el fuego juzgará y condenará todas las cosas (Fr. 66), influido probablemente por la astronomía caldea y babilónica y por las religiones mistéricas.
• Afirmó radicalmente que todo cambia y nada permanece; el universo es un continuo devenir en el que nada es idéntico consigo mismo porque todo está sometido a continuas transformaciones. El mundo está en flujo permanente, por lo que «no es posible introducirse dos veces en el mismo río, tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado, dado que por el ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa y vuelve a reunirse, viene y desaparece» (Fr. 91). Esto casi le aboca a una actitud irracional ante lo real.
• La ley que rige el universo es la «lucha de contrarios», pues en sus extremos los contrarios se funden en una sola cosa (Dios es día-noche, invierno-verano, guerra-paz, hartazgo-hambre. Cambia como el fuego). Esto significa que la realidad tiene una estructura contradictoria. Todas las cosas surgen de la contradicción y la discordia: «La guerra es el padre y rey de todas las cosas» (Fr. 53); «la guerra es común a todas las cosas y la justicia es discordia, y todas sobreviven por la discordia y la necesidad» (Fr. 80).
• Pero la contradicción engendra armonía: «Lo contrario llega a concordar, y de las discordias surge la más hermosa armonía» (Fr. 8). La armonía que caracteriza al universo no es una armonía estática, sino dinámica: un «equilibrio dinámico de tensiones entre contrarios», una armonía tensa, como en el arco o la lira (Fr. 51), aunque difícil de comprender para los hombres. De este modo anticipó con acierto lo que será conocido después como pensamiento dialéctico.
• Los cambios -el devenir- no suceden de modo caótico o irracional, sino de acuerdo con ciertas leyes y principios. A todos los cambios del universo subyace un mismo y único principio que los explica. En el universo hay una ley única, una razón oculta, un lógos que todo lo orienta y unifica. Afirma que esa razón universal está también en el hombre, y constituye su propia razón. Por eso el orden de lo real es compatible con el orden de la razón. Tanto la mente humana como la realidad están regidos por las mismas leyes. El problema es que la mayoría de los hombres parecen distraídos y sonámbulos:
b) Parménides de Elea (540-470 a.C.): En Elea -Italia meridional- se funda otra "escuela" filosófica, aunque reducida. Se atribuye su fundación a Jenófanes de Colofón, un jonio emigrado a Italia, cuyos discípulos habrían sido Parménides y otros. Pero es más probable que fuese Parménides el fundador de la escuela eleática. Parménides participó en la redacción de las leyes de Elea. Muy probablemente su iniciación a la filosofía la hizo entre los grupos pitagóricos, cuyo estilo de vida imitaba, según algunos testimonios. Pero más tarde los abandonó, fundó su propia escuela y desarrolló una filosofía propia, muy valorada por filósofos posteriores como Platón («digno de veneración y tremendo a la vez», le consideraba Platón).
• Su doctrina la expuso en un Poema compuesto de hexámetros, con referencias críticas a las ideas pitagóricas, a Anaxímenes y parece que también a Heráclito. Se conservan importantes fragmentos del Poema, aunque su interpretación resulta enormemente difícil y aleatoria. El Poema tiene un proemio de resonancias míticas, donde se indica que a continuación viene una «revelación filosófica». Y el contenido se divide en dos partes: (1ª) la vía de la verdad -en la que Parménides expone su filosofía- y (2ª) la vía de la opinión, donde expone una cosmología con muchos elementos pitagóricos que considera engañosa. Sólo interesa la primera parte, algo enigmática:
• De una realidad única no puede surgir lo múltiple. Si sólo existía agua en un principio, ¿cómo es que han surgido muchos más elementos diferentes? El agua ni pudo originarse a partir de otra sustancia diferente ni puede transformarse en otra cosa. Lo que nunca existió, no puede surgir de golpe; y lo que de siempre ha existido no puede ser destruido. El ente -"lo que hay", el Ser, "lo que es"- es inengendrado (ingénito), indestructible, finito, compacto, homogéneo, indivisible, esférico e inmóvil. Es inengendrado e imperecedero porque de lo contrario habría que suponer que procede del no-Ser y vuelve a él; pero el no-Ser es impensable e inexistente.
• Lo que hay o existe ha de ser una realidad única, individual. Tiene que ser «uno» porque si hubiera otra cosa distinta sería el no-Ser. Inmóvil, porque de moverse se encaminaría hacia el no-Ser. E indivisible, porque entre sus partes existiría el vacío (el no-Ser).
• Parece que a Parménides sólo le interesan dos conceptos contrapuestos, el Ser y el no-Ser. Tres pudieron ser los objetivos de Parménides al centrar su investigación en tales conceptos:
1º. Demoler la filosofía de sus predecesores, especialmente de los pitagóricos, mediante la negación del vacío y de la pluralidad. El cambio y el movimiento serían algo ilusorio. Ataca el dualismo pitagórico aceptando sólo una parte de los atributos del Ser en la doctrina pitagórica: limitado, uno, inmóvil.
2º. Parménides entiende por «Ser» la realidad, el mundo, y lo concibe como algo corpóreo (no distinguía entre objetos materiales e inmateriales). El mundo sería como una esfera compacta, redonda, inmóvil y eterna.
3º. Por primera vez, plantea el problema filosófico del conocimiento: la dificultad para distinguir entre verdad y apariencia u opinión. La razón -el pensamiento- sería la vía más fiable para obtener conocimiento, mientras que la opinión sería un conocimiento basado en apariencias engañosas.
® Consecuencias:
a. Si de la unidad no puede surgir la pluralidad y estamos obligados a aceptar la existencia de una única realidad, el movimiento y la pluralidad son algo incomprensible e inaceptable para la razón humana.
b. Su insistencia en lo permanente le lleva a eliminar o rechazar el movimiento o cambio de apariencia en las cosas. Pero esto significa eliminar el conocimiento sensible, sobrevalorando la razón abstracta.
c. Semejante visión monista de la realidad es una exigencia necesaria de la razón, del lógos. Pero Parménides tiene una noción abstracta, formal, del ente o de la realidad: prescinde de todas las características que diferencian a los seres/entes reales.
[® Zenón de Elea (490-420 a.C.) será uno de los discípulos más célebres de Parménides, sobre todo por sus famosas paradojas relacionadas con el movimiento y la pluralidad (p.ej.: si Aquiles se moviera, nunca podría alcanzar a una tortuga). Meliso de Samos, filósofo y guerrero valeroso también -derrotó a los ateniense en el 440- siguió defendiendo la filosofía de Parménides frente a la escuela pitagórica y Anaxágoras, aunque modificando algunas de sus tesis: el ser sería infinito (Parménides los consideraba finito), porque de ser finito estaría limitado en sus bordes por algo distinto, por el no-Ser o el vacío. Y debería ser incorpóreo, porque de lo contrario sería divisible en partes.]
6. Naturaleza
y mecanicismo (Empédocles, Anaxágoras y Demócrito)
Los pensadores inmediatamente posteriores a Parménides vieron las consecuencias absurdas a las que podía llevar una interpretación monista de la naturaleza (poner una sola realidad como origen, sustancia y causa) impedía dar cuenta del movimiento, el cambio y la pluralidad de lo existente. Por eso surgieron filosofías pluralistas (Empédocles, Anaxágoras y Demócrito).
a) Empédocles de Agrigento (495-435 a.C. aprox.): Nació en Agrigento, una bella ciudad de Sicilia, donde debió conocer el pitagorismo, la doctrina de Heráclito y la de Parménides. Lo consideraban mago y profeta. Fue un médico famoso e intervino activamente en favor de la democracia. Su muerte está rodeada de leyenda: según algunos discípulos suyos, fue arrebatado al cielo y convertido en dios; otra leyenda asegura que se arrojó al Etna para purificarse por el fuego y penetrar en el seno de la Tierra. Escribió dos poemas: Sobre la naturaleza y Purificaciones.
• Coincide con Parménides en describir la realidad como una esfera, y lo hace en estos términos: «Igual a sí misma por todas partes y sin fin, fija en el fuerte refugio de la Armonía, está la Esfera redonda que se goza en su soledad circular. No hay discordias ni luchas indecentes entre sus miembros. Es igual a sí misma en todas direcciones y sin fin; es una Esfera perfecta, en magnífica y circular soledad y llena de alegre orgullo» (Fr. 27-28).
• Dicha esfera equivale al Ser de Parménides. Pero Empédocles sostiene que en el mundo hay movimiento y pluralidad de seres, porque, en su interior, la esfera contiene cuatro elementos mezclados que son las raíces de todas las cosas: fuego, aire, tierra y agua. Parece como si Empédocles hubiese recogido los principios aportados por cada filósofo anterior: de Tales, el agua; de Anaxímenes, el aire; de Heráclito, el fuego; y él añade la tierra. Cada uno de esos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí originan la enorme diversidad de seres que conocemos.
• Los cambios y alteraciones que se producen no son más que combinaciones de los elementos primitivos, debido a dos fuerzas cósmicas: al Amor y el Odio. Tales fuerzas rigen también el comportamiento del ser humano, por lo que Empédocles tiene una visión "trágica" de la existencia:
• A partir de estas dos fuerzas, que crean procesos de unión y separación, Empédocles desarrolla una teoría de los ciclos del mundo, del Eterno Retorno. Primero reina el Amor en soledad, y la Esfera es algo único, eterno, inmóvil y homogéneo (= el Ser de Parménides), donde los cuatro elementos están mezclados. Por la acción del Odio se produce la separación, que no suele ser completa: la acción conjunta del Odio y el Amor origina el cosmos y todos los seres que contiene. Cuando triunfa el Odio, los elementos se separan completamente, y cada cosa se une con su semejante: en el centro, la tierra; en esferas concéntricas, el aire, el agua y el fuego. Finalmente, el Amor vuelve a mezclarlos a todos de nuevo y se vuelve a la Esfera, iniciándose un nuevo ciclo.
• Elabora una antropología y una teoría de la salud en el hombre que tendrá gran repercusión en la medicina griega posterior. Considera al ser humano un «microcosmos» o mundo en miniatura -puesto que contiene los cuatro elementos- y explica los procesos de conocimiento por simpatía: "lo semejante conoce a lo semejante". Las cosas producen emanaciones que penetran por los poros de la piel hasta encontrar algo semejante a ellas en nosotros («comprendemos el amor por el amor y el odio por el odio» [Fr. 109]). En el poema Purificaciones intenta revelar el destino eterno del ser humano: habla de la preexistencia del alma, de su situación en el cuerpo, de las transmigración a otros cuerpos y del camino de salvación mediante la purificación.
b) Anaxágoras
de Clazomene (500-428
a.C. aprox.): Nació en Clazomene, Jonia, y vivió los primeros
años de la dominación persa. Después marchó
a Atenas, y fue uno de los primeros filósofos que se establecieron
allí. Tuvo la amistad de Pericles, que se convirtió en uno
de sus discípulos. Hasta el propio Sócrates escuchó
sus lecciones, aunque algunas le decepcionaron. Tuvo que abandonar Atenas
forzado por los enemigos de Pericles, y volvió a Lámpsaco
(Jonia), donde murió. Sólo le preocupó el pensamiento
y la teoría, y vivió ajeno a cualquier tipo de actividad
política. Como meta en su vida, no tuvo otra que «vivir para
contemplar el sol, la luna y el cielo». Lo mismo que Empédocles,
parte de los planteamientos de Parménides, aunque sostiene tesis
opuestas al monismo e inmovilismo del segundo.
• Admite la pluralidad y el movimiento, los cambios y transformaciones en la naturaleza. Sostiene que todo existe desde siempre y nada nuevo puede originarse, aunque sí combinaciones diferentes de los elementos iniciales.
• Las partículas actuales proceden de una masa original especialmente compacta y maciza, sin intersticios ni separación alguna.
• Todo lo que se produce y sucede es resultado de la mezcla de innumerables elementos: «Nada viene a la existencia ni es destruido, sino que todo es resultado de la mezcla y la división» (Fr. 17). Queda así explicada la pluralidad.
• Llama a los elementos o «principios» iniciales "semillas" (sp??µata, spérmata), que son cualitativamente distintas y divisibles hasta el infinito. En cada cosa hay semillas de todas las demás y "todo participa de todo": de todas las sustancias que conocemos existen desde siempre partículas diminutas, acumuladas las de una misma clase en cada objeto natural -homeomerías en el caso del hombre-; pero en cada objeto están presentes partículas de todos los demás. Un objeto determinado puede pasar fácilmente a ser otro distinto, si llegan a predominar las semillas del segundo: en el plomo predominan las partículas de plomo, pero están presentes también las de todos los demás objetos del universo, aunque sea en cantidades mínimas.
• Explica la pluralidad de objetos e individuos en el universo y los cambios -generación de nuevos seres, corrupción y destrucción, transformación- por la mezcla o disgregación de las semillas. El universo se originó mediante un remolino o torbellino que proporcionó el movimiento inicial y las primeras fuerzas de carácter mecánico (sólo identificó el aire, el éter y otros elementos como causas). Su sistema, por tanto, se sitúa entre una concepción finalista y otra mecanicista.
• Como Parménides había hablado de una Esfera inmóvil, Anaxágoras postuló un «principio de movimiento» que diera el impulso inicial a la Esfera: le llamó «Noûs» (Entendimiento, Inteligencia, Espíritu), la causa que imprimió a toda esa masa inerte un movimiento en forma de remolino. El Noûs es algo separado, distinto, de la masa de semillas; nada lo limita y es completamente autónomo; lo conoce todo y tiene el máximo poder. Es la cosa más sutil y pura de todas.
b) Demócrito
de Abdera (aprox.
460-370): Nació y vivió en Abdera. Poco sabemos de su vida,
dedicada fundamentalmente al estudio y la reflexión. Su maestro
fue Leucipo, oriundo -parece- de Mileto, de cuya existencia algunos dudan,
pero que otros consideran discípulo de Parménides y Zenón.
Cuesta discernir los elementos aportados por Demócrito y las ideas
atribuibles a Leucipo. Aunque Demócrito escribió unos 52
libros sobre Física, Matemática y Música -según
Trasilo, su compilador-, todos se perdieron. Sólo nos han llegado
algunos fragmentos sobre Ética, como referencias incluidas en las
obras de Aristóteles y otros filósofos.
• Como Parménides, acepta la imposibilidad de que la pluralidad surja a partir de la unidad, y los rasgos que Parménides atribuye al ente: inengendrado, indestructible, inmutable, finito, compacto, homogéneo e indivisible. Pero no acepta que los átomos sólo sean esféricos (los hay de otras formas) ni su unicidad. Pretende, como hicieron Empédocles y Anaxágoras, salvar la pluralidad y el movimiento en el mundo, que percibimos por los sentidos.
• El mundo consta de infinitas partículas indivisibles (átomos), sólidas y compactas, inmutables (cada átomo individual posee las características del «ser» de Parménides, con la diferencia de que son infinitos en número). Carecen de cualidades sensibles y sólo se distinguen entre sí por la figura y la posición. Poseen movimiento propio y espontáneo en todas las direcciones (como las partículas de polvo en suspensión iluminadas por un rayo de sol). Chocando entre sí se enganchan y unen o rebotan y se separan. A veces se originan torbellinos de átomos que dan lugar a mundos infinitos, todos ellos perecederos.
• Los choques entre los átomos son fortuitos, regidos por el azar. No obedecen a ninguna ordenación inteligente ni se orientan hacia un fin determinado. Materia, vacío y movimiento son los únicos elementos del cosmos atomista, una doctrina típicamente mecanicista.
• El movimiento no se inició en ningún momento concreto, porque los átomos siempre se han movido eternamente en el vacío. Se quita así, de un plumazo, el problema del origen.
• Toda forma de conocimiento se reduce al tacto o contacto. Los objetos emanan átomos (eidola, eídola) que viajan por el vacío y, al chocar con los órganos de nuestros sentidos, producen el conocimiento. Pero esto no significa que captemos las cosas tal como realmente son, pues cada uno capta de manera peculiar las cualidades de las cosas que nos transmiten los átomos. El pensamiento surge por una concentración de átomos anímicos en alguna parte del cuerpo, dotados de movimiento espontáneo. El alma son también un conjunto de átomos cuyas fuerzas mueven al cuerpo.
® Conclusión: Las teorías de Leucipo y Demócrito fomentaron un modelo mecanicista de la naturaleza, cuyas consecuencias supieron extraer bien: ninguna inteligencia trascendente rige los procesos y acontecimientos del universo; tampoco los procesos naturales tienen una finalidad inmanente que los haga inteligibles. Lo que sucede en el universo obedece a una necesidad ciega, que para el hombre no es más que azar. Después de la Edad Media, este modelo mecanicista volverá a la escena filosófica.
7. Filosofía
y democracia. Los SOFISTAS
i) Nueva situación social, económica y cultural
La filosofía emigra de las colonias (Mileto, Éfeso) a Atenas. En este período los filósofos representan los intereses y preocupaciones de la democracia ateniense. Coincidiendo con su preponderancia política -Atenas no tendrá más rival político que Esparta-, se convierte en la capital de la filosofía, donde Platón establece su Academia.
• El triunfo de la democracia coincide con un período de prosperidad económica y cultural. La democracia supone:
· Igualdad política,
igualdad social y gobierno del pueblo (ciudadanos, no esclavos).
· Libertad personal
respecto de personas y grupos; sólo sujeción a la ley.
· La ley es el único
soberano permanente, y su valor es discutido y examinado a fondo;
· Contraponen los conceptos
"ley" (convencional, arbitraria y provisional) y "naturaleza"
(permanente, común y universal). También discuten sobre la
ley moral.
· Los estoicos descubren que
también la naturaleza tiene sus leyes.
ii) Los sofistas: Son, en su mayoría, extranjeros llegados a Atenas, muy cultos y conocedores, por sus viajes, de las formas de vivir y de pensar de los demás griegos. Sus nuevas ideas despiertan entusiasmo en los jóvenes y fuerte oposición entre los de mentalidad más tradicional. Ejercieron gran influencia en pensadores contemporáneos y posteriores.
• Sofista (sophistés) fue primero sinónimo de sabio (sophós). Pero después adquirió el sentido peyorativo de embaucador hábil y mentiroso (en los diálogos de Platón). Últimamente han merecido una mejor consideración: los sofistas crearon en Grecia un amplio movimiento de difusión cultural, conocido como «Ilustración griega»:
* Por ser extranjeros, no podían intervenir directamente en la política de Atenas, pero educaban a la mayoría de los políticos atenienses.
* Viajeros incansables, defendieron el ideal del panhelenismo: la unidad de todos los griegos, por su lengua común, que debería contribuir a mantener la paz y olvidar las diferencias.
* Fueron educadores a sueldo de los jóvenes «bien», con un modelo renovado de enseñanza muy amplia y puesta al día. Enfatizaban la oratoria y la erística, y enseñaban a convencer entre otras cosas para ganar pleitos en los tribunales.
* Fueron grandes oradores. Los ateniense preferían escucharles antes que asistir al teatro, y difundían sus ideas mediante sus discursos. Aunque escribieron también, apenas conservamos fragmentos suyos.
* No formaron escuela, ni tenían una doctrina común. Pero coincidían en:
• Atención a los problemas prácticos: política, moral, religión, educación, lenguaje, etc., los temas más urgentes en la reciente democracia. Dieron, por tanto, un notable giro filosófico.
• Actitud relativista e incluso escéptica. No sólo renunciaron a conocer la verdad sobre la naturaleza, sino también sobre los problemas del hombre y la sociedad. Sus viajes les enseñaron que no hay dos pueblos con las mismas leyes o costumbres. Por eso consideraban las leyes puramente convencionales, carentes de valor absoluto. Con ellos quedaron desfasadas las discusiones sobre los primeros principios de la naturaleza y centraron las discusiones en la oposición entre ley (convencional, arbitraria, provisional) y naturaleza (permanente, común y universal).
• No son pensadores sistemáticos, ni buscaban un sistema de pensamiento deducido de principios universales. Procedían inductivamente, acumulando informaciones y datos durante sus viajes, de los que procuraban derivar conclusiones de carácter práctico. Su sed de saber era inagotable, y llegaban a ser auténticas enciclopedias andantes (polimathía).
• Tuvieron un enorme influjo en la vida de Atenas. Llevaron a cabo una aguda crítica de las instituciones e ideas tradicionales, propiciando su renovación. Pero la oratoria y el arte de la persuasión eran técnicas muy manipulables, si las utilizaban ciudadanos ambiciosos y egoístas.
1. Protágoras
(481-401): Natural de Abdera (paisano de Demócrito),
se hizo famoso en Atenas, pero tuvo que escapar a Sicilia acusado de
ateísmo y blasfemia. Respecto a los dioses afirmaba que «no
es posible saber si existen, ni cuál es su forma ni su naturaleza».
Y pensaba que la vida era muy breve para afrontar con éxito un problema
tan oscuro. Se metió también contra los usos y ritos religiosos,
y quizás por eso le consideraron peligroso.
• Su tesis más conocida: «el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, y de las que no son en cuanto que no son». Parecía defender, pues, un relativismo en cuestión de cualidades percibidas y valores.
• Puede considerarse un relativista cultural: cada pueblo tiene costumbres y leyes diferentes, y cree que las suyas son las mejores. La ley, por tanto, no es algo basado en la naturaleza, sino invención de los legisladores. Existe por convención, y es siempre modificable.
• Eso no significa que cualquiera pueda violar la ley cuando quiera, sino que debemos mantener en lo posible las leyes que poseemos, porque cualesquiera otras serán también convencionales.
• Defiende el valor de la cultura como algo que necesita el hombre para sobrevivir -es un ser desvalido- y que le diferencia de los animales. Pero se necesita además el sentido de la justicia y la virtud política, sin las cuales sería imposible la vida en la ciudad.
2. Gorgias
(483-374): Natural de Leontinos (Sicilia), pronto
abandonó la filosofía para dedicarse a la oratoria. En su
tratado Acerca de la naturaleza o del no-ser, afirma:
• Renunció al conocimiento objetivo para dedicarse a la oratoria, en la que destacó notablemente como maestro y teórico.
• Extiende su relativismo a la ética. Por eso piensa que la seducción, la ilusión y el engaño quedan justificados en la oratoria y en el teatro: actor y orador han de ser maestros de seducción.
3. Hipias
de Elis (auténtica
enciclopedia andante):
• Consideró la ley convencional
y, además, contraria a la naturaleza.
• Defendió la autonomía
y autarquía del individuo y su derecho a rebelarse contra
las leyes, porque siempre oprimen a los más débiles.
• Recomendaba una vuelta a la naturaleza,
pues la vida en sociedad va contra la naturaleza.
4. En la misma línea, Licofrón declaró la igualdad natural de todos los hombres, y consideraba injustificable la aristocracia de nacimiento.
5. Alcidamante sostuvo que la naturaleza no ha hecho a nadie esclavo, y parece que por entonces se inició un movimiento de emancipación cultural y social de la mujer.
6. Critias, discípulo de Sócrates y pariente de Platón, fue un enemigo acérrimo de la democracia -un tirano-. Elaboró una teoría personal sobre el origen de la religión, según la cual la religión surgió como «invento de un hombre astuto y prudente» para someter los hombres a las leyes por el temor.
Ateniense, perteneció a una familia modesta (padre escultor y madre comadrona) y nunca quiso dedicarse a la política ni salir de su pobreza. Su figura continúa rodeada de misterio y admiración, pues no escribió nada y los testimonios que nos llegan son contradictorios (Aristófanes y Jenofonte que lo ridiculizan como a un sofista más, por un lado; por otro, Platón y Aristóteles que lo ensalzan y reconocen su valía). Según Aristóteles:
• No escribe libros, renuncia a la oratoria, no cobra a sus discípulos. Y no presume de sabiduría. Le dijeron que la pitonisa había dicho que no existía un hombre más sabio que él, pero él lo interpretó diciendo que quien cree que no sabe nada es quien más cerca está de la sabiduría, no los que creen que todo lo saben. Era un hombre impulsado por su interior a buscar la verdad, y dedicó toda su actividad a examinarse a sí mismo y a los demás respecto al bien del alma, la justicia y la virtud en general. Pensaba que la vida sin este tipo de reflexiones no merecía ser vivida. Se comparaba a sí mismo con un tábano que aguijonea a los demás para que no se duerman y presten atención a la virtud.
• Fue condenado a muerte acusado de corromper a la juventud, de no dar culto a los dioses en los que todos los demás ciudadanos creían y de introducir dioses o demonios extraños. Pero el verdadero motivo quizás tuvo que ver con su escasa simpatía hacia la democracia y con el hecho de que había sido el maestro de violentos tiranos, como Alcibíades y Critias.
• El problema sobre su doctrina: conocemos lo que dijo sólo a través de las palabras que Platón pone en sus labios. Por eso es muy difícil distinguir lo que dijo Sócrates de lo que le atribuyó Platón. Podrían, no obstante, apuntarse las ideas siguientes:
[1] Decepcionado de los planteamiento de los primeros filósofos -sobre la naturaleza, el cosmos, etc.- decidió dedicarse a reflexionar sobre sí mismo y sobre la vida del hombre en la ciudad. Pensaba que de los seres y objetos de la naturaleza nada podía aprender; sólo de los hombres que viven en la ciudad. Se dio cuenta de que en su momento lo más importante eran los problemas éticos.
[2] Entiende la filosofía como un diálogo que hace posible la búsqueda colectiva de la verdad. Estaba convencido de que cada hombre posee dentro de sí una parte de la verdad, pero a menudo sólo puede descubrirla con ayuda de los otros. Rechazaba, por tanto, que alguien posea ya la verdad y que ésta pueda ser encontrada de forma individual.
[3] Su método consistía en hacer preguntas que hagan descubrir al otro su propia ignorancia. Agobiado por las preguntas de Sócrates, el que se creía listo acababa reconociendo que no sabía nada. A partir de este momento recurría a su estrategia mayeútica (lit.: "arte de la comadrona", su madre), intentando que el otro llegue a descubrir la verdad por y en sí mismo.
[4] Sócrates no enseñó ni dictó doctrina propia alguna, ni parecía tenerla: sólo ayudaba a los demás a pensar, y buscaba la verdad con ellos. Semejante modestia y búsqueda en común contrastaban con el individualismo y autosuficiencia de los que hacían gala los sofistas.
[5] Con su método, Sócrates pretendía ir construyendo definiciones, cuya formulación debía encerrar la esencia inmutable o cualidades permanentes de lo estudiado o investigado. Se oponía así al convencionalismo y relativismo de los sofistas, inaugurando la búsqueda de esencias en Filosofía.
[6] La estrategia de Sócrates para, mediante la mayeútica, llegar hasta la definición verdadera, era inductiva: del análisis y examen de casos particulares se llegaba a una generalización que nos diese la definición buscada. Sin embargo, su búsqueda en el ámbito de la moral no tuvo, aparentemente, mucho éxito.
[7] Centró toda su atención en los problemas éticos, en examinar cuál era la esencia de la virtud y cómo enseñarla. A su doctrina se le conoce como «intelectualismo ético», y defiende que el saber y la virtud coinciden: sólo el ignorante actúa malvadamente, pues si conociera el bien se comportaría moralmente. [Después Aristóteles criticaría fuertemente este planteamiento.]
[8] Defendía Sócrates una especie de utilitarismo moral: lo bueno es lo moralmente útil, y todo el mundo busca la felicidad y la utilidad. Por tanto, la virtud consiste en discernir qué es lo más útil en cada caso. Y este tipo de saber útil puede ser enseñado (nadie es bueno y virtuoso por naturaleza).
Tras la muerte de Sócrates (399), sus discípulos se dispersaron y originaron numerosas escuelas filosóficas. Pero fue en la Academia, fundada por Platón, donde se desarrollaron los aspectos científicos y psicológicos de las ideas y estilo socrático, sobre todo el ideal de precisión y rigor en el hallazgo de la definición y los conceptos.
Entre todas ellas destacó la escuela cínica, fundada por Antístenes (445-365), discípulo de Gorgias y de Sócrates. Enseñó en Atenas en un gimnasio llamado «sepulcro del perro» (Kynosargés), de donde les viene el nombre de cínicos (perros). Sólo admitía lo que podía ser percibido por los sentidos (individuos y objetos, pero no ideas) y defendió una ética de la autosuficiencia y la independencia. Propagó el ideal de la vida natural y el cosmopolitismo, quitando todo valor al Estado y a la familia. Según Antístenes, para el sabio no hay patria, ni familia ni leyes, ni diferencias de clase.
Muy cercana a los cínicos estaba
la escuela de Cirene, fundada por Aristipo
de Cirene (435-360), discípulo de Protágoras
y luego de Sócrates. Defendió una moral hedonista:
la sensación es la única fuente de conocimiento, y su valor
es subjetivo, relativo. Es la única guía con que cuenta el
ser humano. El fin de la moral es buscar las sensaciones agradables, inmediatas
y principalmente corporales, aunque la elección de los placeres
debe estar guiada por la razón (influjo de Sócrates). Rechazaban
todos los convencionalismos sociales.
© Miguel Moreno Muñoz, 1998 |
Última
actualización: 20/09/98
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